Abismos Eternos © [ Parte 1 Y Parte 2]

5.

Era él.

El maldito jardinero.

Sin saberlo el destino lo había llevado a mi casa a matarme. Él no lo sabía pero me asesinaría, tenerlo cerca me daba oportunidad de asesinarlo yo, pero podría matarme en cualquier segundo.

No me subestimaba, pero el tenía más fuerza, su cuerpo estaba tomado por el ejercicio mucho mas que el mio, yo era solo una chica delgada, sería un blanco fácil.

Y lo peor era que no sabía cuando estaba segado, no tenia idea de que los hilos del destino lo habían traído hasta mi cegado a asesinarme.

Aún cuando saliera del instituto, en la calle, en el jardin, en la piscina, en el patio trasero, el podría matarme.

Me vino a mortificar a la escuela.

"Los atentados son lo peor de la última vida"

Y si...¿estaba esperándome allá afuera?

¿Estaría vigilándome?

¿como operaria el destino para matar a los eternos?

Si el destino hacia varios atentados para hacerte sufrir, ¿Que tan peligroso era el primer atentado? ¿hasta que punto me causaría dolor?

Este lugar no tenía seguridad, podía simplemente entrar y hacerme daño.

No estaba lista, no tenia nada con que defenderme, estaba... desprotegida, como en todas esas vidas donde el dolor tuvo la abierta para entrar a mi corazón y hacer tanto daño.

Pensé que mis vidas pasadas me ayudaron a en esto, que toda la información me serviría de algo, pero no.

El miedo me hacia dejar de pensar, me dejaba en la zona donde solo existe un punto blanco en el vacío.

Cuando me enteré del asesino juré estar preparada en cualquier momento, cuantas veces dije si me ataca haré esto, o esto otro, pero la verdad era que ahora que necesitaba un plan, mi mente dejaba de existir.

Así como yo dejaría de existir en esta ultima vida.

Grace aún me miraba con cara extraña pidiéndole explicaciones, producía una preocupación real mientras yo pensaba y me hundía en mi pánico.

—Jhal, ¿estás bien?— exclamó frungiendo el seño ligeramente.

Ahí vamos con esa estupida pregunta.

Ignore su cara, sus gestos y su mirada descifradora y me dispuse a buscar algo con que protegerme.

Estábamos solas en las escaleras del primer piso, la puerta de salida estaba a unos metros del pasillo así que podría entrar fácilmente y arrancarme los ojos.

Las ideas llegaron a mi mente después de un largo viaje a las Bahamas.

Altura.

Segundo piso.

Gente.

Esa era la respuesta, estar rodeada de personas era la opción correcta, de alguna manera me daba protección.

—Hablamos después, Grace— dije aún mirando el vacío —te veo a la salida.

Corrí por las escaleras como si al escuchar mis pasos escuchara los de Dániels acercándose a matarme.

Entre al primer salón que encontré, me di cuenta que no sabía correr con miedo cuando llegué a la puerta.

—Disculpe la demora, mi madre me hizo una llamada pero ya estoy aquí— finguí.

Entre sin esperar la respuesta de la miss Cárdel, quien me miraba preocupada.

—señorita Philip, no le corresponde esta clase...