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-Lena - mis ojos se dirigieron hacia la voz de Syrma - solo necesitas pedirlo, y lo tendrás frente a ti - le sonreí

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-Lena - mis ojos se dirigieron hacia la voz de Syrma - solo necesitas pedirlo, y lo tendrás frente a ti - le sonreí.

-Ven - palmee la cama para que se sentara a mi lado - escúchame, Syr - dije tranquilamente cuando se acercó - sé que tanto para ti como para Lesath es difícil entender, sé que no comprendes a Tom en este momento, pero imagínatelo por un momento. Imagina vivir toda una vida creyendo que la existencia de algo se limita solo a los libros, a las películas de ficción. La existencia de seres como nosotros, los hombres lobo, es algo incomprensible y desconocido para los humanos. Su naturaleza los hace temer a lo desconocido, son humanos, y mi pareja es exactamente eso, un humano -suspiré-. Para ti y para Lesath ha sido fácil -frunció el ceño-. Me refiero a que ambos son hombres lobo. Solo hay que ser pacientes. Sé que un día él tomará el valor necesario y seguirá caminando hasta llegar a mí, y todo esto será algo de lo que nos reiremos -acaricié su cabeza de manera maternal, miré hacia la ventana y una punzada apretó mi pecho-. Y tal vez nunca lo haga, y rechace nuestro lazo -Syrma me miró con el rostro anegado en lágrimas-. Y eso está bien -susurré.

-Pero podrías morir por su culpa -negué con la cabeza mientras tomaba sus manos entre las mías.

-Tom no carga con ninguna culpa. Si es lo que decide, así será. Él tiene todo el derecho, al igual que yo lo habría tenido si lo hubiera rechazado desde el principio. Y no necesariamente voy a morir, quiero decir, incluso para nosotros hay segundas oportunidades -asintió y se levantó de la cama, dejándome sola.

Voltee mi mirada hacia el espejo del tocador frente a mí. Mi apariencia reflejaba la imagen de un fantasma; mi piel, pálida y casi translúcida, las ojeras abarcaban toda la cuenca de mis ojos, y mi cabello, descolorido y casi sin vida. Si en este momento fuera un cadáver, no me sorprendería.

La verdad era que no estaba segura de llegar al fin de semana. Estaba sufriendo como nunca; no tenía contacto con Luna desde hacía varios días, no la sentía en absoluto, y eso me debilitaba hasta el punto de no poder mantenerme en pie sin ayuda.

Luna había abandonado toda esperanza, creía que no había oportunidades para nosotras y que el rechazo era inminente. Yo trataba de negarlo con todas mis fuerzas, esperando que Tom diera solo unos pasos más, suficientes para que sintiera su aroma y me diera las fuerzas para levantarme e ir a encararlo. Tenía esa ilusión porque él se detenía todos los días en el mismo lugar, a la misma hora, como si le faltara el valor para adentrarse en una casa llena de lobos, pero tal vez lo hacía para asegurarse de que los monstruos no dañaran a nadie. Intentaba negar el rechazo, pero era exactamente lo que sentía. Cerré los ojos antes de que las lágrimas escaparan de ellos.

Le rogué a la luna en mi interior, "por favor", supliqué, pensando que su venganza se había perpetrado hace años y cuán equivocada estaba. Abrí los ojos, pero ya no estaba en mi habitación. Me desorienté por un momento, pero al mirar a mi alrededor, reconocí de inmediato el lugar en el que me encontraba.

Los Deseos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora