Boda y sentimientos

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Maui y Vaiana por fin divisaron la isla de Motunui a lo lejos llevando sus miedos e inseguridades bien disimulados en su interior.

Maui había estado casado algunas veces antes, pero eso no se lo iba a decir a su prometida para no dañarla, al menos no ahora. Todas esas veces que confió en el matrimonio salieron mal. Esta era la primera vez que se iba a casar con alguien con quién sabía que iría mejor, o lo sospechaba.

Vaiana era un ser humano fuera de lo normal, era maravillosa, espectacular, y estar con ella conseguía que valorase mucho más su lado humano, que lo atesorara como algo grande y valioso cuando antes solo lo veía como una soberana debilidad.

La travesía de vuelta a Motunui había sido rara. El silencio entre ellos solo era roto por la orden de alguno para navegar y las olas del océano rompiendo contra la barca.

Maui no sabía que decir, teniendo los recuerdos de aquella noche muy vívidos en su mente, pensando que si él la hubiera besado entonces, que si se hubieran dejado llevar por sus voraces impulsos, ella ahora lo odiaría, lo expulsaría de su vida como él hizo con ella hace algunos años y por supuesto no aceptaría ese matrimonio considerado indigno por ella y se casaría con cualquier otro hombre con tal de alejarse de él para siempre.

Gracias a que no lo había hecho, ahora se acercaban de forma inexorable al altar. Algo que tampoco era de mucho agrado para Vaiana, pero no le quedaba otra alternativa, era o eso o ser exiliada de su aldea y ser considerada indigna por sus padres.

Vaiana y Maui anclaron el barco cerca de la orilla, asombrosamente no había una muchedumbre de aldeanos aguardandolos extasiados y celebrando sus futuras nupcias, por el contrario se encontraban solos en la playa de Motunui. Vaiana suspiró agradecida de que la paz y la tranquilidad les diera la bienvenida.

Maui tragó saliva pensando que aquella era la paz que precedía a la tormenta.

– ¿ me acompañas a mi choza, y mientras yo me arreglo vas a buscar a mis padres para informarles sobre nuestra llegada?

Maui asintió ante la propuesta de la princesa, era un buen plan para empezar. Mientras se dirigían allí se miraban de soslayo, tímidos e intentando leer las inseguridades del otro, algo que les fue imposible a ambos.

Vaiana se llevó las manos a la cabeza pasmada cuando llegó a la que antes fue su casa, la habían sustituido por algo mucho más grande y llamativo. Vaiana juraría que aquella choza era más grande que la de sus propios padres.

Maui reaccionó igual, aquel lugar tenía dos plantas, y era como cinco veces la antigua casa de soltera de vaiana.

Tui y Sina salieron de dentro de la casa con una radiante sonrisa.

– Bienvenidos a vuestro nuevo hogar. Un semidiós y una princesa no se merecen menos. - dijo su padre abrazándolos, Vaiana y Maui no podían abrir siquiera la boca de la estupefacción que sentían en ese momento.

Cuando se despegaron fue el turno de Sila para abrazarlos y dar a su hija un sonoro beso en la mejilla.

– Tu vestido está sobre el futón, no dejes a maui que lo vea hasta la boda. - le dijo su madre al oído. Vaiana se ruborizó de una tonalidad carmesí, y asintió. 

Aquello era real.

Se pellizco para ver si era un sueño, pero no pasó nada.

– bueno Maui,  ven conmigo - pidió Tui, –tengo tu traje en mi casa, espero haber acertado con la talla. La boda será a las siete esta noche - informó el jefe de la aldea, mirando sobre todo a su hija de forma amenazante.

Vaiana a pesar de estar enamorada del semidiós era capaz de huir del compromiso, de eso Tui no tenía la menor duda.

Maui y Tui se dirigieron hacia la otra casa y Vaiana entró en su nueva casa, dubitativa. Su madre fue a por algo, le dijo que en un rato volvería para ayudarla a vestirse.

El Semidiós Y La Princesa (Maui y Vaiana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora