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Nada sucedió esa noche.

Una cosa es decidir acercarse a un chico, y otra muy diferente es levantarse y hacerlo sin mirar atrás. Ya lo había visto rechazar a las dos chicas que se le lanzaron encima.

Evidentemente, era más discriminatorio de lo que implicaban los rumores y posiblemente con los chicos lo sea aún más. No quería ser rechazado. Una vez que eso sucediera, nunca tendría otra oportunidad, y por alguna razón había fijado mi vista en él. Quizá era el hecho de que me había ayudado esa noche en que mi auto murió. ¿A quién no le encantaba un caballero de brillante armadura? O quizá, simplemente era que me había llamado "chico bueno," y yo me había empecinado en ser malo. Tal vez sólo quería que se comiera sus palabras.

Todos decidimos irnos a casa y regresar armados con algún plan. O al menos un atuendo mejor.

En realidad pude levantarme a tiempo para mi clase en la mañana. Los suaves ronquidos de Jin se escuchaban al otro lado de la puerta, lo cual me decía que no lograría llegar a su primera clase. Y el siempre seguro Yoongi ya se había levantado y marchado.

Caminé rápidamente por el campus, admirando las hojas cambiando de color y disfrutando de la frescura del aire mientras caminaba. Apenas había comenzado el otoño, y cada tono de naranja, rojo y amarillo ya se encontraba adornando el ambiente. La baja temperatura de anoche aún me hacía morderme las mejillas. Y puede que incluso hiciese más frío pronto. Cuando fuera a Busan para Navidad, tendría que regresar con más suéteres.

Me senté en botánica a tomar notas dentro del paquete de hojas que el profesor nos había entregado al comenzar el semestre. Después de clases, guardé todo y me levanté rápidamente para evitar el desastre que se hacía en la puerta para salir.

Me dirigí hacia Java Hot. Normalmente, tomaba un café antes de clase, pero no tuve tiempo hoy. Al momento de entrar en la cafetería, me moría por un choque de cafeína. Me detuve en la cola para comprar, y un par de chicos con trajes de hermandad -suéteres y pantalones a juego- conversaban ruidosamente frente a mí sobre sus planes para el fin de semana.

Mi teléfono vibró en mi bolsillo. Lo saqué y leí el mensaje de texto.

Jin: ¡Un latte d kramelo xtra calient, porfa!

Aparentemente, ya se había levantado. Riéndome, le contesté:

Yo: ¿Qué harás x mí a cambio?

Jin: T haré lucir tan ardient q tndrás q golpear con un palo al camarero sexy para podr quitártelo d encima.

Me reí disimuladamente y contesté:

Yo: ¿Porq me asusta eso?

Jin: Porq tiens miedo d lucir bn y obtenr lo q quiers

Yo: No es cierto

Jin: Es muy cierto

-¡Hola, Jungkook! -Las palabras quedaron en mi oído por la cercanía del repentino abrazo.

Me giré, y mi mirada chocó contra el blanco de todos mis deseos frustrados. Mi corazón se infló dentro de mi pecho.

-Hola, Yugyeom. -¿Acaso mi voz sonaba así de chillona? Mi mirada lo recorrió, captándolo por completo de una vez. Su cabello color negro, arreglado con cuidado para parecer ingeniosamente desordenado. Esos suaves ojos y sonrisa pequeña.

Me dio un cálido abrazo. Un cálido y fraternal abrazo. De los que siempre me daba.

Alejándose, asintió hacia mi teléfono. -¿Estás leyendo algo gracioso?

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 | 𝐉𝐢𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora