Capitulo 5: Preparativos.

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Se sentía irreal estar bajando por esas escaleras con alfombra roja y detalles en dorado, ni siquiera puede recordar si estaba ahí la última vez que la vio, aunque estas parecían nuevas e impecables. Ni siquiera intento mirar alrededor, continuo con la mirada baja y en cuanto termino de bajar las escaleras se encontró con un brillante piso de azulejos blancos que lastimaban sus ojos, haciéndolos arder por la claridad y luz que reflejaban.

Terminando de recorrer un pasillo estrecho llegaron a un enorme comedor, ahí su madre lo sentó en una silla frente a un plato de comida que no estaba seguro de poder comer, esta consistía de un pedazo de carne, arroz, un poco de verduras y junto había un vaso de agua. Eso no importo cuando con las manos agarro el pedazo de carne e intento comerlo.

Su madre que lo vigilaba sentada en la sillas junto a él lo miro con desagrado y en solo movimiento fluido estaba sobre él.

- Omega, eres asqueroso, usa los malditos cubiertos- dijo la alfa golpeando sus manos.- Si haces algo así mientras estoy cerrando el trato o, en caso de que acepten, lo haces donde sea que te lleven y lo arruinas voy a castigarte,- termino de decir para luego dar un paso atrás y regresar a su silla.

Nervioso volvió la vista al plato y noto el juego de cubiertos a los lados, los tomo con manos temblorosas e intento cortar la carne. Supo en el momento que acerco los cubiertos al plato que no iba a funcionar, ya que, sus manos no dejaban de temblar, además de que le dolían.

Volteó a ver a su madre, ella lo veía con indiferencia, pero aún así parecía pensar a toda marcha por la forma en que golpeaba sus dedos en la mesa.

- Tsc, eres un inútil, ni siquiera puedes sostener unos malditos cubiertos. Bien, ahora tendré que pensar una excusa para eso también-.

Cada palabra fue dicha con fastidió, le lastimó saber que no podía decir nada para defenderme o intentar explicar lo que le pasaba. De todas formas, continuo con movimientos lentos y soportando el dolor.

Sus ojos se llenaron de lágrimas por la frustración, lo que empeoró la condición de sus manos.

Escuchó un gruñido desde la derecha y asustado volteó a ver al alfa, está se paró, haciendo que se encogiera en la silla y espero algún golpe de su parte, aunque nunca lo haya hecho.

- Maldición, deja eso. Come con las jodidas manos, es repugnante verte intentarlo siquiera. Tendré que decir que no eres capaz de sostener cosas, voy a investigar alguna enfermedad que cuadre. Quédate aquí, mandaré a la sirvienta para que te vigilé y luego te paseara por la casa- dijo la morena mientras se dirigía hacia la puerta.

Solo la vio irse y en cuanto salio de la habitación espasmos recorrieron su cuerpo, calientes lágrimas corrían por sus mejillas e intento pararlas, pero no importa cuanto lo intente estas no se detienen. No merecía el trato que estaba recibiendo, no hizo mas que obedecer las ordenes dadas. No era su culpa que sus dedos dolieran, ni que temblaran sus manos.

Ahora deseaba nunca haber querido salir del cuarto al que fue confinado, ojala no hubiera gastado tantas noches deseando salir.

Tan ensimismado estaba que no se dio cuenta que alguien entro a la habitación hasta que un carraspeo se escucho. Volteo rápido y vio a la misma beta que lo baño, esta parecía un poco menos enojada.

Se limpio rápidamente el rostro y se enderezó en la silla, la beta solo se acerco, lo miro fijamente durante un momento y soltó un pesado suspiro.

- Termina tu comida, la señora dice que cuando vuelva quiere que hayas terminado con todo lo que te ordeno hacer-, dijo y parecía que sus ojos se suavizaron a medida que hablaba. Se sintió curioso, pero no lo pensó mucho, de todas formas no se suponía que mirara a nadie.

Soltando un tembloroso suspiro volvió a mirar el plato de comida, se pregunto si ella le pediría que usará los cubiertos. No importa, con nada mas que resignación volvió a tomar la carne del plato y se la llevo a la boca esperando un regaño o sonido de desaprobación. Pero, nada de eso paso, solo silencio y una mirada sobre su persona que lo hacia sentir incómodo al comer.

Comió en automático, estaba demasiado metido en sus pensamientos. Y si, de todas formas hay posibilidad de que no acepten el trato de su madre. ¿Por qué tendría que estar tan asustado?, su madre dijo que lo enviaría derecho a su cuarto si eso pasaba y por lo que entendió, es probable que no lo quieran. Todo lo que tenía que hacer es esperar, disfrutar de esta comida y absorber cada detalle de la casa antes de volver a la oscuridad.

Era un gran plan, disfrutar de la luz antes de ser arrastrado a la oscuridad.

La comida estuvo deliciosa, todo lo que había comido hasta el momento era pan o sándwiches pasados y en cuanto termino se bebió el vaso de agua en un instante. La beta que lo estuvo mirando de cerca en todo momento se acerco apenas dejo el vaso de vuelta en la mesa.

- Bien, vamos.- Lo tomo del brazo y empezó a arrastrarlo por la habitación.- Iremos al recibidor y luego a la sala, tienes que soltar tu olor tan fuerte como puedas en el, en la sala te refregaras en las cojines y necesito que también sueltes tu olor por todo el camino. No te contengas, tu olor tiene que ser fuerte y parecer que esta por toda la casa.

Caminaron por el mismo pasillo que cuando vino, pero terminaron de recorrerlo y se encontró con la sala, pero no pararon ahí siguieron caminando hasta que se encontraron en el recibidor. No entiende porque no hacen la sala primero, se habría tirado en el enorme sillón que ocupaba gran parte del lugar, si solo la beta no hubiera continuado caminando.

Sin decir una palabra la beta lo miro e hizo una seña, comprendió lo que quería y solo tanto aroma a omega como pudo, tuvo cuidado de no dejar que sus emociones se entrelazaran con el aroma y rezo por que fuera suficiente. Al parecer lo fue, porque la beta asintió satisfecha y empezó a moverse por donde vinieron.

- Recuerda mantener tu olor así-, fue todo lo que dijo sin siquiera voltear-lo a ver.

Y así lo hizo, dejo su aroma flotando en una nube espesa por donde había pasado. Apenas llegaron de nuevo a la sala la beta dijo que diera una vuelta por todo el lugar y en cuanto termino le permitió revolcarse en el gran sillón, definitivamente le gusto esa parte. No recuerda cuando fue la última ver que se tumbo en algo tan acolchado, al menos no desde que el colchón en su cuarto es tan fino que es como dormir y sentarse en el suelo.

Cuando la beta lo considero suficiente le ordeno que la siguiera y lo paseo por diferentes partes de la casa, pero no lo detuvo a impregnar su olor tan fuerte como en el recibidor o la sala, no, solo pasaron caminando y rápido se dirigieron hacia la siguiente habitación. Para cuando terminaron estaba muy cansado, sentía que le faltaba un poco el aire y su cara estaba cubierta de sudor. tiene sentido para él, tanto tiempo solo arrastrándose por un cuarto y de repente tener que caminar por toda la casa había sido como correr una maratón para su débil cuerpo. sus piernas temblaban y sentía que cederían en cualquier segundo, al parecer la beta noto esto y decidió apiadarse de su triste condición, ya que lo llevo a la sala para que se recostara en el sillón.

Debe haber sido demasiado para su cuerpo, porque en cuanto toco el sillón se desmayo sobre el, sintió la inconsciencia abrazarlo y no sabe si eso le traerá problemas, solo puede descubrirlo la próxima vez que despierte.

Nota: espero no estar haciendo esto muy largo. Soy consiente de que ya pasaron cinco capítulos y todavía no sale de la casa. Otra cosa es que, descubrí que la inspiración solo llega cuando tengo mis manos sobre el teclado (•_•).

Cautivo -taejin-vjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora