Amarte En Mil Colores

Capítulo Ocho

 Es viernes por la tarde, estoy encerrado en mi habitación y no podría estar más aburrido. Me suspendieron de la escuela durante quince días, no tengo mucho que hacer, a excepción de martirizarme con las malditas tareas. Todo va de mal en peor en mi vida, la psicóloga quiere hablar conmigo cada dos días, dice que necesito mejorar mis problemas de carácter y entender por qué golpeé a mi maestro de biología; si hay algo más tedioso que estar aburrido en mi habitación es tener que ir a ver a esa tonta. Esa mujer no entiende que si hice lo que hice es porque, aparte que la cara de Manuel me estresa, considero que es un estúpido y no me gustó que no me hiciese caso.

Me levanto de mi cama y veo el reguero de cuadernos que hay en la mesa, estuve haciendo tareas toda la mañana y no tuve ganas de recogerlos. No tengo nada que hacer, estoy castigado y sin internet. Me siento como en un infierno, ya estoy harto de esto y además, extraño entrenar fútbol, hoy es el tercer día que no lo hago. Lo más seguro es que así como van las cosas el entrenador no me permita participar en el próximo torneo. Odio mi vida.

Estoy desesperado, imagino que ya les quedó claro, pero igual lo vuelvo a repetir, total no tengo nada más que hacer. Volteo a ver la gran torre de libros que mi madre me dejó para que realizase mis tareas, me estreso sólo de verla. Un libro más pequeño y delgado que el resto se cuela entre la pila de ladrillos llenos de páginas. Lo saco. Es un libro de historias, no es nada referente al estudio, más bien, como diría mi la Bruja, es una pieza literaria. Lo abro.

Ayer por la noche terminé de leer Romeo y Julieta, no resultó ser tan malo como pensé después de todo. Me tiro a la cama y empiezo a ojear la obra que tengo entre mis manos «no se ve tan mal» pienso. Con el aburrimiento que siento, leer ya no se ve como una actividad tan desesperante, es decir, no es más aburrida que estar encerrado en tu habitación sin ninguna compañía ni ningún tipo de aparato electrónico. Empiezo a pasar mis ojos por las palabras de primera página, denoto que la letra es mediana y que los espacios entre cada párrafo son enormes. La historia habla sobre Juan, un chico solitario y triste que quiere hacer amigos en su instituto.

El colegio que se refleja en el libro no es muy diferente al mío, ahí también existen los populares, los que se creen populares, los marginados y los raritos. Es un poco extraño ver la vida a través de una persona que posee pocos amigos, yo jamás pensaría en algo así. En el libro, Juan entra a un salón de clases y varios compañeros lo empiezan a maltratar dándole golpes por todos lados, él no se defiende, no sabe cómo actuar ante tal situación. No sabía qué era lo que sentían las personas cuando son golpeadas, siempre me había preguntado la razón por la cual no se defendían, creo que en verdad no saben cómo hacerlo o no pueden hacerlo. Un capítulo después, Juan pasa por caminando por el pasillo y todos se empiezan a burlar de él, lo hacen por su forma de vestir. Las descripciones que el chico hace sobre cómo es que se siente cuando es molestado por sus compañeros me hacen reflexionar un poco, muchas veces me he burlado de la gente por el simple hecho de querer demostrar mi superioridad, jamás pensé que se sentían así de mal.

Una hora después he terminado los primeros diez capítulos del libro. Me sorprendo de mi poca capacidad para leer de forma rápida, siento que he pasado mucho tiempo con mis ojos en las páginas y tan solo he avanzado un poco. Debo de practicar leer más, no es cómo si me interese, pero que vergüenza no poder hacerlo. Pienso sobre los textos del libro, Juan es un personaje muy diferente a mí, es mi antónimo, su persona tiene todo lo que yo detesto, pero he logrado enfatizar con él. Jamás creí que un texto me hiciese recapacitar sobre mi vida, creo que he sido un maldito bullí durante mucho tiempo, la gente debe de odiarme. Mis padres, la psicóloga y todos a mi alrededor me han dicho varias veces que deje de ser tan violento, pero yo nunca les había hecho caso, aunque con este libro estoy comenzando a repensar un poco mi comportamiento. Dejo mi lectura a un lado y luego reposo mi espalda sobre la cama. Me duermo al instante.