Enfermo

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Llegando temprano a la estación, Wesker se encontraba cansado de su 'urgencia nocturna'. Había creído que algo le pasó a las investigaciones de Birkin, pero solo resultaba que quería que cuidé de su hija. El no era una niñera y más de una vez lo había dejado claro.. ya hasta estaba considerando cobrarle muy caro por cada vez que el científico le hiciera eso.

Cuidar de Sherry era fácil, pero había veces en las que era agotador. A noche tuvo que jugar con ella y la tortura que paso por dejarse maquillar con las pinturas de Annette por la pequeña, era un infierno después quitarse todo. También tuvo que prepararle de comer, limpiar y lavar, iba a explotar de rabia, pero en cuanto vio que Sherry venía con algo en las manos y le pregunto.

–¿Que traes ahí Sherry?–. Y observó como la pequeña abrió un tupper que contenía galletas.

–Yo.. las hice para tí–. Le había dicho al rubio algo tímida.

Al parecer Annette le había enseñado a hornear, pero Sherry le contó que cuando las estaban preparando ella tuvo que irse al trabajo, dejándola sola con la preparación de las galletas. Aunque estaban algo quemadas, agarró una y la probó, no le sabían tan mal, ya que no sé comparaban tanto a lo que una vez Chris preparó. Había vuelto a mirar a la pequeña, que ahora parecía que los ojos de ella brillaban más que nunca. Ahí se dió cuenta del sacrificio que debía hacer, así que empezó lento, pero rápido al mismo tiempo en comerse todas las galletas.

–Están deliciosas–. Dijo y vio una gran sonrisa dibujarse en Sherry.

"Quizás fue un error haber aceptado comerse esas galletas" pensó Wesker pero ¿Por qué? Porque ella le había traído más, aunque sabía que estás de seguro eran para Annette y William, pero se las estaba ofreciendo a el. Ya debía saber que sus padres no las probarían por lo ocupados que estaban, así que, que mejor idea que dárselas de probar al tío Wesker que ahora estaba aquí con ella y le dijo que estaban 'deliciosas'.

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Volviendo a la realidad, se apoyó contra la puerta de su oficina. Se sentía extraño, capaz eran los efectos secundarios de esas galletas y los dulces que Sherry más tarde también le dio, ya le estaban haciendo efecto. Después de todo no le pudo decir que no a la pequeña luego que le hiciera ojos de cachorro y dejó que le siguiera dando más. Ahora que lo notaba.. tenía la panza un poco hinchada, tendría que hacer ejercicio para deshacerse del exceso de azúcar que comió, aunque no engordaba igualmente con todo lo que comiera.

Se sintió mal por un momento cuando sintió que todo se le subió de golpe y se le bajó, que solo termino dejándole un mal sabor de boca. Miró a su alrededor haber si llegaba algún S.T.AR.S., para cuando escucho la puerta abrirse y entro Jill.

–¡Buenos días, capitán!–. Saludo alegremente y se acercó al rubio, pero cambio su mirada a una preocupante.–Se le ve pálido señor, más de lo normal.. ¿Se siente bien?–.

–Claramente Valentine, ayer me entregaste tu informe y el de Chris–.

–Si–.

–Ya los revise y note algo.. un tanto curioso–.

–¿Cómo.. que cosa?–.

–Le hiciste el trabajo a Chris devuelta–.

–Bueno, si. Pero yo..–. Para cuando iba a dar su razón fue interrumpida.

–No me importa de que querías ayudarlo, pero el debe hacerlo 'solo'–.

–Lo sé, pero era demasiado para él. ¿Acaso ustedes no son pareja?¿Por qué no le ayudas?–.

–Solo porque lo seamos no significa que le tenga que hacer la vida más fácil, hay que saber separar la vida privada y lo profesional en la oficina–.

Aprendiendo a amarte (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora