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Mis ojos vagabundeaban en la habitación, estaba recostado en la cama con las manos entrelazadas sobre mi abdomen, la oscuridad ingresaba lentamente por las cortinas y la habitación se iba quedando de apoco en penumbras, sin mentir les había dejado...

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Mis ojos vagabundeaban en la habitación, estaba recostado en la cama con las manos entrelazadas sobre mi abdomen, la oscuridad ingresaba lentamente por las cortinas y la habitación se iba quedando de apoco en penumbras, sin mentir les había dejado 20 mensajes a cada uno pero ni el castaño ni el pelinegro habían dado señales de vida, lena por su parte tenía el teléfono apagado desde que desapareció.

Bostecé, me puse de costado y fijé mi mirada en un punto fijo en la pared, cerré los ojos dejándome vencer por el cansancio.

Gritos, gritos desgarradores y cargados de dolor, eran los gritos de la mujer que me quitaba el aliento, podía verla a la distancia retorciéndose de dolor, su rostro cubierto de lágrimas y sudor. Detrás de ella había alguien, una sombra, quien parecía estar tratando de pegarle algo a la espalda, quería avanzar hacia ella pero mis pies no se movían, poco  tiempo después la mujer   dejó de ser eso y  pasó a  ser un enorme lobo rojo.

nuestras miradas se conectaron, sus orejas  se  arquearon  hacia atrás, y con la   cabeza agacha se acercó a mi, yo la imité extendiendo la mano dudoso, mis dedos tocaron su sedoso pelaje.

-ansío el día en que pueda tenerte entre mis brazos, luna de mi vida.

Las vibraciones del teléfono me despertaron.

-hey, siento no haberte respondido, le estaba dando cariño a syrma, ya sabes a lo que me refiero.

-que energía murmuré.
-deberías dejarlo descansar un poco, a este paso lo dejarás inválido.

-ese es el plan, princesa. Nos vemos mañana para beber? Lena vuelve en tres días, su viaje se alargó, pescó un resfriado.

-nos vemos mañana, buenas noches. Dile a lena que ya la extraño.

Apague el celular (¿no me podía haber avisado ella?) negué con la cabeza (seguro no tiene fuerzas) suspiré (¿pero como se enteraron lesath y syrma?) Cubrí mi cabeza con una almohada (les habrá avisado la amiga. Dios Tom ¿que diablos sucede contigo?).

Me levanté de la cama, me quité las prendas y me metí a bañar, en mi mente volvieron aquellas palabras.

-yo también ansío tenerte entre mis brazos -murmuré, sentía las gotas tibias caer en mi espalda, sentía la cabeza abombada, su rostro me acosaba incluso despierto.

-yo también ansío tenerte entre mis brazos -murmuré, sentía las gotas tibias caer en mi espalda, sentía la cabeza abombada, su rostro me acosaba incluso despierto

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Los Deseos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora