Ocho

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Durante una semana, Zee se pasó la mayor parte del tiempo bebido y descuidando la granja, el alfa no supo nada de Anne, ni de Saint, el cual estaba sufriendo de nuevo un celo terrible.

El omega llevaba agonizando tres largos días con sus noches y en los que la pequeña le ayudó en lo que pudo como había hecho en la vez anterior, aunque esa vez fue tan intensa como la vez que no se había tomado los supresores.

La pobre niña aunque sabía algunas cosas no alcanzaba a comprender porque su papi estando con su padre Perth no lo había visto sufrir así, ni tampoco lo había visto llorar tanto.

-¿Qué hacen los alfas para que los omegas no lloren ni estén tan malitos papi?, dímelo sino no puedo ayudarte mejor-le había preguntado impotente una y otra vez.

Esta no había obtenido respuesta pues Saint permanecía tirado en la cama sudoroso y febril, suplicando y en un estado casi primitivo por lo que tan solo repetía una y otra vez y hasta el cansancio; "alfa" y "trae alfa".

La niña estaba confusa pues ella solo conocía a tres alfas, uno era Jimmy, el cual no sabía donde estaba, el otro era su padrino Tin que estaba en Manchester y el tercero era Zee pero seguía molesta con él.

En ese día, la niña ya agotada y temerosa de quedarse sin su otro papá, se tragó su orgullo y salió de la casa en busca del alfa seguida de su amigo fiel Coco.

Sabía que su padre no le dejaba ir sola pero eso era una emergencia y Zee era el único que podía ayudarlos, así que echó a correr por el camino y atravesó los prados de flores por los que tantas veces había paseado junto a su padre.

Pasado un tiempo, feliz contempló la granja al final del camino, así que apuró el paso y cuando ya estaba próximo lo llamó a gritos.

-¡Zee!... ¡Zee!, ¡es mi papá!, ¡Él necesita ayuda!.

Tras unos minutos el alfa reaccionó pues este estaba tirado en el sofa de su salita y en medio de unas cuantas botellas de cerveza vacías.

-¿A-Anne?, ¿q-qué ha-haces a-aquí?-balbuceó al encontrarse a la pequeña llorando en su puerta

-¡Es mi papá!, ¡él está malito!, lleva días así pero no se le pasa, ¡por favor ven, vamos... vamos!-gritó nerviosa apurandolo.

El alfa estaba aún muy mareado para conducir y podían tener un accidente, así que como pudo echó a correr tras la niña para ver que le ocurría al omega.

-¿Tu también estás malito?-preguntó esta cogiéndolo de la mano para que corriese más, ya que se percató de que no estaba como siempre.

Entonces fue cuando el alfa percibió el dulce olor de Saint impregnado en la pequeña y a mitad de camino se paró.

-¿Por qué te paras?, ¡Vamos Zee!, ¡todavía no llegamos!- le gritó sin entender.

Este negaba con la cabeza mientras respiraba con dificultad y cogía su pelo entre sus dedos mirando hacia atrás, resistiéndose.

-No....no, no pu-puedo ir... E-Esto t-tú padre no lo pe-permitiría... no e-está bien.

-¿Pero qué dices?, tú tienes que ayudar a mi papá, él te necesita está muy mal-decía la niña entre sollozos-...Si no le ayudas va a pasarle como a mi papá Perth y yo no quiero que se vaya también.... Zee tú eres el único que puede ayudarnos, yo no conozco a más alfas.

A este se le partía el alma ver a la niña así y no sabía que hacer pues su mente estaba nublada por el alcohol y su celo se estaba despertando pero también estaba muy preocupado por Saint y se moría por ir a su encuentro pero su poca cordura le frenaba y temeroso de que este jamás se lo perdonase por aprovecharse así de él, finalmente el alfa decidió regresar a casa.

- Vete pequeña, regresa... yo no puedo ayudar a tu papá... Tranquila, no te preocupes seguro que se le pasa en unos días.

La niña muy nerviosa y agotada por todo el estrés que había sufrido en esos días y el que aún estaba sufriendo, empezó a gritarle e insultarlo sorprendiendo.

-¡Eres un estúpido!, ¡por eso seguro fue que mi papá te dejó!...¡ya sé que fuisteis novios y no me extraña que se aburriera de ti!, ¡Eres un maldito cobarde!, ¡Eres un alfa horrible!.

Tras soltar todo eso, anne echó a correr por el camino mientras se secaba las lágrimas con su manga.

El alfa la vio alejarse junto con su perrito y él también iba a girarse para regresar a la suya pero de repente la miró desplomarse en el camino.

-¡Anne!...¡Anne! -gritó este muy asustado.

Esta no se incorporaba así que corrió hasta allí y comprobó que respiraba aunque no cesaba de repetir el nombre del alfa sin abrir los ojos.

Zee cogió su móvil y llamó al médico, entonces recogió a la pequeña del camino y corrió todo lo más rápido que pudo hasta la casa del omega pues era la que estaba más cerca.

Entró a toda prisa y llevó a la niña a su habitación y dejarla en la cama para esperar al médico pero entonces ésta abrió los ojos.

-Papi... papi, ¿Dónde está papi?

Este tocó su frente y notó que estaba ardiendo.

-Tranquila cariño, papi está bien... Ya viene el médico-dijo el alfa muy preocupado.

Zee luchaba por resistir todo lo que podía y aunque la preocupación por la pequeña era mas grande, el olor de Saint estaba impregnado en toda la casa y lo aturdía enormemente.

Veinte minutos después, el médico apareció y este vio que el alfa lo estaba esperando fuera de la casa pues había empezado a escuchar los gemidos suplicantes del omega y no había podido resistir estar dentro ni un minuto más.

Este explicó rápidamente lo sucedido a un doctor, el cual lo miraba frunciendo el ceño pues había notado su embriaguez.

Finalmente este corrió al interior de la vivienda para así poder examinar a la pequeña y unos minutos después salió de nuevo.

-Señor Pruk, la pequeña no tiene nada malo...le he dado algo para la fiebre.. tan solo ha sufrido un desvanecimiento por el estrés que ha sufrido, seguramente por su edad, por apenas alimentarse y no descansar lo suficiente... Esta exhausta y además seguro se vio impotente por no poder ayudar a su padre pero en unas horas estará mejor... Debería alimentarse bien y permanecer tumbada al menos hasta mañana.

-Pe-Pero yo te-tengo que irme, no pu-puedo permanecer aquí po-or más ti-tiempo.

-Lo sé pero si los estima no debería dejarlos solos... Esa niña es increíblemente fuerte pero no creo que pueda soportar cuidar de su padre sin volver a recaer.

-Está bien, si no que-queda de otra me quedaré... Gra-Gracias doctor, to-tome lo suyo- dijo este dándole dinero para pagar la consulta.

Tras irse el doctor, el alfa soltó un gran suspiro.

-Genial esto es genial, ¿y ahora qué demonios se supone que voy a hacer?-dijo frustrado mirando al cielo  buscando una respuesta en el universo-...¿por qué?, ¿por qué me pones en estas situaciones tan difíciles?

¿por qué?, ¿por qué me pones en estas situaciones tan difíciles?

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14. Esperando a mi omega -Parte Tres -Zaintsee -Omegaverse  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora