Capítulo Cuatro

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 Todos me miran mientras camino por los pasillos del instituto, ya estoy acostumbrado a que lo hagan, es normal sabiendo que siempre llevo conmigo la chamarra del equipo de fútbol; es como un tesoro, la prenda te da poder, te da influencia y claro hace que todos te tengan respeto. 

Marvin no ha venido hoy a estudiar puesto que se ha sentido mal, aunque yo estoy por completo seguro que todo es una farsa y que está fingiendo todo para faltar; no lo culpo, yo también haría lo mismo si mis padres no fuesen tan exigentes. Sin mi amigo aquí, no tengo a nadie más con quien estar, ya que los demás del equipo de fútbol solo se la pasan con sus novias, besándose y teniendo relaciones sexuales a escondidas en los baños.

— ¿Has comenzado a leer el libro?— Me pregunta Bryan acercándose a mí.

Cada vez que se acerca siento que mis nervios se alteran ya que solo habla de trabajos.

— Apenas le di un vistazo a la portada— Respondo.

— Recuerda que solo tienes estas dos semanas para leerlo.

Me desesperan sus actitudes, es un completo nerd.

— No te preocupes lo haré. No quiero tener que venir a clases de verano con la Bruja, quiero librarme de esa estúpida lo antes posible.

— La señorita Azucena no es una bruja, de hecho me cae muy bien. Ella fue la encargada de dirigir el curso de adaptación para los nuevos ingresados por lo que pude hacerme muy amigo de ella.

— Eres tan raro, nadie puede ser amigo de esa perra.

— ¿Por qué tienes que utilizar un apodo tan feo para hablar sobre una mujer?— Pregunta — Las mujeres no son ni perras ni zorras, ellas son seres humanos y tienen que ser tratadas con respeto. Yo nunca he visto que a un hombre lo insulten por salir con muchas mujeres, al contrario lo alaban por ello.

— Cállate y deja de hablar estupideces — Lo reprendo.

La conversación termina ahí y cada uno se dirige hacia un lado diferente. Observo que mientras él camina unos compañeros del equipo de baloncesto lo agarran y lo meten dentro de un bote de basura. Verlo ahí sin poder salir de aquel insignificante espacio lleno de asquerosa porquería me provoca una gran carcajada.

El timbre se hace escuchar por toda la secundaria. Es hora de ir a clase.

Llego hasta el salón del profesor Manuel, es otro imbécil al cual detesto; por su culpa mis padres me regañaron el semestre pasado porque me reprobó la materia de biología, cada vez que lo veo me dan ganas de romper su cara con mi puño.

Veo que en mi asiento hay un chico sentado.

— Quítate — Le ordeno.

Lo hace enseguida.

Todos aquí me tienen miedo, saben que no se pueden enfrentar a mí debido a que tengo mucha influencia en esta escuela además, además que mis fornidos brazos pueden romperle los huesos a cualquier persona que me lleve la contraria. Tomo asiento.

La clase de biología es muy aburrida y una de mis menos preferidas, claro que no tanto como literatura ya que aquí no estoy con el maricón de Carlos ni con la lesbiana de Nora.

El maestro entra en el salón seguido de Bryan. Suelto una carcajada solo al imaginar cómo había quedado después de salir de aquel basurero, pero todo es su culpa, todos saben que ser un becado en una escuela donde solo asisten personas con padres muy influyentes no es lo mejor que te pude pasar, y si para rematar te metes a un club de lectura que solo es frecuentados por los tontos homosexuales te va a ir peor.

Amarte En Mil ColoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora