🎀 Tercera entrega - palabras

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Los primeros meses de la gata fueron muy normales para el niño.

No veía ningún cambio en su comportamiento, claro, ahora le prestaba mas atención y cuidados, las tareas escolares eran primero y luego directo a mimar y ver a la minina.
La comida era colocada de su parte con las vitaminas para que los gatitos crecieran fuertes, quería ver a los nuevos integrantes de su familia. Ansioso era una pequeña palabra para como se llego a sentir el chiquillo la primera vez que el veterinario le contó sobre el embarazo de su mascota.

Acariciaba y cepillaba diariamente el pelaje, masajes en la cabeza y orejas, eran las partes donde a Miau más le gustaba.  A veces le gustaba jugar con las patitas de la gata, le era gracioso ver como le mordía por no gustarle, después su mano estaba rasguñada y se enojaba mucho con el animal.

Al fin de cuentas un niño pequeño con su gata.

Deseaba tener cuatro, no, seis gatitos. Imaginaba verlos jugar en la sala y también lo fastidioso que serian sus desastres y desechos. Igual soñaba y querría a todos por igual.
Farlan e Isabel también le seguían con el pensar. A veces peleaban por quién tendría al gatito mas lindo, otras por tener todos los de un mismo color, claro que ni habían nacido y eran críos jugando.

El tío Kenny visitaba cada cierto tiempo a su madre, era un Alfa con un olor muy desagradable ante su nariz. No era aun omega, pero sabia que todos en la casa podían oler ese tabaco tan horrible del hombre del sombrero.
Al tío no le gustaba para nada la gata, cierta vez buscando cariño Miau se paseo por la pantorrilla de Kenny, este al ver la hizo una mueca de disgusto y con una sola patada la alejó... ¡La gata estaba embarazada! El pequeño Levi se quedó sorprendido ante la acción. Después su rostro cambio a rabia, tomo a la gata en brazos y sin más comenzó a gritarle más de una barbaridad al adulto.

Sólo rió fuerte el alfa Ackerman cuando el niño se canso de maldecirlo, Kuchel se estremeció esperando otra reacción, pero soltó todo el aire que tenía retenido al ver que nada malo ocurrió. También descargó varias quejas luego.

El embarazo le agrandaba de apoco la barriga a Miau, y la buena alimentación le hizo mejor.

El embarazo le agrandaba de apoco la barriga a Miau, y la buena alimentación le hizo mejor

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— Muy bien... — el doctor se tomo un momento— Señor Ackerman ¿Por qué no se sienta en la camilla y revisamos esa mordida?.

El consultorio del beta era genial. Al pasar la puerta veías el escritorio a la derecha junto a los asientos, izquierda; folletos y miles de fotografías sobre omegas, más adelante la separación con una larga hilera de paneles desplegables, la camilla, la máquina de ultrasonido, implementos, al frente de este un estante con libros y aún más cosas que ni reconocía. Era un lugar lleno de muchas cosas, decoración elegante y luz.

Eren también se levantó mientras veía todo, Ackerman se subió a la camilla. Le pidieron quitarse la camiseta, este con cierta incomodidad fue quitando el chaleco claro y junto a esto los botones de la camisa blanca que tenía de bajo.
De inmediato su torso blanco y pálido apareció, su vientre delgado y un tanto delineado, la forma de sus omóplatos, sus clavículas claras.
La marca se vio a la primera.

El Capitán está enCinta ¦ EreRiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora