Si a Charlotte le preguntaran cuál es la palabra que más ha escuchado en toda su vida, definitivamente sería no, desde que tiene uso de razón sabe que es la palabra favorita de todos los que la rodean, es especial la de sus padres, le decían que no a todo, no puedes tener esos amigos, no puedes hacer eso, esa no es la manera en que una señorita de alta sociedad se comporta, no saldrás, no digas malas palabras, y la más reciente y no menos importante, no te vas a negar a casarte con él.
—Mamá por favor —suplicó la chica con los ojos aguados.
—No está en tu posición decidir eso, te casarás con Mark y punto.
—¡Esto es injusto! No lo amo mamá, ni si quiera lo conozco.
—Tenemos que mantener nuestro legado Charlotte.
—¿Obligándome a casarme con alguien a quien no amo?
—El amor no es importante, los matrimonios siempre han sido una transacción, un acuerdo que beneficie a ambas partes.
—¿Qué beneficio podría tener esto para mi?
—Más poder, más dinero y definitivamente más madurez, que es lo que te hace falta —escupió la mujer rodando los ojos.
—¿Quieren más? Mamá, tenemos todo el dinero que podríamos imaginar, las compañías más poderosas del país, esto solo me amargará a mi.
—Me cansé de esta tontería Charlotte, te vas a casar con Mark y no discutiremos más —intervino el papá de la chica con un tono severo, si algo sabían es que una vez que hablaba el señor, no había objeción ninguna, lo que él decía se tenía que hacer le guste a quien le guste.
Charlotte contuvo sus lágrimas una vez más, como la había hecho durante toda su vida y salió de despacho de su padre corriendo, subió la escaleras de la enorme mansión en la que vivían y se encerró en su habitación para derramar el estúpido liquido que contenían sus ojos y que por no escuchar a sus padres echándoles otro sermón por ser tan llorona y también por su orgullo no derramó en el despacho.
Enterró la cabeza en una de sus almohadas y se dedicó a llorar y a llorar, a lamentarse su patética vida, porque a pesar de vivir rodeada de lujos y que cualquier persona pensaría que lo tiene todo, la realidad es que no tiene nada, vive en una casa enorme que por dentro de caía a trozos con unos padres disfuncionales que solo se preocupaban por el poder y su beneficio propio, lo único bueno de la vida de Charlotte era su hermana menor Harriet, que justo en ese momento había entrado a la habitación de la castaña para hacerle compañía, había escuchado toda la discusión con sus papás.
Estaba triste, sabía mejor que nadie que Charlotte era una romántica empedernida, y que su mayor sueño era conocer a una persona que la sacara de agujero en el que vive, desde pequeña ha aspirado a eso y ahora sus papás le quitaron ese derecho, escoger de quien enamorarse y con quien formar una familia de verdad.
—¿Estás bien? —preguntó Harriet con la voz temblorosa, era una pregunta estúpida y lo sabía, su hermana estaba cualquier cosa menos bien.
Charlotte levantó la cabeza para ver a su hermana y negó repetidas veces, sentía que todo era tan injusto, pero de algo si estaba segura y es que prefería ser ella la que tuviera que hacer esto a que sus papás obligaran a Harriet, ella aún podía escapar de aquí, era un año menor que ella y en cuanto Charlotte tuviera la oportunidad iba a sacarla del hueco en el que vivían.
—No quiero casarme, realmente no quiero.
—Lo sé, quiero matar a nuestros papás, lo juro.
Soltó una risa amarga —Esos señores no son nuestros papás, y no nos ven a nosotras como sus hijas, somos una herramienta para ellos, parte de su absurdo juego para ganar más poder.
Ahora que lo pensaba habían dos palabras más que había escuchado durante toda su vida, y eran precisamente poder y legado, lo único que le importaba a sus papás.
—Escápate Char, cumplirás 20 en unos meses, además ya eres mayor de edad, puedes irte.
—Ni loca Harriet, si no me caso yo, te obligarán a ti, y si no estoy contigo no podré ayudarte a salir de aquí.
—Vayámonos juntas.
—Sabes qué no se puede —negó sentándose como indio sobre su cama y jugueteando con el borde del cojín que había absorbido todas sus lágrimas —La policía nos va a encontrar tarde o temprano y nuestros papás seguro inventaran cualquier excusa diciendo que te estoy mal influenciando, legalmente seguimos bajo la tutela de ellos.
Lo que decía Charlotte era verdad, no es tan fácil como un día despertar y decidir qué quieres escaparte de tu casa, menos cuando las personas que viven contigo y tienen tu custodia son tan poderosos.
—¿Ese es el anillo? —preguntó Harriet señalando la caja de terciopelo que estaba sobre la mesilla de noche.
Charlotte asintió tomándola y pasándosela a su hermana —Es hermoso, probablemente lo único hermoso en esta situación.
—No puedo creer que ni si quiera Mark te lo haya propuesto, solo lo pusieron sobre tu mesa de noche y te comunicaron que iba a pasar —gruñó Harriet indignada, parecía una película de ciencia ficción.
Charlotte se encogió de hombros y sorbió su nariz —No me sorprende, Mark está igual de podrido por dentro que nuestros papás.
Mark era un tipo muy guapo, si no lo conocieras pensarías que es un verdadero Dios griego, pero no lo es por dentro, estaba vacío y solo pensaba en lo mismo que los padres de las chicas y todos los que eran parte de ese mundo, él no amaba a Charlotte, de hecho no le podía importar menos la chica ni si iba a ser feliz casándose con él, lo único que le interesaba era el provecho que sacaría de la alianza, lo mismo que pensaban todos menos Charlotte y Harriet.
—La boda será en 2 semanas —suspiró Charlotte.
—¿Tan pronto? —exclamó sorprendida su hermana.
—"No hay tiempo que perder", fueron las palabras de nuestro cariñoso padre cuando me comunicó la fecha, ni si quiera se como van a organizar una boda en tan poco tiempo.
—Parece que no los conocieras Char, hacen lo imposible con tal de obtener lo que quieren, mientras más pronto mejor, menos posibilidades de escapar tienes.
La chica gruñó y se echó en su cama a observar el techo —Seré la mujer más infeliz del mundo, no tengo dudas.
—No digas eso, me tendrás siempre a tu lado Char, juntas solucionaremos esto, ya lo verás —intentó animarla Harriet acostándose a su lado y entrelazando sus dedos juntas.
—No se que haría sin ti Harriet, eres mi mejor amiga ¿lo sabias? —confesó Charlotte apretando el agarre que tenía con la mano de su hermana.
—Lo sé, tú también eres la mía, saldremos de esta Char, siempre lo hacemos —le dio una media sonrisa a su hermana.
Las dos se quedaron un buen rato en esa posición, ambas observando el alto y blanco techo que estaba sobre sus cabezas, pensando en que no podían tener peor suerte.
Charlotte estaba convencida de que su vida solo podía empeorar y empeorar, y que jamás conocería lo que es la verdadera felicidad.
Pero oh Dios, si ella tan solo supiera que por primera vez en su vida la suerte estaría de su parte.
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ELECTRIC LOVE | Luke Hemmings
Fanfictionbaby you're like lightning in a bottle i can't let you go now that i got it (...) -Tenemos que mantener nuestro legado Charlotte. -¿Obligándome a casarme con alguien a quien no amo? (...) -No hagas esto Char -suplicó el rubio. -¿Qué propones enton...