🎀 Cuarta entrega - aceptación

6.4K 543 132
                                    

No dejaba de dar chillidos, la barriga era tremenda y la sangre goteaba manchando el suelo.

Era molesto, fastidioso, los nervios de punta y cada que se escuchaba el fuerte sonido cualquier cercano se estremecía y la lastima era presente.

La gata estaba en labor de parto, durante la mañana todo era normal hasta que a la hora del almuerzo los dolores comenzaron, cada que una contracción arremetía en el cuerpo de la minina se le escuchaba maullar, también las gotitas de sangre un tanto marrones recorrían cada movimiento que daba.
No se quedaba en un sólo sitio, lamia la vulva limpiándola, ya había roto fuente y los cachorros estaban en el proceso de salir.

Kuchel cocinaba mientras ocurría todo, Isabel no deseaba ver la escena, por lo que encerrada en su habitación a lo lejos preguntaba que tal iban las cosas. Farlan investigaba en un libro lo que podría ocurrir y Levi, bueno el estaba casi sentado al lado de la gata que se retorcía entre las mantas.

Mientras el fogón cocía unas pechugas de pollo la madre de los tres niños realizó el pedido de que sacaran a Miau de la casa, ya que no quería oír mas los lamentos del animal mientras daba a luz. Además de que la sangre podría ensuciar el suelo y eso le daba un poco de asco.
Claro que Levi y Farlan hicieron caso, llegando al patio y decidiendo que la pondrían bajo el árbol frondoso que utilizaban para jugar.

Gracioso y un tanto irónico, el día anterior había sido cumpleaños de Farlan, por lo que en el refrigerador aun se contemplaba grandes pedazos de pastel y varios aperitivos que no fueron consumidos.

Realmente no querían ver la escena, sería un poco traumático ver como los cachorros salían de un lugar tan pequeño. Así que dejándola sola y con un tiempo de dos horas máximo los niños regresaron a casa.
Sus pancitas llenas con la deliciosa comida que había preparado su madre, el cielo de la tarde de apoco caía para el atardecer. Volvieron a buscar a la gata puesto a que no estaba en donde la habían dejado, el pequeño azabache entró en pánico mientras buscaba por doquier.

Tras unas cajas, cercanas a la cerca de madera se escucharon lloriqueos y maullidos. Esa parte no tenia césped, era tierra y rocas, pero era un lugar oscuro.

Los encontró, la gata estaba como si nada, literalmente los había dado a luz entre tierra y suciedad, los dejó y prefirió acicalarse alejada de los bebes.

Eran cuatro, pelajes blancos con rayas naranjas y amarillentas, tres del mismo color. Y un siamés que era en cuanto el tamaño mas grande que los otros.
No estaban del todo limpios, y los ombligos umbilicales estaban mas largos de lo habitual, inclusive le preocupó ver que uno estaba pegado a otro mediante las tripas.

Pretendía llevarlos adentro de la casa; al ver dos gatos machos, entre esos incluido el padre.
Si bien era cierto que habían investigado suficiente, al igual que preguntado a conocidos, los machos matan a las crías -inclusive propias- para poder montar de nueva cuenta a la gata. Pues entra en celo tras la pérdida.

La gata no se preocupó por ellos, los abandono a su suerte.

La gata no se preocupó por ellos, los abandono a su suerte

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El Capitán está enCinta ¦ EreRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora