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Y bueno, la explosión nos agarró a ambos de desprevenidos, pero gracias a los Dioses no nos salió nada mal.– dijo cierto joven con orejas de oso a su compañero azabache de ojos amatistas.

Rubius al rato de haber llegado a su casa Vegetta le mandó un mensaje de que si podía llegar, a lo que este chico oso aceptó y quedaron en pasar el rato ambos en la casa de este orejas peludas. Así se la pasaron varias horas, charlando, tomando un poco sin excederse, haciendo bromas, etc...

–Vaya... Menuda aventura habéis tenido tu y Gheo.– dijo Vegetta mientras tomaba un sorbo de su copa, esta misma tenía lo que se hace llamar Vinito barato de Luzu.

–Seh, de seguro ella está dormida como tronco ahora. – dijo riendo Rubius mientras ponía la copa sobre la mesa que tenía en frente, mientras ahora se ponía a revisar su Discord, el de ojos amatistas no tenía mensajes nuevos, por lo tanto solo se le quedó viendo al líquido espeso rojizo que había dentro de tu copa. Mirando aquel líquido recordó su sudadera, sudadera que dicha heroína de Karmaland tenía en su posesión ahora, una sonrisa con unos mofletes algo rojizos aparecieron en la cara del azabache.

–Sabes Doblas...– dijo Vegetta, llamando la atención del nombrado joven oso. –Creo que me he enamorado. –

Rubius dejó el aparato a un lado ahora para prestarle atención a Vegetta, este tenía una gran expectativa de que dijera el nombre cierta fémina.

-¿En serio? ¿Y quién es la afortunada, triple siete?- dijo con cierto interés Rubius.

-Bueno, es complicado... Todavía no hemos pasado a algo más pero...- Vegetta soltó un suspiro bastante profundo al tener en mente a su pequeña amada.-Cada que comparto con ella son múltiples sentimientos los que tengo, sus ojos, su carita de niña, tan inocente... Jamás llegué a sentir algo así por una mujer que prácticamente ni conozco... Una mujer que por más difícil la situación la afronta como mejor sabe hacerlo. Creo que estoy cayendo en la red de Gheo, Doblas.- dijo Vegetta mientras soltaba otro suspiro.

Rubius empezó a fangirlear internamente, pues las sospechas se confirmaban y su lovometro de amor iba subiendo. Estaba a punto de decir algo al respecto cuando entró un mensaje de Fargan a ambos dispositivos, es decir, el del oso y el del azabache, el mensaje era algo así:

"¿Sabéis algo de Gheo? La he estado llamando y no responde, si se comunican con ella, porfavor, díganle que si quiere nos reunimos en la cantina del pueblo. Luzu invitará y solo estaremos los cinco, si ustedes quieren ir."

-¿No contesta los mensajes?- se cuestionó Vegetta mientras ahora abría el chat con Gheo. Ponía la opción para llamar y esperaba.

La llamada no fue atendida haciendo que a ambos hombres se empezaran a preocuparse un poco.

-Seguro estará dormida, el viaje que hicimos está para quedarse hecho tronco un par de días, más con la explosión que deja señas y morados, ha de estar adolorida.- trató de excusar Rubius ante la ausencia de la fémina. Tenía razón, el viaje que hicieron fue muy cansado y desde que Gheo llegó a Karmaland solo quería descansar, sin embargo, un pequeño sentimiento en el pecho del azabache hizo que las cosas cambiaran.

-¿Sabes? Creo que es mejor que vaya a revisar. Tú deberías estar descansando, hiciste mucho, Doblas.- dijo Vegetta con una sonrisa mientras se levantaba. Abrazó al chico oso y se fue directo a la puerta, abriendola y saliendo por esta. Trazó la ruta hasta la casa de Gheo y encaminó para allá.

Jamás espero lo que se encontraría en la casa de la pobre chica.

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Vegetta llegó a la casa de la chica, estaba subiendo los escalones para entrar a dicha casa redonda. Cuando estaba en los últimos tres escalones miró algo raro en las ventanas de la entrada. Ninguno de los faroles que la chica había puesto en la entrada estaban encendidos, retrocedió unos pasos y miró hacia arriba para ver si tenía señales de luz pero nada... ¿Gheo salió? ¿Dónde está?

Vegetta nuevamente se acercó a la entrada, y quiso tocar un par de veces, tal vez estaba en la sala de cofres por debajo de su casa, el que le había hecho él. Quiso tocar, sin embargo, cuando sus nudillos tocaron la puerta con un poco de fuerza, la puerta se abrió, la puerta estaba abierta desde hace rato. Vegetta se alarmó un poco al ver esto, por lo que con sumo cuidado se fue adentrando a la casa de la fémina, y subiendo por las escaleras encontró su salón hecho un desastre, cosas tiradas, vasos y platos rotos, masetas volcadas. Vegetta empezó a preocuparse cada vez más y más por ver la casa hecha un polvo.

-¿Gheo? Gheo, ¿Estás aquí?- dijo suavemente mientras recorría el lugar con su vista, empezaba a tener pánico de que a la menor le pasase algo.

-¿Vegetta? N-NO ¡VETE-...mmmm!- la voz de la menor estaba en la parte de arriba, en su habitación, con tan solo escucharla se sentía lo aterrorizada y lastimada que estaba. En la última frase se sabía que alguien había tapado su boca con algo.

Vegetta no hizo caso, y rápidamente subió las escaleras, buscando a la menor. Vio la luz en el baño de esta, así que se acercó. Caminando asomó su cabeza, viendo la puerta abierta, se asomó más, para encontrarse a una Gheo metida en la tina un poco ensangrentada, con un pañuelo enrollado en su boca, sus muñecas atadas y sus tobillos igual. Tenía una cara aterrada, lo que destacaba de aquella escena era su pelo, su pelo ahora corto por debajo de sus orejas, y estas mismas estaban un poco ensangrentadas. Vegetta se encaminó rápidamente para quitarle la "mordaza" que tenía.

-Vegetta no, no, tienes que irte, él puede volver a aparecer...- su voz quebrada y sus ojos llorosos decían más que la oración. Vegetta terminó de quitarle el amarre en los tobillos, y tomándola de los brazos la ayudó a levantarse. -Vegetta- dijo, estaba más que seguro que no podía dejarla ahí un segundo más.

-No digas nada, Gheo, ven.- Vegetta atrajo a la fémina y la abrazó por encima de sus hombros, casi instantáneamente la joven empezó a sollozar, y se aferró más al hombre. Él estaba más que dolido, pues alguien lastimó a su querida, terminó por separarse y la tomó de los hombros, se colocó a su altura.

-¿Quién te hizo esto?- preguntó Vegetta serio, todo estaba callado.- Gheo ¿Quién te hizo esto?- nuevamente pregunto, un poco más duro y serio. Aparte de sentirse culpable, el enojo empezó a aparecer.

La fémina soltó un suspiro, alzo la vista para encontrarse con la del mayor.

-Lolito.-

⭐ 𝙎𝙤𝙡𝙤 𝘾𝙞𝙣𝙘𝙤 𝘿𝙚𝙨𝙚𝙤𝙨 ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora