22

422 23 13
                                    

Era iluminada por la luna, la rodeaban los brazos de su primer y único amor, sí habían hecho el amor... cuanto extrañaba  su cuerpo, su calor, el era el único que podía hacerla sentir de esta forma, en la cual podía ser ella realmente, sentirse una mujer completa, era el único que podía amarla tan plenamente, ¿ por que el destino se encargaba de castigarlos?, aunque ella había permitido que la amara aun sentía rencor por lo pasado, su hija, a la cual nunca vio, pensaba en ella y el malestar volvía a su corazon.

Sabía que el estaba despierto porque, sus dedos recorrían su espalda suavemente, su mejilla estaba apoyada en su pecho, sintiendo los latidos de su corazon, su respirar tranquilo, mientras la sabana apenas los cubría.

- Inuyasha...

El aludido abrió sus ojos lentamente, amaba esta situacion no quería que terminara nunca, sentir a kagome sobre su cuerpo, su calor, su aroma, su suave piel, sus piernas enredadas con las suyas...

- ¿ que sucede?- mientras tomaba una mano entre las suyas. Y jugaba con sus dedos.

- ¿pudiste verla?- el hizo una pausa en su respirar, y la abrazó con mas fuerza-

- sí... – no quería seguir hablando porque su voz se quebraría en ese mismo instante, se sentía culpable, tanto que los dias que kagome estuvo en el hospital no podía dormir y el suplicio de haber enterrado a su hija, recordaba que la enterraron al medio día y se quedo hasta la noche junto a ella, no quería dejarla sola en el panteón, era duro, pero kagome necesitaba hablar de ello y así poder continuar su vida juntos.

-¿ como era? – entusiasmada, Inuyasha la estreechó aun mas en sus brazos.

- bueno... muy pequeñita... por el poco cabello que tenía... iba a sacar el tuyo... era azabache casi azulado – tomando un rizo del cabello de su mujer- su piel blanca como la tuya... y... mis ojos dorados.- no pudo evitar soltar una lagrima de culpa- per...

- eso quería saber... " entonces mi sueño no lo fue"- lo abrazó de igual manera- solo quería saber como era...

No dijeron nada mas, era hora de descanzar.

Allí estaba de nuevo en la escuela despues de varias semanas de reposo, tenía que ponerse al día con sus materias, despues de donar la ropa de aya a un orfanato, ir a verla todos los domingos, empezar su nueva vida, tenia que graduarse, y si le decían algo ya sabía defenderse... por algo se enfrentó a su padre la ultima vez.

Al abrir la puerta del salón Ayumi corrió a su encuentro, con lagrimas en los ojos la abrazó muy fuerte.

- kagome perdoname por no haber ido a visitarte.. me entere de que ya no estabas en tu casa y... y...- kagome la abrazó –

- tranquila amiga mia... ya estoy bien... excepto por la cantidad de examenes que tengo que dar...

- yo te presto mis apuntes...- pasandole muchos cuadernos- lo bueno es que estas con vida... y con todos nosotros.

- si...- pero no podía evitar recordar el momento de parto sus gritos, aunque se deshiciera de todo lo que tenia el bebe aun la pena persistia, jamas se volvería a recuperar de esta.

- KAGOMEEE!- sintió el abrazo apretado de sango, ahora sentía que estaba de regreso y esta vez con mas fuerza que nunca.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 29, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La Profecía Donde viven las historias. Descúbrelo ahora