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Después de sobrevivir a mi examen de estadística, caminé por el patio hacia el Java Hut. A pesar de que había tomado un café con leche previamente, sentía que me merecía otro después de esa prueba infernal. Además, no había dormido muy bien durante las dos últimas noches. No desde que Jimin me besó.

Jin decía que era una señal segura de mi creciente encanto. Pensando en eso, rodé los ojos, consiguiendo una mirada extraña de alguien que iba pasando.

Entré a la cafetería, contento de escapar del frío. Tendría que ponerme mi pesado abrigo y mis guantes pronto.

Caminando a través del piso de madera, inhalé el aroma de café y pasteles recién hechos. Había varias magdalenas de calabaza y bollos mostrándose, e incluso galletas anaranjadas frías con forma de calabazas.

La cola era más corta que hace dos horas y me quedé detrás de una chica que estaba hablando en voz alta por teléfono. Traté de ignorar sus tonos discordantes mientras me ponía de puntillas y miraba los panecillos ubicados a varios metros. Decidiéndome por uno de arándano, dejé que mis pensamientos volvieran a la animada conversación que había tenido con mis compañeros de cuarto ayer.

Jin había insistido en que Jimin me siguió fuera de la barra debido a mis locas habilidades de seducción. Sus palabras, por supuesto. Yo no lo veía así. No cuando él se alejó después de besarme sin decir nada. Me sentí como si estuviera en décimo grado de nuevo. En cualquier momento me daría la vuelta y encontraría a niños susurrando sobre mí con voces indiscretas detrás de sus manos. El peor besador.

Absurdo, lo sé. Esta no era la escuela secundaria. No teníamos quince años. Y difícilmente nos movíamos en los mismos círculos sociales, de todos modos si él quería compartir que mi beso lo dejó sin inspiración, ¿a quién le diría?

Yoongi simplemente pensó que debería volver y ver lo que pasó después, bajo el supuesto de que iba a pasar algo más entre nosotros. Esa posibilidad hizo que mi vientre aleteara como si fuera el hogar de miles de abejas. Estaba atrapado entre el temor de que me ignoraría y el pánico a que no lo haría.

—Realmente tenemos que dejar de chocar de esta manera. La gente pensará que estamos teniendo una aventura. —Perdido en mis precipitados pensamientos, salté un poco por la voz cerca de mi oído.

—Lo siento. —Yugyeom rio, retirándose de donde había inclinado su cara hacia la mía —. No fue mi intención asustarte.

—No. —Presioné una mano contra mi corazón acelerado.

Yugyeom me dio un rápido abrazo. Me incliné hacia él, absorbiendo su calor. Retirándose, me hizo una seña para que avanzara y ordenara. Nervioso a su alrededor como siempre.

—Un latte mediano y un panecillo de arándanos —.le dije a la cajera, sonriendo.

Yugyeom siguió rápidamente con su orden y le tendió una tarjeta de crédito antes de que yo tuviera tiempo de sacar mi propio dinero. Una vez más.

—No tienes que pagar...

—Jungkook, por favor. —Dejó caer su mano sobre mi brazo, dejándola ahí mientras paraba la búsqueda de mi dinero a través de mi mochila

—Guarda tu dinero. Tú trabajas duro por ello.

Mi cara se calentó, el calor se arrastró hasta llegar a mis oídos. Traté de no dejar que mi molestia saliera a la superficie. No me avergonzaba de trabajar. Iba a tener que trabajar por siempre para pagar mis préstamos estudiantiles. Estaba preparado para eso. Lo sabía. Era solo el recordatorio de lo diferente que era de él lo que me molestó. Nosotros veníamos de dos mundos totalmente diferentes. El hecho de que ambos asistiéramos a la misma universidad no cambiaba eso. Él se graduaría sin deudas. Probablemente conseguiría un convertible como regalo de graduación.

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐩𝐥𝐚𝐲 | 𝐉𝐢𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora