Catorce

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Saint se levantó aquella mañana armado de valor y dispuesto a todo, tras preparar a Anne y al pequeño Louis, se subió en la camioneta para ir al pueblo.

Después de haber estado prácticamente toda la noche pensando, había decidido que no podía seguir así, que sus amigos tenían razón, el pueblo era pequeño y tarde o temprano Zee ataría cabos.

Después de dejar a su hija en el colegio debía ir a la granja de este y soltarle toda "la sopa", luego entre los dos, debían decidir que era mejor para el pequeño.

También había pensado mucho en el omega que había visto meses atrás con él y en que quizás aún seguían juntos o que pudiera ser que ya otro o otra ocupase ese lugar, la verdad es que ya se esperaba cualquier cosa del alfa, aunque solo le preocupaba el hecho de que eso no afectase a su hijo.

Anne estaba muy nerviosa, era su vuelta al cole después de las vacaciones y estaba deseando contarle a sus compañeros, que tenía un hermano que se llamaba Louis.

Una vez terminado de hablar un momento con la profesora, el omega dejó a su hija y puso rumbo de regreso, el bebé dormía plácidamente en su sillita puesta en los asientos traseros.

Cuando Saint divisó a lo lejos la granja del moreno, notó sus piernas temblar y su corazón palpitar hasta casi salirsele del pecho, se sintió tonto y  pensó que debía serenarse.

No podía mostrarse débil, él era autosuficiente y si Zee se ponía pesado, cogería a su hijo y regresaría a su granja.

Aparcó la camioneta en la entrada y respiró hondo.

—Bueno cariño, tú quédate aquí dormidito, yo hablaré con tu papá y que sea lo que Dios quiera—le susurró a su pequeño mirándolo por el retrovisor.

El alfa estaba en la casa revisando unas facturas mientras esperaba al veterinario, ya que una de sus vacas no estaba bien, Su empleado beta se estaba ocupando del resto de los animales y Yatch había ido al pueblo para hacer unos recados.

El omega salió del coche decidido, llamó a la puerta y volvió a suspirar, mientras esperaba que este le abriese la puerta o en el peor de los casos, lo hiciese el chico en bata y con su pelo revuelto por haber estado retozando toda la noche con él.

Finalmente Saint comprobó que fue Zee quién le abrió y éste se había quedado totalmente perplejo por tenerlo ante su puerta después de tanto tiempo.

—Sa-Saint, ¿tú aquí?—preguntó confuso— ...¿o-ocurre algo?, ¿A-Anne está bien?.

El omega asintió.

—¿Pu-Puedo pasar un mo-momento?—preguntó nervioso este, echando un vistazo hacía su coche por si escuchaba a Louis.

—S-Si claro, pasa—dijo el alfa apartándose aún sin creérselo.

Este entró y notó un suave olor a omega y eso aún lo puso más nervioso y ya no le parecía tan buena idea estar allí.

—Tú dirás—dijo el alfa—...¿en qué puedo ayudarte?.

—No, no ve-vengo a pe-pedirte ayuda pero es no-normal que te pre-preguntes que hago aquí—dijo sacando sus manos de los bolsillos de su abrigo para frotarse la nariz, el olor de omega lo estaba desconcentrando —... emm...pu-pues verás, te-tengo que decirte a-algo muy im-importante.

El alfa podía oler el nerviosismo y el miedo del omega, el cual temblaba frente a él, todavía mucho más hermoso de lo que recordaba.

—La verdad es que tiene que ser muy importante para que tú hayas venido hasta aquí pero tranquilo Saint, te escucho—dijo el alfa ya más recuperado de la impresión.

—¿Re-Recuerdas la noche que tú y yo....bueno la noche esa que nosotros emm...

—Si Saint, la recuerdo—habló el alfa con pesar—... ¿qué pasa con ella?,  yo ya te expliqué lo que pasó y....

—S-Si ya pero...emm—interrumpió el omega—... es que... y-yo... emm... yo...—balbuceó el omega, sin poder soltar lo que tenía ensayado.

—¿Tú qué?....¿tú entendiste lo que pasó por fin?....¿es eso lo que quieres decirme?—dijo el alfa intentando hacérselo más fácil.

—Sí, bue-bueno emm no...emm... en realidad emm...yo quería decirte q-que....emm... a-aquella noche yo me...y-yo me....—el aire se le hacía irrespirable, múltiples imágenes de Louis y el rubio desnudos, invadieron su mente—...y-yo...

El moreno empezó a preocuparse,  Saint estaba al borde de un colapso y no sabía que hacer para que se calmase.

—Por favor, tranquilizate y respira...no pasa nada...no te preocupes, yo te entiendo... Tómate el tiempo que necesites.

—¡No!, ¡n-no puedo esperar!—gritó el omega molesto consigo mismo pues el alfa no estaba entendiendo nada y a él no le salían las palabras.

Zee lo miró confuso, este apestaba a miedo y a frustración.

—¿Qué puede ser tan grave para que estés así?, jamás te había visto de ese modo Saint, por favor debes calmarte.

Entonces el omega decidió mostrarselo y que el alfa sacase sus propias conclusiones, ya que a él le estaba resultando más difícil de lo que había pensado.

—Ven —dijo finalmente cogiéndolo del brazo y sacándole de la casa.

El alfa estaba realmente confuso, Saint estaba comportando muy extraño y estaba empezando a preocuparlo.

El omega suspiró cogiendo una gran bocanada de aire fresco y entonces lo  soltó para caminar hasta a su coche mientras éste lo miraba estupefacto.

Saint abrió la puerta trasera donde el bebé seguía dormido en su sillita y lo sacó para que el alfa lo viese.

Zee se acercó totalmente anonadado, de todas las cosas que se le habían pasado por la cabeza y que podría haber pensado que podría quererle decir el omega, jamás pensó que lo que quería contarle éste era que tenía un bebé en su coche.

—Zee, este es Louis.

El moreno miró al pequeño de cerca, tenía su misma nariz y entonces lo entendió todo, el nerviosismo del omega, el hablar de aquella noche y también todos los meses que habían pasado sin verse.

—Sa-Saint, e-ese bebé es...es..

—Sí, él es nu-nuestro hijo.

—Sí, él es nu-nuestro hijo

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14. Esperando a mi omega -Parte Tres -Zaintsee -Omegaverse  TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora