Tras haber cruzado la puerta Evan intentó alcanzarla para que ella pudiera explicarle más a detalle lo que ocurría y también porque consideró que si su extraña actitud se trataba de una real emergencia, ofrecerse para llevarla a donde necesitara llegar en su auto, pero le fue inútil pues cuando salió y comenzó a llamar su nombre Sam ya había avanzado una marcada distancia como para que pudiera escucharlo. En realidad, sí que lo hizo, pero decidió que lo mejor era huir sin dar explicaciones hasta procesar lo sucedido, sus piernas y manos temblaban desenfrenadamente, su cabeza se convirtió en un manojo de líos a punto de explotar; el día en que Evan la llevó a su casa para darle punto final a sus últimos recuerdos se dio cuenta que éste no vivía tan lejos de su casa, así que esa mañana a pesar de no poder más con el molesto mareo que se cargaba llegó muy rápido y tambaleante a la puerta de su casa.
El sol mañanero comenzaba a salir y aún quedaba neblina esparcida en el aire, por lo que se le hizo muy normal no ver a nadie rondando en la calle, pero una vez adentro aún descansando alterada sobre la puerta escuchó que alguien llamaba su nombre, al principio creyó que sólo era su mente relacionándolo con todo lo que recientemente pasó en casa de Evan, pero cuando la voz se escuchó por segunda vez se armó de valor y abrió la puerta para encontrarse con Josh, al ver que simplemente se trataba de su amigo su cuerpo sintió un alivio instantáneo que apenas le duró dos segundos antes de que sus facciones se volvieran molestas, arrastrándolo hacia el interior de la casa; el aspecto de este chico lucía tan fatal que sin siquiera avisar se lanzó a la cocina en busca de hielo para ponerse en su ojo morado mientras que Sam no paraba de interrogarlo.
- ¿Me dirás qué te sucede? – preguntó seria – ¿Qué haces aquí? Hace mucho que no he sabido nada de ti y ahora te presentas en mi puerta sin avisar.
- ¿Qué me pasa? Debería preguntarte lo mismo, estás tan pálida que parece que has visto un fantasma.
- Yo... – comenzó a tartamudear – No quieras cambiarme de tema, explícame qué te ocurre.
- De acuerdo… Mi papá, él fue lo que pasó…
- Espera – lo interrumpió Sam –, ¿tu padre te hizo eso? La última vez creí que habías dicho que te irías lejos para no tener que volver a verlo.
- Y así fue – admitió en un susurro –, pero buscó la manera de encontrarme y luego… bueno, no creo que haga falta decir qué ocurrió después – dijo en referencia a sus golpes –. Hasta hace una semana que pude volver a escapar de él y ya que no tengo a nadie más, he dormido en la calle…, pensé en llamarte pero perdí mi teléfono, así que decidí venir a buscarte… Creí que no te encontraría porque pensé que ya estarías en tu trabajo pero no sabes el alivio que me da verte… ¿Sam?
Cuando Josh mencionó esa última parte la cabeza le explotó en mil pedazos, con tanto pasando en tan poco tiempo que ni siquiera se le había cruzado por la cabeza su trabajo, así que dejó hablando solo al chico y corrió en busca de su teléfono para así llamar a una de sus amigas enfermeras para pedirle que la cubriera en su turno del día. Cuando regresó con su amigo se tiró al sofá exhausta y sin poder quitarle la mirada de encima, su garganta se volvió un nudo ante lo que él le había contado, no se explicaba cómo alguien como él podría ser hijo de un padre tan cruel como el que él tenía.
- No puedes seguir así, Josh, no lo mereces.
- ¿Y qué debería hacer? ¿Avisar a la policía? No podría, tengo miedo…
- Sería mejor que huir y esconderse, ¿no crees?
- Como sea – bramó –, es mi problema… ¿y tú?, ¿ya me dirás qué te ocurre?
- Ehh… yo… Es una larga historia de contar.
- Bueno, yo no tengo nada por hacer y por lo que veo, tú tampoco… tenemos todo el día.
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Después de él
Short StoryTras la tragedia muerte de su prometido Scott, Sam se derrumbó al verse en la obligación de comenzar desde cero sin todos los planes y la compañía del amor de toda su vida; las terapias y grupo de apoyo a los que su madre la convenció de asistir no...