Diecinueve

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Zee conducía nervioso a la casa de Saint, se sentía feliz aunque sabía que más bien la cena había sido gracias a la pequeña Anne.

La verdad era que había notado que este ya no pensaba decirle nada,lo sabía pues estaba dolido por su interrogatorio acerca de su alfa muerto.

Aparcó en la entrada de la casa, ésta ya lucía muy diferente, al parecer los trabajadores estaban haciendo muy buen trabajo.

El alfa respiró hondo y tocó con los nudillos en la restaurada puerta de madera.

-¡Es Zee papi!.... ¡Él ya está aquí!-Escuchó gritar a la pequeña, la cual abrió la puerta muy sonriente.

-Hola preciosa-dijo sonriente.

El castaño apareció detrás de ella aún con el delantal.

-Pasa, no te quedes en la puerta.

-Si claro, emm gracias...huele delicioso.

-Hemos hecho el postre favorito de mi papá-dijo la niña cerrando la puerta, muy orgullosa y contenta.

Zee sonrió y la cogió en los brazos para darle un cariñoso beso en la mejilla, mientras se adentraba en la cocina, a lo que esta sonrió feliz.

La verdad era que Zee la conocía de muy poco tiempo pero sentía algo muy especial por ella, aunque no sabía si era a causa de su deseo frustrado de ser padre tras la desilusión con Finghter o que la pequeña era tan dulce y especial como recordaba que había sido Saint cuando estuvieron juntos.

-Ven, siéntate aquí-dijo esta corriendo hacia una de las sillas, al bajar de su regazo.

-Si, claro...gracias.

El omega entonces sirvió la cena y se sentó también.

-Gracias de nuevo por invitarme Saint, esto tiene una pinta estupenda.

-Gracias, Zee-dijo el omega ya más relajado.

Los tres disfrutaron de la deliciosa lasaña que habían cocinado el omega y su pequeña, mientras hablaban de los animales, las obras de la casa y el colegio al que iría Anne.

Finalmente al terminar, la niña ayudó a su padre a recoger los platos ante la atenta mirada del alfa, que se sentía increíblemente cómodo y aunque sabía que no era verdad, le encantaba la idea de formar parte por unas horas de aquella pequeña familia.

El omega puso los platos de postre y los cubiertos y esta quiso llevar la tarta hasta la mesa, la cual casi se le cae pero un rápido reflejo del alfa, impidió el desastre de que acabase en el suelo.

-Lo siento-dijo apenada pensando que recibiría un regaño.

Su padre iba a decir algo pero Zee olió su incomodidad y rápidamente lo impidió.

-Tranquila cariño, no ha pasado nada, ¿lo ves?-dijo señalandola- ....La tarta está entera y perfecta....Me muero por probar un trozo de esta maravilla.

Anne entonces sonrió aliviada y el omega cortó un trozo para cada uno.

-Wow, está deliciosa-dijo el alfa entusiasmado mientras saboreaba la primera cucharada que se había llevado a la boca.

-¿Quieres un café o un té, Zee?-preguntó el castaño al terminar de repartir el postre.

-Oh no...no quisiera abusar.

-No es molestia, lo preparo enseguida.

-Un té estaría bien, gracias.

Al terminar la tarta, la pequeña empezó a bostezar frotandose los ojos.

-Cielo, despídete ya y ve a ponerte el pijama, es hora de irse a la cama, yo iré enseguida a arroparte, ¿de acuerdo?-dijo el omega levantándose para hacer el té.

-Si papi-dijo obediente la niña-...Ha-Hasta mañana Zee.

-Hasta mañana, que descanses preciosa-respondió sonriendo este.

El omega besó la mejilla de su pequeña y luego siguió cogiendo las tacitas y cortando el limón para el té.

-Tienes una hija increíble, debe ser maravilloso tener un trocito de uno creciendo y descubriendo la vida-habló de repente el alfa.

-Si, la verdad lo es.... Anne es un amor de niña, aunque nos cuesta adaptarnos a nuestra nueva situación-dijo este entristecido.

-¿Sabes?, yo tuve esa sensación durante unos meses pero solo era un espejismo-el alfa se entristeció.

Saint entonces se giró y lo miró extrañado mientras servía el té.

-No te entiendo.

-Oh bueno... hubo una omega que me engañó...Ella afirmó estar embarazada de un hijo mío y yo la creí... Le concedí todo los caprichos hasta que por casualidad me enteré que era de su ex alfa....Al parecer él la había abandonado y vio en mi una tarjeta de crédito para cubrir sus gastos.

-Oh vaya, menuda sinvergüenza-dijo el omega boquiabierto-... bueno pero no te apenes, quién sabe... algún día conocerás a una pareja decente y podrás tener a vuestros pequeños corriendo por la granja.

Este lo miró incrédulo.

-No gracias, basta de omegas... Ya tuve suficiente con las dos vampiresas de mis ex esposas y Neen

A Saint no le gustó nada escuchar eso, de hecho sintió un pinchazo en el corazón, aunque no sabía el porqué pues él creía tener más que superado lo suyo con el moreno alfa.

13. Esperando a mi omega - parte Dos - Zaintsee//Pinson - Omegaverse - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora