llora hasta secarte

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—¿Podrías recordarme una vez a dónde es que quieres que vayamos? —preguntó el moreno enarcando una ceja.

Los cuatro chicos, Crystal y Kaykay se encontraban sentados en el sofá de Crystal.

—¿Otra vez Calum? —la chica rodó los ojos —La hija de un empresario muy importante del país se casa, y en el atelier donde estoy trabajando estamos diseñando sus vestidos, el de la fiesta a la que me invitaron y el de la boda como tal, el punto es que hablé con mi jefa y me dejaron traerlos a ustedes también —terminó de explicar esperando que no volvieran a preguntar lo mismo.

—¿Y por qué quieres que vayamos? —se quejó Luke —Prefiero quedarme escribiendo en el hotel, vayan solo ustedes.

—¡Vamos chicos! No sean así —lloriqueó Crystal —Me costó convencer a mi jefa, además será divertido, alcohol y comida gratis —subió y bajó las cejas esperando convencer a su novio y amigos.

—¿Crees que necesiten a un fotógrafo? Ya que voy al menos que me contraten —bromeó KayKay.

—¿Entonces si iremos? —le preguntó Ashton a su novia.

—No tenemos otra cosa que hacer, además ese día están libres así que no tienen excusas.

—Les recuerdo que aún nos falta todo el tour de Estados Unidos por terminar, todo el tiempo que podamos usar descansando en bueno.

—Luke no seas mentiroso, eres el primero que se va de fiesta todos los días, si alguien no descansa aquí eres tu —se rió Michael —Yo digo que vayamos, nunca hemos vivido una experiencia así, además son unos ricachones, seguro nos entretenemos.

—Con eso me convenciste —dijo Calum —Apuesto a que será la fiesta más cursi del mundo, además ¿quién celebra el anuncio de compromiso?

—No es tan raro como parece, solo que no siempre es una fiesta tan elaborada como en este caso —explicó Crystal.

—Solo faltas por decidir tu Luke, ¿vienes o no? —preguntó Michael viendo fijamente al rubio.

El chico intentó pensar en alguna excusa pero no se le ocurrió ninguna, la verdad era que no tenía nada mejor que hacer, y que sí es cierto que se podían divertir bastante viendo lo absurda que sería esa fiesta.

—Está bien, pero sí está muy aburrida nos vamos, sin quejas —dijo el rubio señalando a todos sus amigos.

Todos asintieron enérgicamente y le aseguraron al rubio que si efectivamente la fiesta estaba aburrida, se irían todos sin rechistar. Siguieron hablando un poco e imaginándose como sería la celebración, todos creían que la chica sería la típica niña rica que está planeando su boda para casarse con su novio de la escuela al que conocía de toda la vida, gastándose todo el dinero de sus papás, cuando la realidad era otra completamente diferente.

Charlotte se encontraba en su enorme habitación, sentada en posición fetal en una esquina, llorando hasta secarse literalmente, no podía creer que en menos de dos semanas estaría casada, tendría que vivir con Mark e irse por unas largas semanas de luna de miel con él, dejar a su hermana sola con sus padres, tendría que acostarse con él, compartir el resto de su vida con él.

La chica era virgen, y aunque la idea de entregarse por primera vez a una persona de la que realmente estás enamorado y que te haga sentir especial le gustaba, la verdadera razón por la que aún no había hecho nada es porque jamás había tenido un novio, siendo sus padres los principales culpables pues se encargaban de desaprobar y alejar a cualquier pretendiente de la chica, esto también pasaba con sus amigos, la chica no tenía ninguno, mientras más pensaba más cuenta se daba de todo el daño e infelicidad que habían causado sus padres en su vida y en la de su hermana, solo habían sido malos y crueles padres con sus hijas, no se merecían su respeto y mucho menos su cariño.

Pasaron los minutos que en realidad fueron horas y Charlotte seguía en la misma esquina derramando lágrima tras lágrima, en una hora quizá un poco más tendría una "romántica" cita con su "encantador" futuro esposo, sus padres para variar la estaban obligando a ir y era más que lógico que no se podía negar. Sorprendentemente, lo que más le molestaban a Charlotte no era el hecho de que sus padres la obligaran a compartir el resto de su vida con un desconocido, si no el hecho de que le estaban arrebatando todos sus sueños y planes que tenía a futuro, no la dejarían ir a la universidad para estudiar lo que ella más quería, que era Arquitectura, recuerda la vez que se lo comentó a sus padres y se burlaron en su cara, le dijeron que era una carrera para hombres y que no perdiera el tiempo, en cambio si les parecía una excelente idea casarla con un chico que no conocía y mantenerla encerrada en una enorme casa donde le daría un montón de hijos a su esposo, los criaría de la peor manera posible y luego con el pasar de los años terminaría durmiendo en una habitación diferente a la de su esposo porque ya no se aguantan más, la misma historia que pasó con su madre y con su padre.

A ella le parecía una vida completamente mediocre, sus padres siempre hablaban de que eran exitosos y que con mucho esfuerzo habían conseguido todo su patrimonio pero eso en sus ojos era mentira, sus padres eran unos conformistas, se conformaban con una vida personal de mierda con tal de seguir teniendo poder y una buena posición, y eso si es patético y una pérdida de tiempo.

Charlotte cómo pudo se secó sus lágrimas e intentó calmarse, si algo había aprendido en todos sus años de vida, es que llorando no solucionaría nada, y aunque de vez en cuando estaba bien hacerlo, no podía pasarse todo el tiempo en lo mismo. Se puso de pie y comenzó a arreglarse para su patética cita con Mark. No pensaba molestarse mucho en pensar que ponerse, como maquillarse ni nada por el estilo, no le podía importar menos lo que pensara Mark de ella, es más, mientras ella menos le gustara al chico, mucho mejor, así menos riego corría de que en algún momento quisiera sobrepasarse con ella, que siendo honestos, eventualmente pasaría, después de todo estaban comprometidos y en algún momento hasta juntos tendrán que dormir.

—¿A dónde vas? —preguntó Harriet entrando a la habitación de su hermana y viendo que se encontraba vestida y maquillándose.

Lo más molesto de la historia, es que Charlotte, incluso aunque intentaba no arreglarse mucho, se veía preciosa, es de esas chicas que mientras más natural aún mas hermosa se veía, y es que no solo tenía una personalidad encantadora, si no que también tenía facciones perfectas, como de muñeca, a Harriet le amargaba tanto pensar que una chica tan dulce y hermosa como su hermana iba a tener que desperdiciar toda su belleza con Mark.

—Tengo una cita con mi futuro esposo —hizo una mueca de asco.

—Dios, me compadezco de ti tanto —rodó los ojos —No sé como alguien me puede caer tan mal.

—Somos dos, Mark es un baboso.

—Ten cuidado, siempre que están a solas no pierde la oportunidad para intentar pasarse contigo.

—Lo sé —rodó los ojos —La noche se me hará eterna, solo esperemos a que tenga una reunión después y que se tenga que ir rápido.

La cosa es que pasaba todo lo contrario, Mark había liberado toda su agenda y cancelado sus reuniones de la noche y de la mañana siguiente ya que genuinamente pensaba que tenía oportunidad de meterse bajo la falda de la chica esa noche, que equivocado estaba y que iluso era, eso jamás pasaría, o al menos no con el consentimiento de Charlotte.

—¿Cómo haces para verte tan linda con todo lo que te pongas? —se quejó Harriet haciendo reír a su hermana mayor.

—Lo aprendí de ti enana —le alborotó el pelo —Ya Mark debe estar por llegar, lo esperaré abajo en la sala.

—Está bien, ten mucho cuidado —le dio un abrazo a su hermana.

—Tranquila, lo tendré —intentó sonreír para tranquilizar a Harriet —Deséame suerte.

Le sonrió por última vez a su hermana y salió de su cuarto para después bajar las largas escaleras, lo que Charlotte no sabía es que mientras ella estaba en su absurda cita, su pequeña hermana se quedaría en casa llamando anónimamente a los mejores abogados del país para que la aconsejaran en que hacer para sacar a su hermana del aprieto en el que se encontraba, Harriet sabía que no obtendría mucha información, ya que ningún abogado la aconsejaría realmente sin pagar por una cita previa y mucho menos si no daba su nombre real, cosa que no podía hacer porque en seguida la descubrirían, pero intentar no le costaba nada.

ELECTRIC LOVE | Luke HemmingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora