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me sentía tan nerviosa como nunca me había sentido en mi vida y temblaba de arriba para abajo

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me sentía tan nerviosa como nunca me había sentido en mi vida y temblaba de arriba para abajo. maldije en mis adentros, no podría esconderme en el baño para siempre, miré la puerta con decisión, entonces en un acto de valentía hice girar el pomo abriéndola.

antes de poder cruzar el umbral de la puerta sus brazos me atraparon pegándome a su cuerpo, me miró sonriente antes de inclinarse para besarme, su aroma se impregnó en mi nariz, empecé a sentirme sudorosa, sentía mis mejillas calientes y estaba luchando por mantener mi autocontrol pero para mí mala suerte Tom había comenzado a recorrer mis piernas y caderas con sus manos.

la mente se me nubló, los nervios que había estado sintiendo fueron remplazados por un calor en medio de mis piernas, caminamos hasta la cama donde se dejó caer sentándome sobre el a horcajadas, sus manos se metieron bajo mi blusa recorriendo mi espalda, mi abdomen y finalmente mis senos.

mis caderas iniciaron un vaivén rozando nuestros sexos y pequeños jadeos y gemidos se escapaban en medio del beso. Tom me cargó para dejarme acostada en la cama, donde desabotonó mi short y lo deslizó por mis piernas.

besó mi cuello, descendió a mis clavículas, luego se topó con el cuello de mi blusa, se separó de mí, desesperado arrancó la prenda de mi cuerpo y sin demorarse un segundo atacó mi cuello mientras su mano se deslizaba por mi espalda y desabrochaba mi brasier.

su mano deslizó las tiras de mi brasier por mis hombros dejando libre mis senos, su boca abandonó mi cuello y bajó hasta uno de mis pezones donde lo metió a su boca lamiéndolo y mordisqueándolo mientras el otro era atendido por una de sus manos.

la mano libre descendió hasta mi centro acariciándolo dibujando círculos imaginarios, hundí mi cabeza en la cama y cerré los ojos. se separó de mí, se quitó la remera y tomó uno de mis tobillos.

-lena- murmuró- mírame, quiero que me veas- dijo besándome el tobillo, mis ojos enfocaron los suyos, nunca antes había visto esa expresión en él, su rostro estaba encendido en lujuria y deseo. me estremecí- no apartes la mirada- dijo en tono demandante.

sin apartar la mirada marcó un camino de besos desde mi tobillo hasta mis muslos internos, el mordió y lamió mi carne. fue acercándose cada vez más a mi entrepierna, para cuando llegó hasta ese lugar yo era un manojo de nervios y escalofríos.

besó mi entrada por encima de la tela, se enderezó para quitarme la braga y volvió a hundirse entre mis piernas, su lengua lamió entre mis pliegues y luego se concentró en mi monte donde simuló cruces sobre esta. enterré mis dedos en su pelo y mordí mis labios para no dejar salir mis gemidos.

todo pasaba muy rápido, la cabeza me daba vueltas, el me seguía mirando con deseo, uno de sus dedos se dirigió a mi entrada donde se metió arrancándome un grito de sorpresa, la piel me ardía y vi con horror como mis uñas crecían y se volvían negras y puntiagudas pero mi cuerpo ya no era mío y solo el placer lo controlaba.

Los Deseos de la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora