¿Dignidad o Jeon?

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Estar sentado en la típica silla de plástico con un vaso desechable de plástico entre mis manos, junto con una mesa de plástico en la que todos los invitados comían la típica carne asada; era desesperante. Las fiestas no eran lo mío. Nunca lo fue, me siento incómodo cuando viejos borrachos se acercan a mi tratando de entablar una conversación tan simple que ganas de vomitar me daba.

Festejamos los más de 50 de mi tío, todo era malo; peor era mi familia, tanto plástica como hipócrita. Lo único bueno era el hijo de maravilloso festejado: mi primo, lejano, pero no quitaba que es mi primo. Así es, ese tipo llamado Jeon JungKook, alto, de cabello negro profundo y ojos café más oscuros que la madera de roble. Si no fuera por nuestro parentesco ya me lo hubiera tirado, pero mi dignidad me lo impide. Nunca en mi santa vida cometería incesto.

— Jimminie yah~ quita esa cara de serio baila con alguien, diviértete. — Mi madre, una mujer con labios abultados y cabello revuelto se sentó a un lado mío, hablandome con notorio alcohol en sus labios y con palabras arrastradas, declarando que estaba borracha.

— Omma, sabes que esto no es lo mío. — Lo más amable que pude me dirigí a ella, odiaba de sobremanera a las personas que tomaban sin control y se ponían como borrachos.

— Que aburrido eres JiMin; de lo que te pierdes, eres igual a tu padre, tienes 17 años y eres un amargado. — ¿Igual a mi padre? Disculpa; que él te haya maltratado durante algún tiempo no es mi bendito problema ¿cómo se atreve a compararme con ese hombre?

— Lo que tú digas madre. — Y con eso se fue enojada con el resto de la familia. No me preocupe; sé que al día siguiente ni recordaría que habló conmigo.

Harto de que la música me reventara los tímpanos me salí de la casa en donde la fiesta se llevaba a cabo. Tomé el resto del refresco que quedaba en el vaso rojo, sintiendo como las burbujas reventaban mi garganta, sin duda una sensación desagradable, tire el vaso en la acera valiéndome poco lo que dijeran. Caminé hasta mi casa que se encontraba en la misma calle que la de los Jeon, escuchando como poco a poco la música se hacía pequeña.

— ¡Park! — Escuché una pisadas tras de mí y una voz peculiar, que me estremeció por completo.

— ¿Qué quieres, Jeon? — Pregunté de una manera despótica, quería sonar amenazador y molesto. Saque las llaves de mi casa dispuesto a abrir y entrar.

— ¿Qué pasó con el mochi cariñoso? — Me preguntó Jungkook con notable sarcasmo en sus palabras, con todo el mundo me comportaba tierno y bonito, con la necesidad de encajar en la perfecta familia que teníamos; solo con el mostraba mi furia y descontento.

Realicé una sonrisa falsa y con una mueca en mi cara abrí la puerta de mi hogar. — Que graciosito me saliste. — Estaba a punto de cerrar la puerta en su cara pero puso su pie entre esta y él picaporte.

— JiMin, espera. — Con su mano abrió totalmente la puerta para después mirarme a los ojos. Jungkook podía ser tierno y a la vez sexy cuando se lo propone. — No te quise ofender, sé que las fiestas no son de tu agrado... permíteme acompañarte. — Sin algún otro remedio, me hice a un lado para dejarlo pasar, el atardecer bañaba de color naranja el interior de mi casa, dándome de aviso que ya casi oscurecía.

Me deje caer en el sofá, tome el control de la televisión mientras cruzaba mis piernas, apreté el botón de encendido y con un click más ya estaba entrando a Netflix.

— ¿Qué vamos a ver? — Preguntó mi querido primo imitando mi gesto, sentándose a mi lado.

— Dark. — Contesté sin muchos apuros.

𝗢𝗨𝗥 𝗕𝗘𝗚𝗜𝗡𝗡𝗜𝗡𝗚 ꒷ ⚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora