Antojos nocturnos

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Diciembre 2003

Annie y Harry esperaban en la estación a que el tren llegara.

La castaña se ajustó su gorro blanco y su bufanda, a la vez que se envolvía más en su abrigo que ocultaba su pancita de dos meses. Ya se notaba más, pero no mucho, y Harry estaba fascinado por ello.

-¿Crees que no le moleste que nos hayamos mudado sin decirle? -murmuró Annie.

-Estará encantado -le prometió Harry besando su mejilla. No pasó mucho tiempo, cuando el anden se fue llenando cada vez más de personas, y a lo lejos se escuchó el ruido del tren. Annie sonrió emocionada.

El tren dobló la curva y apareció justo frente a ellos. Annie tapó su nariz para evitar respirar el vapor. Cuando finalmente se detuvo, las puertas se abrieron y cientos de niños bajaron de ahí. Le causó mucha gracia como saludaban emocionados a Harry.

-Te quieren -lo codeó divertida. Harry le sonrió.

-¡Mamá!

Annie se giró. Edward corría hacia ellos con una enorme sonrisa, dejando atrás su baul y sus cosas.

-Con cuidado, Teddy -advirtió Harry antes de que el niño llegara. El Hufflepuff abrazó a Annie con emoción, muy feliz de verla después de tres meses. Annie lo abrazó con la misma fuerza.

-Te extrañé muchísimo -dijo Annie acariciando su cabello.

-Y yo a tí. A papá no porque siempre lo veo.

Harry bufó indignado pero aún así sonrió al recibir el abrazo de Teddy.

-¡Teddy!

La voz de Alex sacó a Annie de ese momento. El niño parecía indignado por haber sido dejado en el olvido con todas las cosas.

-Ups.

Teddy se alejó de ellos para ir hasta su amigo con una sonrisa de disculpa mientras el Ravenclaw lo veía con mala cara.

-Ya sabemos quién va a mandar en la relación -se burló Harry. Annie rió mientras ambos niños se acercaban, Edward con Einstein en su jaula.

-Hola Alex.

-Hola Annie, hola Harry -saludó con una sonrisa y abrazó a su todavía en su mente, hermana.

-Tus padres tuvieron que salir de la ciudad para ir con la tía Celia por una emergencia, así que vendrás con nosotros -le explicó. El menor puso cara de alivio.

-Que bueno que regresé después -murmuró.

-Lo sé, a mi tampoco me gustaba ir -rió.

-Denme sus baúles para encogerlos -dijo Harry mientras sacaba su varita- que Einstein llegue volando, Teddy. Para encoger la jaula.

-De acuerdo -dijo el niño para dejar salir a la bonita lechuza que mordió cariñosamente su dedo y despegó.

-Bueno, tenemos unas sorpresas -dijo Annie mientras los cuatro salían de la estación nueve y tres cuartos. Algunos niños le deseaban a Harry feliz navidad.

-¿Qué sorpresas? -preguntó Edward curioso.

-Ya lo sabrás.

Tomaron un taxi para poder recorrer las nevadas calles de Londres. Annie se mordía una uña mientras más recorrían del camino.

-¿No iremos a casa? -preguntó Edward confundido.

-Allá vamos -le aseguró Harry. Teddy puso una cara aturdida y miró a Alex, como si él pudiera responderle lo que no entendía. El otro sólo se encogió de hombros, sin saber.

Annie's extras: Bright yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora