Capitulo 8: ¿Qué paso?

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Hubo un momento de silencio, conmocionados por la respuesta de los que eran sus posibles ejecutores. No podían cree que aceptaran, antes de que se fueran a hablan con su jefe parecía obvio decir que su absurdo plan fracaso, pero no. La primera en recuperarse fue su madre, que extasiada por su éxito no pudo evitar soltar una risita maliciosa, se acercó a él y tomándolo del brazo lo levanto sin decir una palabra. Seungri por otro lado, parecía aliviado como si alguien quitara una gran roca que estaba sobre sus hombros.

Lo llevaron hacia la habitación de ellos otra vez y allí le pasaron una mochila, no sabe que hay en ella, pero está demasiado pesada e incluso cuando lo intento no pudo cargarla. Al ver su incapacidad para cargarla su madre le lanzo una mirada irritada, pero enseguida cambio de expresión por una más ligera y le ordeno a su padre cargarla por él, esto lo dejo sorprendido y estuvo tentado de mirarla con más profundidad, pero al notar que casi vibraba de emoción lo pensó mejor. Debe estar así porque aquellos alfas la ayudaron a que se deshiciera de la vergüenza omega tan inútil que había engendrado. Si, eso concuerda con toda la situación y definitivamente no se necesita ser un  erudito para saberlo.

Fue empujado todo el camino hacia la puerta de salida y el jardín, donde pasaron una gran portón negro. Ahí lo esperaba uno de los alfas, en su aroma se podía oler la insatisfacción y lo irritado que estaba. Así que supuso que seria el nombrado "JK", este arrebato la mochila de las manos de seungri y empezó a caminar delante de él.

No lo siguió. ¿Realmente tenía que seguir a estos alfas desconocidos a un destino incierto? Quisiera con sus pocas fuerzas poder negarse, caer al suelo y rogar por que lo dejaran volver a su oscuro cuarto donde todo era conocido, incluso si cada día perdía un poco de cordura. Sin embargo, solo se quedo quieto conteniendo la respiración, hasta que los pasos se detuvieron y su madre se acercó a él por detrás y susurro una orden a su oído. 

- Muévete omega y mantén la calma -, susurro calma y apenas audible.

Todo su cuerpo se estremeció al recibir la orden, estaba seguro que si no fuera por todas las ordenes dadas por la alfa no podría siquiera mantenerse en pie por su cuenta.

Soltando el aire contenido y moviéndose solo por la fuerza que ejercía el domino de la mujer se acerco con un temblor apenas perceptible al hombre que lo esperaba frente a una camioneta negra con los vidrios polarizados. Por dentro gritaba y lloraba derrotado,  su aroma se mantuvo calmo, neutro, solo dejando saber su jerarquía dentro de la sociedad.  

Con el llegando al fin a su lado abrió la puerta y tiro la mochila dentro, con eso hizo una seña para que se metiera, todo su cuerpo se tenso como la cuerda de una guitarra, miro dentro de la camioneta y pudo ver el perfil del otro alfa dentro este los esperaba dentro en el lado delantera haciendo de conductor con el motor calentando.

- Entra de una vez -, hablo impaciente jk. Enseguida se adentro, detrás de él entro jk y cerro la puerta. - bien, vámonos de este maldito lugar - se quejo.

Rápido se movió hasta el extremo opuesto e intento permanecer lo mas lejos posible del hombre.

- Enserio, vas a provocar que me enfade si no empiezas a controlar tu boca -, regaño el otro mientras sacaba la camioneta a la calle. - Pónganse el cinturón de seguridad, por favor. -, pidió amable.

Busco lo que seria un cinturón de seguridad para su asiento, lo encontró fácil en el respaldo del mismo, pero cuando lo agarro se dio cuenta que sus manos dolían por el frio y seguramente por forzarse a usar cubiertos en la cena. Así que, cuando quiso engancharlo no pudo, sus manos temblaron y el dolor se disparo por sus manos hacia los brazos y no pudo contener un quejido.

Escucho a la persona a su lado moverse para abrochar su propio cinturón y sintió vergüenza por tener que luchar tanto para solo sostenerlo en su mano, parece que decidió apiadarse del patético omega que lucho con un cinto cuando soltó un suspiro irritado y se lo quito de las manos para engancharlo él, luego retrocedió tan rápido como se acerco. Eso lo dejo algo conmocionado, pero en cuanto se alejo volvió la mirada hacia afuera viendo los edificios pasar borrosos por los costados. Sintió que todo el estrés y cansancio cayeron como un gran peso sobre su cuerpo, antes de darse cuenta estaba quedándose dormido pero un tope lo despertó de golpe cuando su cabeza se cayo hacia adelante e hizo doler su cuello. 

Cautivo -taejin-vjin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora