Disfrutaba de mi jugo de piña, mientras estaba acostada en la jamaca en el patio tomando algo de sol. Misteriosamente, hoy el día estaba estupendo y la temperatura estaba agradable, miraba como el agua de la piscina se movía en calma con pequeñas olas.
Respire hondo, me dolían los pies y la espalda, mire la hora en mi reloj 4:25 de la tarde. Acaricie mi enorme panza, en dos horas mi padre llegaría del trabajo.
Recuerdo cuando le conté todo lo que paso a mi padre y el hecho de que estaba embarazada, al principio se puso como loco y quería darle una golpiza a Luchian por irse y no ser responsable. No creía en lo absoluto que estaba embarazada del rey de Inglaterra hasta que Daniel le mostró pruebas que demostraba que era cierto lo que decía, luego de eso tuvimos la charla.
Se encargaría de todo durante mi embarazo y una vez que mis hijos nacieran y tuvieran la edad suficiente para dejarlos en la escuela yo me encargaría de ahí de los gastos de todo, acepte con gusto.
Me había puesto una ayudante cuando tenía los tres meses y nos enteramos de que eran mellizos, una hembra y un varón. Decidí que después de eso no iba a tener más niños, con ellos era más que suficiente, en algunas ocasiones me pasaba por la cabeza de ir a presentarme ante Luchian y decirle que iba a hacer padre porque merecía al menos saberlo, la cuestión era como lo haría.
Daniel y él no han vuelto hablar jamás desde aquel día y bueno, no tenía muchas opciones que digamos.
Ahora tendría los hijos bastardos del rey, parecía de esas doncellas que terminaban embarazada de su rey y tenían sus hijos bastardos... Tenía cuatro meses, casi para cinco en dos semanas.
Entraría a la academia de policías después.
Daniel venía una vez al mes a visitarme, él y Eliot serian los padrinos, se había ofrecido el mismo día que supe que estaba embarazada.
Por ahora todo parecía ir bien en mi vida, aunque esperaba en cualquier momento algo catastrófico que cambiara un poco el rumbo de mi vida como siempre. Era algo normal que en mi vida pasaran cosas malas o raras.
—Buenas tardes, señora Mikaelson—escucho una voz gruesa al lado de mí espantándome. No me había dado cuenta cuando entro por la puerta, me quito los lentes para verlo mejor, era el mismo hombre que estaba parado en una esquina el día en que los oficiales vinieron a la casa para que testificara y la prensa estaba afuera.
Recuerdo que en todo el rato que estuve atestiguando se quedó quieto en su lugar sin decir palabra alguna, era un hombre moreno alto y fuerte con algunas verrugas en el cuello y la cara, ojos verdes claros y cabello canoso.
— ¿Qué hace usted aquí?—pregunto tratando de levantarme, pero él levanta una mano deteniéndome.
—Mi nombre es Victor—responde inclinándose—para servirle.
— ¿Qué sucede? ¿Por qué está aquí?—pregunte nerviosa.
—Soy agente de O.P.R.—dice—Organización de protección real y vengo hablar de algo importante con usted señora.
—Tengo dieciocho años, lo cumplí hace dos semanas, no tengo cincuenta para que me llame señora—dije mirándolo mal.
—Disculpe las molestias—responde inclinándose—seré breve, como ya sabe usted y el señor Mikaelson tuvieron una corta relación muy bonita, por cierto.
Asiento y continua—hace unos meses cuando usted y él acompañaban a sus amigos en su boda sucedió algo inesperado, él y usted se casaron ese mismo día.
— ¿Cómo?—lo miro estupefacta.
—Lo hicieron cuando estaban pasados de... copas—responde—regresaron de nuevo y se casaron esa misma noche, es comprensible que ninguno de los dos recuerde nada, pero si paso, los registros no mienten.
—A ver, eso pasó hace meses, ¿Por qué ahora lo sé? ¿Por qué eso surge en estos momentos cuando paso mucho tiempo? ¿Es acaso esto una broma? ¿Quién me dice que usted pertenece a dicha organización si nunca la he escuchado?
—Nos enteramos hace una semana de esto cuando uno de nuestros agentes le llego cierta información he investigo. Por eso usted se está enterando de esto ahora, el señor aún no lo sabe porque ahora mismo no está en el país, pero una vez este aquí se enterará de lo sucedido—de sus bolsillos saca una identificación y me lo muestra. Decía la verdad, pertenecía a esa organización misteriosa—son pocos lo que saben de O.P.R. por eso nunca la ha escuchado, somos una organización en cubierta.
— ¿Cómo la CIA?—pregunto confundida.
—Somos más que la CIA señora—responde—la organización es mucho más antigua que la misma CIA, venimos de los tiempos de la guerra de los cien años, pero eso será algo que se lo explicaré más adelante.
—Ok... —digo mirándolo sorprendida.
—El problema aquí es, bueno no es un problema, más bien es un milagro de Dios...— dice—pensábamos que el acta de matrimonio no era algo "legal", pero resulto todo lo contrario a eso. Lo que significa que, usted señora mía, es la legítima reina de Inglaterra y no lady Isabella Morrinton "reina" de nuestra nación.
Me atraganté con mi propia saliva, él basó de jugo que tenía en las manos se me resbalo cayendo al suelo haciéndose añicos— ¡¿Qué yo que?!—dije— ¡¿Cómo así?! ¡¿De qué habla?!
—Que usted en realidad es legalmente la reina de nuestra nación—dice y de su saco saca un sobre negro y me lo pasa—aquí esta toda la información más detallada y la prueba de que lo es.
Le arrebate de las manos el sobre y lo abrí, lo primero que saque fue el acta, ya que había un montón de papeles más. Lo saqué y lo leí al pie de la letra, mire al frente tragando en seco.
Era verdad lo que decía, era la legítima reina de Inglaterra.
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La Reina de Inglaterra [Terminada]
Teen FictionPensaba que mi vida era un total desastre cuando la popular de la escuela se volvió mi hermanastra, odiaba a mi padre por haberse casado con aquella mujer. Pero se volvió mas desastrosa cuando el príncipe heredero del país se volvió mi novio, y qued...