🎀 Duodécima entrega - retraso

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Eren suspiro.
Estaba algo... No, estaba muy cansado, le agradecía de sobre manera a la señora Kuchel por haberse quedado varios días junto a su pareja, ya que la universidad tomaba todo de él. Pero cuando su suegra tuvo que marcharse la rutina del día a día volvió, y el caso era que Levi iría para final de mes a la inauguración de aquel ferrocarril. Frente a alfas de gran poder, inclusive su hermano estaría.

Y él le acompañaría con todo gusto.

Había anochecido, al pasar por la puerta del departamento sintió aquellas fragancias tan cómodas que le satisfacían. El delicioso olor del omega gestante, casi como degustar un pudin de coco con tan sólo olfatear.

Pocas luces estaban encendidas, así que dejando las llaves y parte de sus macundales en la mesa donde comían, prosiguió a prender los focos, tanto de la sala como los del pasillo hacia la habitación. Se le hizo extraño que el azabache no apareciera, con bastante ruido, ya habría salido a saludar.

Pero con cuidado giro la perilla, todo estaba oscuro, menos por la lamparilla de su cómoda.

Entonces sus ojos acuosos brillaron. Con la imagen que se plasmaba fue suficiente para acelerar su corazón. El golpe de feromonas cariñosas y sobre protectoras le nutrió, no pudo evitar sonreír y menos volver a suspirar, pero esta vez por lo bien que se podía sentir.

Levi dormía, rodeado de mantas y almohadas, veía varias camisetas que utilizaba en casa como pijamas de su pertenencia por doquier, entre pequeños peluches que se le habían comprado a Noah. Como con varios de los conjuntos que el progenitor llevaría puestos al nacer.

Ese precioso bulto de siete meses. Tan blanquecino, suave, pero cálido.

Su omega estaba lleno, lleno de su cría, la cuál atesoraría como una parte de su propia vida. Y es que así era. El cachorro tenía gran parte de él.

Las manos de piel lechosa rodeaban el vientre, hecho un ovillo, con esponjosos almohadones entre las piernas y la espalda.

Levi había creado un nido.

¿Tal vez la ansiedad?.

¿Su instinto protector esta aumentando?.

No lo sabia. Pero la escena era enternecedora; y aquello aumentaba al ver la cuna armada hacia el lado de Ackerman.

El alfa sentía mariposas en el estómago, algo en su interior burbujeaba con algarabía. Las cortinas se mecían con una pasión paulatina, el viento berlinés les ayudaba con el vaivén.

Se acerco a pasos lentos, sin despegar la vista del cuerpo durmiente, la respiración de Levi era constante y en ocasiones se le escuchaba uno que otro suspiro, salido de esos labios rojizos y entreabiertos con delicadeza.

El Capitán está enCinta ¦ EreRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora