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-Copiando, punto de reunión activo... voy a acabar con los esqueletos.- dijo una voz femenina por el intercomunicador que el brazalete le brindaba, así con espada en mano y escudo fue a atacar y derrotar los esqueletos que se encontraban ahí.

Como en el plan, al día siguiente se levantaron muy temprano para seguir su camino, solo que un poco antes de la tarde ya se encontraban en el templo. Idearon un plan, Gheo se quedaría afuera mientras que Rubius cubría a Luzu y este último desplantaba el ramo de las flores esas con mucho cuidado, luego de la advertencia que Merlon les dio, este usaba mascarilla y guantes para hacer bien su trabajo (usenmascarilla, covidnoseaido).

-¡LA TENGO! ¡La tengo, la tengo, la tengo! Vayámonos de aquí de una puta vez.-dijo Luzu en el intercomunicador, Gheo ya había hecho su parte, solo tenía que esperar a que estos salieran, y luego de la señal de Luzu supuso que ya venían cerca.

Escuchó unos pasos, se estaban acercando.

Solo salió Luzu.

-¿Y RUBÉN?-cuestionó preocupada Gheo.

-NO SÉ, IBA DETRÁS DE MÍ.-dijo Luzu mientras miraba a los lados.

-AGHH, QUÉDATE AQUÍ.-dijo Gheo mientras salía corriendo para la entrada del templo.-VE DE UNA A LA PLAYA, HAZ LOS BARCOS Y NOS VAMOS CAGANDO HOSTIAS.-

Luzu asintió, y se fue directo a la playa en la que acordaron irse, al llegar lo que hizo fue sacar una mesa de crafteo, y con la madera que estuvo recolectando de los arboles de la jungla pudo craftear dos barcos, uno para él y la flor y el otro para Gheo y Rubius, los tenía listos, Luzu fue al suyo y colocó el ramo de la flor en la parte trasera del barco, luego de hacer eso se alejó un poco de esta para poder quitarse la mascarilla y uno de los guantes que traía, viendo los arboles y las trepaderas que consumían la jungla.

-Rubius cabrón, qué hiciste ahora...-dijo Luzu mientras pasaba la mano libre por su cabello, jalándolo para atrás.

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-¿¡COMO SE TE OCURRE REVISAR UN COFRE EN MEDIO DE UN ATAQUE Y UN DERRUMBE!?.-le dijo Gheo a Rubius, este iba detrás de la fémina mientras le sujetaba una mano. Como todo niño regañado.

-¿¡SABES LAS COSAS QUE TE PUEDES ENCONTRAR EN UNO!? ¡NO HABÍA QUE DESPERDICIAR!-dijo en defensa Rubius mientras corría.

Ambos adultos corrían mientras que por detrás disparaban flechas los dispensadores ocultos que habían, sin mencionar a lo dos o tres esqueletos que estaban también disparándoles a lo lejos. Ya casi llegaban a la salida, de no ser por el ataque de un creeper que explotó justo detrás de ellos, ahora impulsándolos directos afuera del templo, seguido de un sonido a derrumbe, producto de la misma explosión.

Gheo se encontraba bien ya que Rubius fue quien se llevó mayormente la explosión. Al ya recuperar la conciencia Gheo fue rápido hacia la posición de Rubius, sacudiendolo para que despertara.

-Hey, Rubius, venga vámonos... Despierta.- dijo Gheo mientras sacudía un brazo, más este no respondía. -Rubius... Rubius... ¡RUBIUS JODER NO ES LA HOR-...- su mirada se fijó en un punto cerca del de ellos, aquel factor que hizo que la fémina se desconcentrara en ayudar a su amigo herido.

El punto era un esqueleto del cual varias trepadoras con flores amarillas ejercían de ellas, una escena bastante... Peculiar, en una de sus manos había una nota de papel doblada en cuatro. La fémina estaba bastante concentrada en el punto que no notó el abrir de ojos de su compañero Rubius, este se empezó a sobar la cabeza mientras reaccionaba.

-Menuda explotación he recibido... Tío.- dijo algo adolorido, este se fue sentando mientras giraba su cuerpo en dirección de la fémina, esta no reaccionaba. -Eh, Gheo, vámonos antes de que la cosa se ponga fea.- dijo el de la máscara mientras chasqueaba dos veces sus dedos, haciendo que esta pues reaccionara parpadeando repetidas veces.

-Sí, lo siento... Va-vamonos de aquí.- dijo algo apresurada Gheo, y ayudando a su amigo oso ambos se pararon y fueron hacia el punto de queda en el que se reunirían con Luzu al final de todo.

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Solo un poco más y llegaban por fin al muelle de Karmaland, pasaron alrededor de dos horas desde que salieron de la jungla y se encaminaron en mar hacia su hogar, hogar dulce hogar. Como se mencionó Luzu se fue en un barco aparte con la planta y Gheo con Rubius se fueron juntos en otra. El barco de Gheo estaba adelante, por lo que Luzu quedaba atrás. Los tres adultos remaban y remaban ya que faltaba bastante poco, de hecho, ya tenían a la vista el muelle de su querida Karmaland.

Los tres se encontraban callados, cada uno en sus mentes, Rubius pensaba en su querida mujer de nieve llamada Nieves, Luzu tenía en mente muchos proyectos para su casa y Gheo ella no podía quitarse la imagen del esqueleto enrosado, era bastante peculiar aquellas flores ¿Recuerdan la nota? Se la terminó llevando para leerla ya más tranquila.

Y bueno, lo demás pasó, llegaron al muelle, desembarcaron, fueron con Merlon, Rubius se fue a su casa y Luzu con Gheo fueron al laboratorio del pueblo para poner a las flores en cuarentena y en suma seguridad mientras estas mismas se reproduzcan entre ellas y ya más a futuro poder experimentar con ellas. Luzu se fue por su parte, y solo quedaba Gheo. Gheo se encaminó a su casa, entrando y dejando su mochila tirada en el primer piso, sin siquiera guardas las cosas que traía en ella. Estaba cansada, era más que evidente, subió a su piso, y entró al baño para empezar a llenar la tina con agua caliente, mientras esta se llenaba Gheo fue a su armario para jalar ropa extra luego de su baño. A este punto serían las seis de la tarde. Gheo recordó su mochila, y bueno, bajó para subirla y meterla al baño también, y ya con ropa lista y toalla en mano se metió al baño.

Ahí estaba una joven metida en la tina con agua, con el pelo suelto y largo, una mirada un poco perdida y nostálgica... estaba abrazando sus piernas mientras la mayor parte de su cuerpo era cubierta con agua y una que otra nube de espuma.

Gheo recordó la nota que le quitó al muerto, así fue como extendió sus dos brazos y buscó entre su mochila, para sacar el papel con aquella nota. Regresó a su posición normal con la única diferencia que sus dos brazos estaban fuera del agua sosteniendo aquel trozo de papel.

Lo abrió.

"Hermosa criatura divina, hermosa Madre Naturaleza y nosotros alabando, pues como sus muñecos de madera nos despintamos, y la hora de que se nos pierda una parte nos desecha como a sus hojas y pétalos secos. Adeline, mi amor, no pude tener tu corazón y morí a sabiendas de que encontraste la felicidad, aquella sonrisa con la que soñé cada noche no es mía pero... Morir sabiendo que te llegó esta carta no seré más feliz. Ojalá y te cases, tengas tu vida llena de felicidad. Solo hay que tener cuidado a quien escoger, pues un matorral espinoso crecerá en tu pecho, y tu sabiendo que no te corresponderá seguirás luchando por aquel amor.

Aunque mueras por aquel matorral espinoso, morirás con el color de tu amado."

El corazón de la joven se aceleró, y cerró la carta, respiraba algo pesado pues estaba procesando lo ocurrido, bajó nuevamente la carta y la metió en la mochila, era mejor terminar el baño de una vez. Enjuagarse el cabello y el cuerpo, y terminar el baño. Gheo ya estaba cambiada, una ropa común para dormir llevaba puesta, blusa delgada de tirantes blanca y un pans negro, estaba frente su lavamanos pues ahí tenía su espejo, estaba secándose el pelo, tenía un par de tijeras en el lavamanos, iba a cortarse el pelo, creía que era un buen cierre de ciclo como le solían decir. Estaba a punto de cortarse un mechón de pelo cuando una figura apareció detrás suya, miró hacia el espejo y solo pudo soltar las tijeras, pues una mano cubrió su boca y un brazo la encerró, atrayéndola a aquel cuerpo de espaldas.

Su piel palideció al ver de quién se trataba.

-Hola... mi niña.-

Dijo cierto pelirrojo antes de sacar un cuchillo y empezar a pasar el filo por encima el abdomen de la menor.

⭐ 𝙎𝙤𝙡𝙤 𝘾𝙞𝙣𝙘𝙤 𝘿𝙚𝙨𝙚𝙤𝙨 ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora