La Foto Enmarcada

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Las semanas pasaron muy rápido. Las clases eran interesantes y de cierta manera diferentes. Por ejemplo, el maestro de Biología nos hizo tomarnos de las manos alrededor de un árbol cerca un pequeño parque. No entendía por qué. Pero no la pasé tan mal ya que Isaac siempre estaba ahí con su risa contagiosa. Y toda la clase reía.

Sin querer todos siempre nos juntábamos para almorzar o pasar el rato fuera. Este lugar era tan inmenso que cada día me llevaban a conocer un lugar nuevo. Pero no pasaba por alto que nunca me decían donde era el "dichoso invernadero" del que hablaban. Tampoco iba a presionarlos, han sido muy amables conmigo, aunque puedo notar que hay una cierta tensión entre ellos y Jameson.

Me encontraba sentada en una banca del pasillo viendo como mis pies cuelgan y no llegan al suelo, la música sonaba por mis audífonos. Esperaba a Luciana, Isaac y JD (Jameson) todos los llamaban de esa forma, así que se me pegó. Por otro lado, Travis y Heather estaban en una clase al otro lado del campus.

Observé la hora en el teléfono, todavía falta veinte minutos. Veo de reojo que alguien se acercaba por el pasillo. Esa sensación no tardó en aparecer cuando me vio a los ojos. Frio.

-Hola, Marceline ¿verdad? - saluda la Directora Hosgowall- Hija de Andrew y Helena Dorian.

Asiento. Incapaz de decir una palabra. Pero no pareció darse cuenta ya que continúo hablando.

-Te pareces mucho a tu madre- dice, observándome detenidamente-Fue una tragedia lo que pasó- sacude la cabeza- Tú madre fue una gran estudiante, la primera en su clase. ¿Ya viste el pabellón principal?

No esperó a que respondiera y se marchó.

Cuando, por fin salieron mis amigos los llevé al pabellón principal. No se opusieron ni nada. Durante el camino reían de algo gracioso que sucedió en su clase, pero no podía concentrarme. Hablar con la directora Hosgowall me hizo pensar en mi madre, recordé que cuando que cuando era pequeña ella trenzaba mi cabello todos los días. Sus manos suaves. Su cabello rubio. Siempre decían que nos parecíamos, como dos gotas de agua. Excepto que yo tengo los ojos de mi padre.

Llegamos. No sabía exactamente qué buscar o qué hacer. ¿A qué se refería con el pabellón principal? ¿Qué es lo que estaba esperando encontrar?

-Oye, Marceline. Aquí hay una chica que es exactamente igual a ti- dice, Isaac señalando una foto enmarcada en la pared. Era una foto de las promociones antiguas, pero está en particular era una foto solo de mi madre, se veía joven y feliz, dándole una sonrisa a la cámara. Esa sonrisa que no veía desde hace un tiempo, incluso antes que muriera.

Sentía una punzada en el pecho.

-Ese es mi padre, pero no había visto esta foto aquí antes- señala Luciana, extrañada.

Otra foto. Noté que el padre de Luciana no se parece tanto a ella. Pero lo que si me preocupo era que mi madre se encontraba a su lado y que el padre de Luciana le rodeaba los hombros con una mano. Mi padre también estaba allí. Y un joven que se parecía un poco a Isaac.

Al parecer, esta foto fue tomada después que nuestros padres ganaran un concurso o algo así Todos quedamos desconcertados.

-Bueno creo que nuestros padres se conocían- logra decir Isaac.

- ¿Quién lo diría? – Luciana se coloca melena oscura sobre el hombro.

Se produjo un incómodo silencio entre nosotros.

Ya era hora del almuerzo. Por lo que mis amigos fueron a la cafetería. No podía pensar en comer después de ver esas fotos. Tenía muchas dudas respecto a mis padres.

- ¿Enserio no quieres comer nada? -pregunta JD, pero esta vez sin su sonrisa.

-Estoy bien, JD.

Cuando llego a mi habitación, tomo el teléfono para marcar el número de mi padre, pero no hubo respuesta. Llamé 5 veces más.

Nada.

Enfadada cambié mi uniforme por una camiseta blanca de algodón que llegaba hasta mis caderas y unos shorts. El sol se negaba a irse, a pesar de que el verano ya estaba terminando.

Mi estómago resuena de hambre, un sonido nada lindo. Debí haber ido por comido.

Alguien toca la puerta. Seguramente es Luciana que olvidó sus llaves. Camino con el ceño fruncido hasta la puerta. Pero al abrirla, vi esos ojos azules y esa sonrisa amable.

Jameson.

-Pensé que tendrías hambre- dice, enseñándome dos panecillos con zumo de naranja.

-Pasa- digo abriendo la puerta.

Recibo los panecillos y el zumo. Se queda parado incómodo, lo veo por su postura y su forma de fruncir los labios. Se lleva las manos a los bolsillos mientras se balancea.

-Gracias, por esto. Tenía hambre- digo mientras me siento en el suelo.

- ¿Por qué te sientas en el suelo? - pregunta enarcando una ceja.

-No acostumbro a comer en la cama, creo que es un mal habito- digo encogiendo los hombros.

-Se me olvida lo rara que eres- dice sentándose en el suelo frente a mí.

-No soy rara-protesto.

-Claro que sí. Se te olvida esa vez que remojaste el pan dentro del café. -dice haciendo una mueca.

- ¿Qué? Eso es muy normal.

-Si, claro. Rarita- dice dando un ligero toque en mi rodilla que esta desnuda ya que llevo puesto solo unos shorts.

Al parecer, él se percata de eso, pero mira mis piernas sin ningún descaro, mientras sonríe.

Siento el rubor en las mejillas.

Desearía haberme puesto pantalones, o tal vez no

- ¿Puedo preguntarte algo? - mira hacia sus zapatos. Asiento- Te pusiste un poco extraña cuando vimos las fotos de tu madre- Esta vez me mira directamente a los ojos. - ¿Qué pasó con ella? -añade.

Trague saliva.

No esperaba esa pregunta, pero creo que estoy lista para hablar de eso.

Tomé aire.

-Murió - le respondo. Asiente, animándome a seguir- Fue en un accidente, la casa en donde vivía era una casa vieja, hubo un incendio y ella...ella no pudo salir.

Estaba equivocada.

Aún no estoy lista para hablar sobre lo que ocurrió.



Hola!! Quiero agradecerles a todos los que están leyendo ATQM. No saben lo feliz que me hacen. Si bien no soy mucho de escribir notas de autora, pero creo que lo haré seguido.

Cuénteme, les está gustando?  Tienen alguna teoría de lo que pasó con la mamá de Marceline?

Con cariño, Nasthia K.

Alguien Tiene Que MorirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora