Capítulo 6

72 9 0
                                    

Cuando llegaron al lugar del evento éste ya había dado inicio, así que Evan tuvo que dejar abandonada a Sam para apresurarse para ir junto con los demás artistas y sus obras, él lucía tan apuesto que a ella ni siquiera le molestó que él la encontrara persiguiendo cada uno de sus pasos con su mirada; eran seis expositores en total exhibiendo sus obras, cada una era muy diferente a su estilo, habían desde coloridos paisajes hasta retratos con múltiples técnicas muy realistas que era imposible que todas las personas en ese salón no aplaudieran aquellas maravillas. Evan fue el último en presentarse, éste se mostró tan nervioso que cuando descubrió su cuadro y comenzó a explicar su significado su voz sonaba muy entrecortada que tuvo que obligarse a comenzar desde cero unas dos ocasiones para lograr expresarse mejor, en su pintura se podía apreciar la silueta del rostro de una persona cubierta por constelaciones de estrellas que según sus propias palabras: la idea nació a base de una manera muy personal que tenía de ver y sentir el amor en su vida últimamente; su trabajo era precioso y la muestra de ello fueron las ovaciones de aplausos un poco más intensificadas que las de los demás, pero algo que a Sam le pareció muy curioso y peculiar fue notar que justo delante de ella se encontraba un grupo de personas alentando a Evan como no lo hacía nadie más.

Cuando la exhibición dio por finalizada y Evan llegó a su encuentro no contó con que él le presentaría a su familia, que justo eran las mismas personas que no paraban de gritar su nombre minutos antes, al presentarse no pudo evitar sentirse ruborizada; eran dos de sus hermanos menores: Chris y Marco, su madre: Rosa, y su abuelita de setenta y ocho años: María. Toda la noche la abuela fue quien no paraba de conversar alegremente con Sam, incluso en más de una ocasión no paró de insistir por saber si ellos en realidad ya eran novios, a lo cual ninguno llegaba a dar una respuesta totalmente clara a pesar de no haberse separado uno del otro en ningún momento; ella ya se hacía una idea muy clara de a quién él había sacado la intensidad de su alegre carácter. Evan, al igual que Sam, no dejaban a mirar discretamente el llamativo anillo en su mano izquierda y aunque ninguno de los dos no mencionara nada al respecto, era a ella a quien le surgían imágenes rápidas de Scott en su cabeza que inmediatamente se esforzar por desechar para no terminar estropeando nada. Esa noche llena de buenos momentos con hermosas obras de arte fue una gran experiencia que sin duda Sam volvería a repetir, se la pasó tan bien con Evan y su familia que no se imaginó una mejor manera de acabar la velada en uno de los mejores restaurantes a la luz de las velas en donde tuvo la oportunidad de seguir conociéndolos aún más.

Al día siguiente por fin se hizo presente en su trabajo, lo que le terminó costando un llamado de atención a pesar de haberse excusado los dos días anteriores. El resto de esa mañana y toda la tarde había sido el día más pesado hasta la fecha que Sam había tenido en el hospital pues sin contar con las montañas de papeleos acumulados que tenía que organizar, ese día también fue de ayuda fundamental para algunos del personal que se encontraban emproblemados con un par de escandalosos señores que no paraban de exigir a gritos que los dejaran ver a su hijo que aún seguía en una importante cirugía a causa de ellos mismos. La intensidad del día iba poniéndose mucho más agotador que no parecía tener intenciones de acabar.

Entre lo ajetreado que se había vuelto su trabajo y la reincorporación a sus clases en la universidad Sam tuvo que tomar la decisión de empezar a llevar un estilo de vida nocturno entre semana para ella misma y para que así su cuerpo y su mente no se sobrecargaran de cansancio, todo se estaba tornando tan complicado que apenas sí le quedaba el tiempo para visitar o llamar a su familia, así que pasaba muchas de esas noches con Josh que para ser tan sólo unos cuantos años menor que ella, Sam prefería creer que él era el adulto mayor en esa casa, desde que él se había mudado la relación entre ellos sólo fue creciendo cada vez más, pues cada vez que alguno tenía algo para contar, el otro siempre estaba ahí para escucharlo y no importaba si se trataba de un bobo chisme, se divertían tanto que incluso a pesar de las pequeñas peleas que tuvieran por el desorden del otro o por no bajar la tapa del escusado, se consideraban hermanos. Ni siquiera por esos recientes cambios Sam había podido persuadirse en lo más mínimo de Evan pues cuando éste lo supo, inmediatamente fue como si en lugar de darle su espacio hubiese visto la oportunidad ideal para pasar aún más tiempo con ella, una de las mejores ventajas que Sam podía encontrar al acceder salir con Evan durante la noche era poder llegar a respirar la tranquilidad y soledad de la que ellos podían disfrutar al llegar a un lugar y encontrarse con casi nadie en él.

Después de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora