Aprendiendo a amarte (PAUSADA)

Bomba

Los S.T.A.R.S. habían sido mandados a una nueva misión, por sospecha de bomba en un edificio departamental, el cual fue advertido por uno de los inquilinos del lugar que se había instalado hacía unos días. Les había advertido que iban hacer volar el edificio, y que la bomba ya había sido instalada. Obviamente, Wesker pregunto como es que sabía eso, y el joven les aseguro que había escuchado al arrendador y otra persona que no pudo reconocer, hablando de eso. Aunque fuera una broma muy bien elaborada, ellos tuvieron ir.

–¿Ya esta listo el perímetro?–. Pregunto Wesker. Debían mantener fuera de la zona a los civiles, por si el lugar llegaba a volar.

–Sí capitán. Ya vaciamos el edificio también–. Dijo Jill junto con Chris.

Ahora que no había personas que pudiesen salir heridas, debían ponerse en marcha y ubicar en dónde estaba la bomba. Jill fue la que se puso el equipo antibombas, ya que ella era la más calificada para esta misión, y de apoyo iría Wesker. Ya preparados, se metieron al edificio.

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Registrando la primera planta, no iban viendo nada sospechoso, hasta que Jill noto que una parte del piso de madera, no cuadraba. Clavando su cuchillo a un costado, pudo levantar lo que parecía ser una trampilla, Jill se giró a mirar a Wesker, y el asintió dando atender que bajarían.

Jill comenzo a bajar y Wesker saco su radio.–Aquí águila 1–.

–Aquí águila 2. ¿Qué sucede?–. Respondió Chris.

–Encontramos una trampilla, vamos a bajar–.

–Entendido. Tengan cuidado–.

–Águila 1, fuera–. Guardo la radio y empezó a bajar.

Al llegar abajo, prendieron sus linternas, estaban sumidos en la oscuridad total, pero igual siguieron en búsqueda de la bomba.

–Parece que alguien se tomó su tiempo para hacer este lugar–. Dijo Jill. Le asombraba lo extenso que parecía ser, pero al poco tiempo encontraron una puerta.

Al abrirla, vieron más escaleras y Jill suspiro. Bajar les habrá tardado máximo, unos 5 o 6, pero vieron otra puerta.

–Por favor, que ya no haya más escaleras–. Suplico Jill y volvió abrir, viendo que no había escaleras.–¡Gracias al cielo!–. Exclamó aliviada. Y se adentraron.

Cada paso que iban dando le daba mala espina a Wesker, ya que esté lugar era como una cárcel subterránea. Caminaron a la primera celda que vieron, alumbrando y mirando el interior, pudieron ver que había un par de personas, ¿Rehenes, personas secuestradas?. Wesker se detuvo a pensar, si una bomba estallara ahí abajo, el edificio sería tragado por la tierra y estas personas enterradas.

–¿Hay alguien vivo ahí?–. Pregunto Jill, alumbrando con su linterna.

Vieron como un niño se levantó del piso y los miro fijo, se veía delgado, ¿Hacía cuanto que estaba aquí?. Las demás personas no se movían de su lugar, capaz ya habían perdido la esperanza o...

Quizás el niño les serviría de ayuda, si había logrado escuchar algo. Si llegaba a ser así, su trabajo en encontrar la bomba se volvería mas fácil.–¿Escuchaste algo de una bomba?–.

El pequeño asintió y señaló con su mano.–En cuarto blanco, ahí llevaron una caja–.

–Ok–. Ahora sabían que debían encontrar el cuarto blanco a dónde señalo, y encontrar una caja. Antes de que Jill pudiera decir algo, Wesker dijo.–Volveré por tí–. Y vio un rayo de esperanza en la cara del niño.

Wesker se alejó de la celda y Jill lo seguía, le pareció una promesa lo que le dijo al niño, además que lo había oído muy serio.

A unos metros más adelante, encontraron una puerta metálica, tantearon a ver si estaba abierta, y sí. Entrando, vieron que era el cuarto blanco. Jill vio una gran caja en la esquina del cuarto y fue a revisarla.