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Se despertó por los rayos del sol que se colaban desde las rendijas de la vieja habitación, ambos estaban en medio del futón, sin nada mas que la pesada cobija que los cubria, abrazados se daban calor.

Sonrió al ver a la mujer que tenía en brazos, por primera vez desde que estaban casados sintió paz, la muchacha anoche le había dicho que si acaso podría ser feliz con ella y claro que lo era. La sintió suspirar, luego moverse, encararlo y por último sonrojarse.

- b... buenos dias.- dijo ella avergonzada, Inuyasha le sonrió siempre tenía la misma reacción, el la atrajo mas hacia su cuerpo, aun era temprano.

- debemos levantarnos... – cerró sus ojos, no quería pero el pequeño entrenamiento de hoy tendría que llevarse a cabo, ella seguiría entrenando para poder proteger la perla, su marido solo recibiría entrenamiento para poder sentir su aura. – vamos.

- pero es muy temprano .- dijo resongando- no quiero – los tapó completo a ambos y luego la besó –

- Kaede vendrá pronto, no creo que quieras que te vea asi.

- Me da igual, soy de lo mas atractivo – de forma divertida-

- mejor ya levántate – pegándole en el hombro-

Le dio la espalda para poder ponerse la parte de arriba del traje de sacerdotiza, con un suspiro el la imito.

Luego de haberse bañado cada uno en un ala distinta del templo higurashi, se encontraban en la pagoda que en la cual estaba la perla de shikon. Entrenaron todo el dia Inuyasha observo que su esposa era poderosa, al momento de estar junto a la perla esta comenzaba a liberarse de energias malignas, al salir de la pagoda vio como de repente ella saludaba al aire y se reia, despues seguia hablando.

El espiritu de una anciana se le acercó, sabia que con ella podia comunicarse.

- no se preocupe, yo le dare el mensaje. Su nieto estará bien – dijo amablemente-

- felicidades por tu matrimonio jovencita, ya las mujeres no se casan a esta edad – lo que provocó la risa de la muchacha- te lo agradeceria mucho.

- tranquila valla en paz señora... – se encontro con la mirada extrañada de inuyasha y se sonrojo, cuando el se le acercó- etto... yo bueno es que...

- tranquila, ya he visto demaciado como para creerte loca kagome – pasando un brazo por sus hombros.

- ¿de verdad? ¿No te da miedo? – preguntó entusiasmada como si fuera una niña pequeña.

- nop, de ti jamas – la beso en los labios- esta haciendo frio... podriamos ir a ver a tu familia.

- yo... – dudando-¿ y si esta kikyo?... papá... – mirando hacia abajo- papá no puedo estar cerca de el inuyasha. Preferiria que fueramos a tu departamento... mañana tengo que ir a clases.

- como que a tu departamento... NUESTRO... departamento... – le discutió-

- es tuyo y tu lo compraste junto con kik... – desviando la mirada dolorosa- bueno ... yo no... ay no se que decir.

- baka... – tomando su rostro entre sus manos- es tuyo desde que te casaste conmigo. Ahora eres una Sohuma y todo lo mio te pertenece. Entonces a ¿donde nos vamos a ir?

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