Capítulo 9

63 7 0
                                    

Aunque la nueva relación de Sam junto a Evan iniciara muy dulce con él haciéndola sentir de lo más consentida como lo había querido hacer desde que se enamoró, todo comenzó a salirse de control un mes más tarde gracias a las apretadas agendas de ambos; ella, por su parte, se había vuelto esclava de su trabajo por lo menos hasta las 02:00a.m. durante todo ese tiempo y a eso sumándole las ocasiones en las ni siquiera lograba dormir a causa de los estresantes trabajos de la universidad; él, por otro lado, se la pasaba muy ocupado creando nuevas pinturas para exhibir en el museo de la ciudad donde ya se había vuelto muy conocido. Para evitar que su situación sentimental decayera Evan terminaba convenciendo a Sam de quedarse la mayor cantidad de días posibles en su casa, lo que terminó provocando estúpidas discusiones al no lograr quedar de acuerdo sobre quién o qué planes harían más allá del sexo, esos pequeños y absurdos enfrentamientos poco a poco le hicieron ver a Sam todas las facetas del carácter de Evan que él nunca le había mostrado, pero a pesar de ello a ella le encantaba que no importara lo que llegara a suceder, él nunca dejaba de ser tierno y detallista.

Evan no podía estar más feliz al darse cuenta que Sam sí cumplió con su promesa de asistir al psicólogo por los episodios de depresión y ansiedad por los que aún atravesaba, estas terapias ocurrían los sábados y aunque una parte de Sam se frustrara, llorara, o le gritara a Evan porque aún seguía convencida de no encontrarle sentido a todo eso, la verdad era que desde que empezó a hacerlo el cambio fue haciéndose más notable aunque ella no lo llegara a admitir. Dado a que la confianza en ciertos momentos era algo fundamental que aún seguía en proceso Evan aprovechó para decirle a Sam que sería una gran idea tomar terapia de parejas, lo cual, a pesar de ser de mucha ayuda para descubrirse como personas y pareja, quizás al principio no fue lo que él llegó a esperarse, pues en su segunda sesión el psicólogo los hizo sincerar su interior con lo que se les pudiese ocurrir que muy en el fondo les hiciera saber que pudiera estar mal para el otro; fue él que inició diciendo que no tenían nada qué decir o hacer al respecto ya que desde el primer día había sido como un libro abierto con ella, lo cual dio paso al turno de Sam y fue entonces cuando él se enloqueció luego de que ella le confesara las ocasiones en las que podía ver y hablar con una ilusión de Scott aunque ella le haya asegurado que en aquel entonces todo hubiera estado bien con su vida, eso llegó a destrozarlo tanto que incluso dejó la terapia de ese día y la molestia lo llevó a ignorarla aún en la casa, y es que no fue el hecho de entender o no por lo que Sam pasó lo que logró ponerlo de mala, sino la libertad que ella se tomó de ocultárselo cuando sabía perfectamente que él siempre estaría para toda situación y momento aunque ella no lo quisiera. Al transcurrir las citas con el profesional todo fue tornándose como una rueda llena de emociones divididas, pero a pesar de todo no podían negarse que al final la intención de unirse aún más, sí funcionaba.

El cumpleaños número cincuenta y seis del padre de Sam había llegado y ésta no podía soportar más sus nervioso luego de avisar que llegaría a la fiesta con Evan y su familia por primera vez. Al haber sido solamente ellos tres sumado a sus antiguos vecinos toda la vida, tener a los hermanos, a la madre, a la abuelita parlanchina y a Evan bajo el mismo techo resultó ser algo interesante, era la madre de ella por sobre todos quien no podía evitar mostrarse emocionada por ese momento mientras que su vez no paraba de repetirle a Sam lo cruel que la consideraba por haberlos hecho esperar demasiado para presentarlos y también lo orgullosa que se sentía del nuevo comienzo en el que ella había decidido aventurarse. El miedo que Sam podía tener al esperar que algo pudiera salir mal se convirtió en felicidad pura al notar que entre la abuela de su novio y su padre comenzaban a surgir extensas conversaciones, incluso, ellos se terminaron llevando tan bien que cuando los hermanos de Evan decidieron ambientar el día con algo de música fueron ellos los que no dejaron de bailar por toda la sala; ambas madres estaban más que entretenidas con todos los álbumes de fotografías de cuando Sam era una niña mientras que Evan y Josh que acababa de llegar se encontraban en otro rincón de la casa, totalmente perdidos de la noción del tiempo al hablar del nuevo trabajo que había conseguido su mejor amigo. Tener tan poca atención para ella le daba tiempo suficiente de alejarse para contemplar todo el panorama y así poder darse cuenta de todo lo que había logrado, siendo esa la mejor segunda oportunidad que habría querido vivir.

Después de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora