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El dolor de cabeza era terrible, parecía que todo daba vueltas, me punzaba y en cualquier momento podría explotar

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El dolor de cabeza era terrible, parecía que todo daba vueltas, me punzaba y en cualquier momento podría explotar.

Unas señoritas estaban a mi lado, y escuchaba la voz de un hombre a lo lejos.

Mis párpados se sentían pesados; abrí la boca, la sentía un poco seca.

—¿Qué pasa?

Las personas se me acercaron tapando la poco la luz que veía, abrí los ojos y pude ver unas siluetas.

—¿Cómo te sientes? —interrogó el hombre

—Me duele la cabeza. —me la toqué— ¿Qué fue lo qué pasó?

—Te encontramos desmayada.

Traté de sentarme en la cama, pero no me lo permitieron.

—Quédate acostada. —una señorita me pasó un vaso con agua y una pastilla—. Bebe esto.

Me le quedé mirando un rato, me cuestioné si debía tomarla o no, al final lo hice, debía ser solo una pastilla para el dolor.

—¿Recuerdas algo antes de desmayarte? Si sentías algún dolor o...

La puerta se abrió repentinamente, mi madre entró por ella, estaba alterada.

—Hija. ¿Estás bien? —me abrazó y no pude mover mis brazos.

—Sí. —respondí

Tomó mis mejillas entre sus manos, inspeccionaba mi cara asegurándose de que estuviera bien.

—Seguro sigues sin comer. Tienes que hacerlo o te puedes...

—No, mamá, ya comí.

Estaba por decir algo, seguramente me reprocharía, pero alguien más habló.

Era Sebastian, que hasta el momento no había notado su presencia.

—Eso es cierto. Le serví dos veces. —mamá los miró y sus labios formaron una sola línea.

—Te ves mejor, las dejaremos a solas. —le hablaron a mi madre— Avísenos si necesita algo.

Asintió.

—Hija... —frotó mi pierna sobre la manta.

—Creí que ya sabías que había comido.

—No, ¿por qué lo sabría?

—Pensé que tú les habías pedido que me dejaran el chocolate en mi almohada, así como tú me lo ponías a mí.

—¿Chocolate? —parecía no saber de lo que estaba hablando. —No sé de qué me hablas.

Negó ligeramente con la cabeza.

—Hablo de los chocolates que me ponías en casa, al despertar siempre había uno en mi cama. Supuse que habías sido tú.

El otro lado de la sonrisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora