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ninguna palabra que exista podría explicar lo que sentía en ese momento la angustia, el dolor desesperante que sentí iba más allá de lo que podía soportar, un miedo latente se instaló en mi, el temor de que lo que mas amo se me fuera arrebatado fr...

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ninguna palabra que exista podría explicar lo que sentía en ese momento la angustia, el dolor desesperante que sentí iba más allá de lo que podía soportar, un miedo latente se instaló en mi, el temor de que lo que mas amo se me fuera arrebatado frente a mis ojos dolía, dolía como el infierno mismo y quemaba mi interior lastimando mi alma profundamente y el lúgubre ambiente no ayudaba.

Habían pasado horas desde que lo puse a salvo, seguía sin despertar y eso me aterrorizaba, el pensar que nunca despertará, por más de que esté a salvo aquí siento que algo malo le sucederá y que no seré capaz de protegerlo.

Escuchaba los latidos lentos y débiles de su corazón,  las heridas estaban casi completamente cicatrizadas gracias a mi saliva pero esta tambien le habia causado una fiebre muy alta por el veneno de lobo que poseía. 

Me senté en la cama junto a él, trace líneas con mis dedos en su rostro bajando hacia su cuello pasando sobre las heridas casi cicatrizadas

-mas vale que ese cerdo no haya dejado marcas en mi luna- gruño la loba en mi interior 

-solo falta un poco de suerte para que se borren, es mas estoy casi segura de que no quedaran marcas - le dije y esta solo se limitó a gruñir 

su aroma llegaba hasta mí golpeándome con fuerza y me incliné sobre él para dejar un beso sobre su frente. Baje las escaleras , camine hacia la puerta del jardín y me desvesti. Matarlo frente a él no era una opción pero ahora él no me veía nada me iba a impedir que lo destrozará, en mis planes no estaba que él me viera como un monstruo.

-voy a matarlo, esta vez no huirá -gruño mi loba e inconscientemente sonreí 

Sentía su repugnante olor muy cerca, corría con toda la velocidad que mis patas me permitían, a estas alturas el tal vez ya se habría recuperado por completo.

Solo un pensamiento existía en mi mente -muerte- y esta vez no había nada que me detuviera, mi mate no estaría ahí para presenciar las atrocidades que estaba dispuesta a hacer por el. era tiempo de saciar la sed de sangre de ambas.

Tom

Lo veía mirarme desde la lejanía atento a cada uno de mis movimientos, su pelaje rojizo resaltaba entre los árboles, lo vi acercarse sin ninguna pizca de sigilo, caminaba como si quisiera que lo notará, es raro que diga esto pero podía notar una cierta Soberbia en su andar.

El colosal animal se plantó frente a mí, tragué en seco evidentemente sentía miedo ya que está enorme bestia podría partirme a la mitad de un zarpazo, mi mente ordenaba que huyera pero mi cuerpo no reaccionaba.

Acercó su cabeza a mi rostro, olfateo mis mejillas, lamió esta zona para luego mimar su cara contra mi mejilla, estaba completamente anonadado.

Su olor se impregnó en mi nariz, un olor a frutos rojos que estoy seguro que olí en algún lugar, un nombre distorsionado salió de mis labios.

Los Deseos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora