Para mi hermanita

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Considera estos versos,
como los más dulces de los besos,
porque es lo que mereces,
y mereces más que eso.

La persona más importante en mi vida,
y con motivo,
porque de no ser por ti,
no seguiría vivo.

Tus palabras, siempre sabias,
iluminan mi camino,
y con tu aire esclarecedor,
despejas mi destino.

Eres las brasas de una cálida fogata,
para el infierno helado de mi corazón,
queriendo siempre prenderme en llamas,
con tu sonrisa y tu calor.

La mujer más valiente,
mi guerrera luchadora,
que no se rinde en sus batallas,
la que tiene actitud de ganadora.

La que mejor escucha mis palabras,
la única que las sabe interpretar.
La única que me consuela,
cuando mis lágrimas se derraman como el mar.

La que me levanta en cada fallo,
la que me corrije con razón,
la que me acoge con sus brazos,
la que me arropa con su corazón.

La que mejor me conoce,
la que me quiere con ilusión,
la que me reconoce,
que fuimos nuestra salvación.

Pero esta vez fuiste tú,
el ángel que me salvó,
que te apareciste ante mi vida,
para darme tu amor.

Y lo agradezco tanto,
y estoy tan en deuda,
que en la vida habrá nada suficiente,
para que te lo devuelva.

Pero, hermanita mía,
no te preocupes por eso,
porque siempre te lo puedo pagar,
con abrazos y besos.

Y por todo lo que representas para mí,
¿como no podría inmortalizarte?
Y que así todo el mundo sepa,
que eres muy importante.

Al menos para mí,
que en mi corazón ya tienes un pedestal,
lo he esculpido durante años,
años de gran amistad.

Y en mi mente otro,
pero hecho de cristal,
prismático y especial,
idealizado hasta rabiar.

Y en mi alma el más importante,
esculpido con amor,
amor que tu me diste,
y amor que te di yo.

Gracias, princesa mía,
hermanita de mi corazón,
por ser el fin de mis días,
y el comienzo de mi solución.

Borrón y cuenta nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora