13 | Gallinita ciega

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13 | Gallinita ciega

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13 | Gallinita ciega

— ¿Pero qué te dijo exactamente? —Preguntó Valentina mientras tomaba asiento en la silla y le daba un sorbo a su taza de café.

—No mucho, pero la noté rara.

— ¿Rara en qué sentido?

—No sé, rara. —Respondió Rocío para luego darle un mordisco a la tostada con manteca—. Me dijo que se iba un par de semanas a la casa de los padres y que cuando volviera nos contaba todo.

— ¿Todo qué?

—No sé, Val, no sé. —Rocío la miró con el ceño fruncido—. Además me pareció que estaba llorando, pero no le quise preguntar nada por las dudas.

Valentina quedó pensativa. Era verdad que últimamente Sofía se había estado comportando de manera extraña, a veces se encerraba en su habitación, volvía del trabajo horas más tarde y con los ojos llorosos y ya casi no se quedaba despierta hasta tarde junto con ella y Ro para cenar juntas mientras miraban el programa de canto.

Terminaron de desayunar en silencio, ambas intentando encontrar una razón lógica para entender por qué su amiga había decidido irse de un día para otro. Rocío dejó su taza de café dentro de la pileta, se apresuró en lavarse los dientes y cambiarse el pijama por ropa de calle para después colocarse su guardapolvo. Se despidió de Valentina con un beso en la mejilla y se fue del apartamento casi corriendo porque sintió que se le hacía tarde.

Val se quedó sentada en la cocina, mirando un punto fijo de la pared y pensando en si era mejor volver a acostarse y dormir un poco más o quedarse levantada y aprovechar la mañana. Al final se decidió por la segunda opción, creyó que sería una buena idea comenzar a organizar las cosas para la fiesta de cumpleaños de Fabio, no quería dejar todo para último momento porque se conocía lo suficiente como para saber que luego se estresaría por no poder llegar a preparar todo.

Caminó hacia su habitación y se cambió el pijama por una calza negra y un buzo color verde, se calzó un par de zapatillas negras y se ató el cabello en una coleta media. Guardó la billetera y el celular dentro de su cartera y salió del apartamento sin prisa.

Se tomó un colectivo y decidió que el primer lugar al que iría sería a la papelería. Luego pasaría por el supermercado para comprar ingredientes para cocinarle una torta al hombre. Obviamente dejaría eso a manos de Chiara, porque sabía que si lo intentaba o la torta quedaba cruda o la quemaría. Se bajó en una parada en el centro de la ciudad y caminó en silencio hacia la papelería más cercana. Compró cartulinas de varios colores, brillantina y marcadores para poder decorar, su idea era que los niños hagan las invitaciones que le darían a los amigos y familiares de Fabio. Sabía que no habría algo más lindo que todo hecho a mano y con amor de los pequeños.

Luego fue hacia el supermercado para ya sí comprar lo que Chiara necesitaría para hacer una torta rica y grande para todos los invitados. Terminó sus compras a las diez y media de la mañana y frunció el ceño molesta porque no se había tardado casi nada en hacer todo lo que había planeado y porque aún faltaba mucho para la hora de empezar a trabajar.

No fue mi intención amarte [FDT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora