3. Un paseo diferente.

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Jimin
Tengo una obsesión por mi casa. La siento más que acogedora y es muy tranquila. Mi vecinita se pasa casi todo el día allí conmigo. Ella tiene doce años y le gusta el Kpop como si se le fuera la vida en eso, así que tener un vecino coreano la vuelve loca. Me considera su amigo y ella es muy agradable.

—Jimin, ¿Viste la canción nueva de Hwasa?—Me preguntó sentada como India en el sofá.

—Si, tengo que reconocer que me encantó—Sonreí. Hablar en español era una costumbre que no se me iba a quitar ya.

—Te gusta ella ¿Verdad?—Me miró picarona. Si supiera se pusiera a gritar como loca. Basta con ver su galería para saber que género de historias lee en la red social esa llamada Wattpad.

—Me cae bien solo eso—Sonreí y miré por la ventana.

—Es sábado—Dijo y sabía a lo que se refería. Todos los sábados, iba al malecón a dar una vuelta. Queda extremadamente lejos de mi casa, pero es cuestión de cojer una gacela y estar allá. Regresar era una historia diferente. Normalmente me daban botella. Pero cuando no, tenia que pagar un taxi o esperar a que apareciera una guagua o una gacela dispuesta a llevarme.

—Lo sé—Suspiré—No sé si valla Oli—Ella me miró con una ceja alzada.

—¿Y eso es por...?—Sonreí por su expresión.

—No me siento de ánimos—Sonreí vagamente y vi como ella cambiaba de provisión y me miraba fijamente.

—Desembucha—Me dijo y no pude evitar reír.

—Olivia, eres una niña de doce años, no creo que...—No me dejó terminar.

—Mira Jimin, he estado intentando darte pistas y pistas para que te des cuenta de que sé que eres Gay—me ruboricé por sus palabras—Asi que no me vengas con cuentos de que no voy a entender porque soy una niña porque verdaderamente se más de lo que parece.

Me sorprendió la manera de hablar de la niña. Es verdad que era muy espabilada pero... ¿podría darme algún consejo? Lo dudaba en demasía, aun asi es una de las pocas personas a las que podría llamar amiga. Así que le conté lo que me molestaba.

—Hace dos años que llegué aqui—ella asintió y volvió a sentarse como indio en el sofá prestando atención—tambien hace dos años que estoy solo.

—Se por donde vas—Levantó la palma de la mano. Reí ante ese gesto tan gracioso—Te sientes solo—Asentí, hay que ver lo rápido que entiende esta niña.

—No sabes lo duro que es eso—le dije—Ojalá nunca lo sepas.

—¿Y no te has puesto a pensar que a lo mejor hoy encuentras a alguien en tu paseo semanal?—Sonreí.

—Olivia, eso es imposible—Dije y ella frunció el ceño.

—Si vuelves a decir eso Park Jimin te meto en ácido sulfúrico—Reí—Ve hoy, mi intuición de Fujoshi me dice que lo conseguirás.

—Esta bien, voy a cambiarme para ir pequeña futochi—Le revolví el cabello y caminé a mi cuarto.

—¡ES FUJOSHI!—gritó y no pude evitar reir.

Terminé de arreglarme y tomé mis llaves, el celular y la billetera y salí rumbo a la parada de las gacelas para montarme en la primera que me dejara en el Vedado. En dos minutos, ya estaba rumbo a mi lugar favorito. Las personas me miraban con curiosidad. Es normal, no todo los días un asiático se monta en el mismo transporte que tú.

Le pedí al chófer que parara cerca del malecón, pague y me bajé rápidamente para dirigirme a mi destino. Caminé un poco mirando al rededor todo el arte callejero de los muros y paredes. Al llegar al largo muro que separaba el mar abierto de la ciudad me apoyé en el y solté un largo suspiro.

—Hola de nuevo malecón—susurré y cerré los ojos recibiendo la brisa en el rostro. Sentía que este lugar está hecho para mi. En la distancia se veían las parejas besándose, los piquetes de adolescentes escuchando música reguetón con sus bocinas enormes, muchos pescadores y algún que otro guitarrista cantando una serenata a unos felices enamorados.

Tanto amor hizo que me sintiera incómodo. Estaba solo en aquel lugar mirando al mar. Aquel mar azul profundo que era lo más hermoso que había visto en mi vida. El sol Ya pintadas las nubes de arrebol. Perdí la noción del tiempo y aquel espectáculo natural diario me había despertado de mi ensoñación. Me incorporé y justo cuando me giré una para caminar en el sentido del largo muro, una voz me dijo una frase en un idioma que extrañaba demasiado.

—¿Tienes fuego?

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Ok, demasiados conceptos extraños ¿Verdad? Permítanme explicar.

Gacela-carro donde se transportan un máximo de trece pasajeros, es de color amarillo y su parada final es en la estación de trenes de la Habana y su primera parada se encuentra en Santa Fe.

Botella-Es el concepto que utilizan los cubanos para referirse a un aventón.

Guagua-Autobus, ómnibus.

Piquete- grupo de personas de cualquier edad.

El Vedado es el lugar donde se encuentra el malecón habanero y también es un lugar donde nomalmente hay muchas casas y edificios muy lindos.

Santa fe es un pueblo al oeste de la Habana. Es el último ya que un poco más allá se encuentra la provincia de Artemisa. De ahí que sea la primera parada de las gacelas.

Bien, espero que hayan aprendido un poquito más de mi país y que esta historia les esté gustando mucho.😉 Recuerden hacer viral el hashtag #YoonminxCuba para que las escritoras hagan más historias de este tipo.

Sin más que decir me despido. Hasta aquí mi reporte Serrano😉.

Todo pasó en un atardecer en el malecón (YoonminxCuba)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora