Las bases del matrimonio

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Los padres de Vaiana se lo tomaron mejor de lo que Maui había pensado.

Al parecer, incluso se lo esperaban.

Maui en un principio pensó que lo llamarían pedófilo, asalta cunas y todos los sinónimos a estos términos habidos y por haber, además de una enorme retaila de insultos, sin embargo, no fue para nada así.

Resultó ser todo lo contrario: le dieron su bendición y reunieron ilusionados a la pareja para prefijar una fecha de boda.

- ¿En dos semanas os parece bien? - inquirió Sina, visiblemente entusiasmada- o quizás antes...

Estaban los cuatro reunidos en la choza de los padres de Vaiana, sentados alrededor de una descabellada cantidad de frutas para merendar.

- ¡No! ¡Dos semanas está muy bien! - exclamaron Maui y Vaiana al unísono.

Ninguno de los dos prometidos quería adelantar ese momento tanto, y dos semanas aún así les parecía un período demasiado corto de tiempo para poder asimilar lo que se les avecinaba.

- Genial, pues en dos semanas festejaremos el mejor evento en siglos, después de la entrega del corazón a Tefiti, por supuesto - sentenció Tui con orgullo.
- Deberíais iros a alguna parte diferente de la aldea, más apartados de los quehaceres, para conoceros mejor-sugirió Sina, con emoción.

Vaiana tenía ganas de vomitar, ante tanta cursilería y amor que obviamente era una falsa.

Maui y ella eran amigos, no enamorados.
La joven no podía dejar de forzar sonrisas y permanecer callada todo el rato.

Maui había enrojecido a pesar de su tez bronceada. La joven se impresionó,¡No sabía que los semidioses pudieran ruborizarse!

- Esta tarde mismo mandaré diseñar tu vestido, será lo más hermoso que hayas visto nunca antes. Mañana podrías venir a ver si te gusta la tela conmigo- comentó Sina.

Vaiana ya no aguantaba más, así que cogió a Maui del brazo, se levantó, lo empujó hacia la salida y justo antes de desaparecer junto a él, dijo a sus progenitores:

- Pues sí, hemos decidido que nos iremos lejos " a conocernos más". En dos semanas volvemos para la boda -anunció, cortante.

Vaiana no lo vio porque ya había desaparecido junto a Maui pero sus padres se sonrieron de forma cómplice, malinterpretado la intención del semidiós y su propia hija heredera.

Maui no podía lucir más escarlata, las airadas palabras de sus futuros suegros lo habían hecho sentirse demasiado azorado.

Vaiana en cambio estaba un poco agobiada, sus padres eran muy buenos pero también unos pesados.

Si tenía que probarse vestidos con su madre, elegir un lugar para celebrar el dichoso evento, decorarlo y recolectar comida para el banquete, al final se acabaría tirando desde lo alto de la montaña donde los líderes de la aldea habían colocado sus piedras.

Dejaría que Tui y Sina se hicieran cargo de todas esas memeces mientras ella y Maui se iban a robar algo valioso a ese cangrejo gigante o surcaban los mares en busca de alguna otra aventura.

- ¿A dónde pretendes ir? - preguntó Maui a Vaiana mientras la ayudaba a arrastrar uno de los barcos hasta el mar.
- Me da igual, pero muy lejos de aquí.

Maui la entendió, igual que él se había sentido incómodo ella se había sentido presionada por sus padres, por eso pretendía alejarse de ellos al menos esas semanas que le quedaban antes de convertirse en su mujer para el resto del mundo. Antes de ser conocida por todos como la esposa del semidiós Maui.

El Semidiós Y La Princesa (Maui y Vaiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora