Carolina

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《¡Hala! Esto deber haber costado una fortuna》pienso cuando Marcos y yo cruzamos la entrada del edificio iluminado. Parece que el organizador de esta fiesta haya alquilado todo el hotel de lujo en el que nos encontramos. Candelabros enormes emanan una cálida luz, las paredes están cubiertas por lonas impresas, esculturas de
fantasía adornan la entrada y doncellas vestidas de sílfides se mueven sigilosamente dando la bienvenida a los huéspedes que van llegando.
–¿Qué tipo de fiesta es esta? –Me siento algo fuera de lugar en mi vestido de cóctel rojo. Los demás invitados en sus atuendos elegantes no parecen encajar del todo
en este mundo de fantasía tampoco. «Alguien debería habernos avisados de que se trataba de una fiesta de disfraces» me digo a mí misma.
Marcos me señala una lona ubicada encima de la entrada de un gran salón de actos, en que pone, en letras mayúsculas;
EL MUNDO DE LAS ALMAS – EL RETORNO
–Es la fiesta de lanzamiento del nuevo juego de la serie El mundo de las almas, de AmaroGames.
–Ajá, –comento–. ¿Y qué pintáis vosotros en todo eso? ¿Uno de vosotros es el dueño de la empresa?
–¡No! –contesta Marcos–. Venga, busquemos a Liam. Espero que nos haya reservado asientos.
Quiero preguntarle de qué asientos me habla, pero Marcos me coge de la mano y me arrastra consigo. Con mis tacones, tengo dificultad para seguirle.
–¡Eh! –me quejo–. No puedo ir tan rápido.
–Pues apúrate, quiero un asiento en primera fila –me contesta poco cortés, dirigiéndose hacia la entrada del salón.
–Y yo que creía que si os acostabais dejarais de pelearos de una vez –dice una voz detrás de mí. Dejo ir la mano de Marcos y me doy la vuelta.
–¡Liam!
Nos mira guasón.
–¿Cómo lo sabes..? –empiezo.
–No lo sé. Pero no puedo imaginarme que te resistieras a Marcos por mucho tiempo. Y él a ti, tampoco.
No sé qué contestarle, por eso solo hago un gesto con la mano, para quitarle importancia al asunto.
–Lo importante es que os hayáis divertido –añade Liam, guiñando un ojo.
–Bueno, no estuvo mal –contesta Marcos chulo.
–Oye tú. –Mis ojos brillan de ira.
–¡Basta! –zanja Liam cogiéndome del brazo–. Venga, vámonos que está a punto de empezar.
Entramos juntos al salón que está muy lleno ya. Los invitados, sentados en varias filas, miran con expectación hacia el escenario de tamaño considerable. Tanto el salón como el escenario están, igual que la entrada del hotel, adornados con coloridos motivos de fantasía. En el escenario hay una gran pantalla y delante de ella, un gran piano de cola blanco. Sílfides y seres fabulosos zumban por la sala ayudando a los invitados a encontrar su sitio. Liam se dirige hacia las primeras filas. Yo me coloco entre los dos chicos, expectante. No estaría de más que empezara la función, sea cual fuere, esto me permitiría relajarme. El día con Marcos ha sido extremadamente
excitante, pero también un poco agotador. Todavía estoy bastante aturdida por la experiencia del paracaidismo y por el sexo explosivo con Marcos.
–¿Qué tal tu día? –pregunta Liam, pasándome amigablemente el brazo encima del hombro.
–¿Dónde empezar? –reflexiono y frunzo el ceño–. Primero batí a tu amigo jugando al bádminton, por lo que decidió tirarme desde un avión. Después de haber
esquivado por poco este atentado intentó enmendarlo con cariño físico que tampoco le salió del todo bien.
–¡Bicho! –comenta Marcos, pellizcándome levemente el muslo–. Aparentemente, he sido aún demasiado bueno contigo.
–Ay.
Liam se ríe.
–Sois realmente una pareja divertida. ¿Qué le has hecho hacer, Marcos? ¿Paracaidismo?
Marcos dibuja una sonrisa y asiente con la cabeza.
–¡Creí que era hora de que se atreviese a hacer cosas!
–¿Qué era hora de que me atreviese a hacer cosas? Ya me parece bastante osado pasar el tiempo con dos tíos raros como vosotros –le rebato, enojada.
Liam se lleva el índice a los labios, indicando hacia el escenario:
–A callarse, está a punto de empezar.
–Es que me excita pelearme contigo –me susurra Marcos al oído, mientras acaricia mi muslo–. Ahora prefería estar en la cama contigo y follarte hasta dejarte
inconsciente.
Sonrío, tiene razón. A mí también me divierte mucho. Si Marcos fuera mi pareja, seguro que me pondría muy nerviosa, pero en esta situación me excita. Tampoco
me importaría cambiar este salón lleno de gente por una cama y compartirla con Marcos y Liam. Solo de pensar en la velada de anoche noto un cosquilleo agradable en
mi bajo vientre. Dios mío, al final me volveré adicta al sexo.
¿Por qué seguimos aquí si podríamos pasar la noche de otra forma? Ya no me queda mucho tiempo con estos tíos locos, aunque muy atractivos.
Antes de poder formular la pregunta, hay movimiento en el escenario. Un señor, probablemente el jefe de la empresa de videojuegos, explica algunos detalles sobre el nuevo juego de "El mundo de las almas". Bostezo, los juegos de consola no me interesan en lo más mínimo y en el piso de los chicos tampoco vi ninguna consola.
Tampoco se parecen a esos tíos que no hacen otra cosa que jugar a la videoconsola todas las noches. ¿Qué estamos haciendo aquí, pues?, la pregunta se contesta por si sola: de repente aparece otro señor, vestido de negro, que se coloca delante del piano de cola. ¡Pero… si es Álex!
–¿Es Álex verdad? –le pregunto a Liam, susurrándole al oído.
–Sí, es por él que hemos venido –contesta–. Álex ha compuesto la música del juego El mundo de las almas.
Al final, mi suposición de que Álex trabajara en el ámbito de la música no fue errónea.
Me alegra verle. Fue muy amable conmigo. A ver de lo que es capaz, pienso, y me acomodo en la silla. En la pantalla se proyectan diferentes escenas del juego y
Álex empieza a tocar.
Cierro los ojos y disfruto de la música. Es fantástica.
La música de Álex es tan sensible que me llega hasta el alma. Noto como se me pone la piel de gallina.
–Bonito, ¿verdad? –susurra Liam.
–Sí, mucho. –Asiento con la cabeza.
–Es por eso que he querido que vinieras, para que oigas esto. Álex siente la música, es la persona más bella y comprensiva que conozco.

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