Sólo amigos

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—¿En serio? —escuché su risa a través del audio que me había enviado por Whatsapp —. ¡Eso debió ser genial, Boruto! Tus compañeros son muy divertidos.

Sonreí y me reí solo. Ahora me tocaba a mí mandar un audio.

—¡Sí, lo hubieses visto, 'ttebasa! —seguí riéndome —. La cara que hizo Shikadai es algo que no olvidaré jamás.

¿Con quién hablo? Pues, él es mi mejor amigo de Internet (o Redes Sociales, como prefieran llamarle), su nombre es Mitsuki; pero en su momento cuando lo conocí hace tan sólo un mes tenía como nombre de perfil "Hebi".

Concretamente, nos habíamos hecho amigos por medio de Instagram, donde yo comencé a "seguirlo" porque me gustaba mucho las fotos artísticas que subía a su cuenta. Se trataba de imágenes de paisajes en distintos momentos del día y la noche, donde se puede apreciar los diferentes contrastes de la luz dependiendo del momento en que la foto era tomada.

Al cabo de un par de días, al animarnos a hablar por el chat de aquella aplicación, nos hicimos tan amigos que terminó confesándome su nombre real, su edad (20, yo 15), e, incluso, nos pasamos los números de celular.
Ahora no dejamos de enviarnos mensajes y audios por Whatsapp. Podemos pasar largas horas hablando, jamás me aburro de nuestras conversaciones. El tiempo se vuelve segundos cuando se trata de él.

Mitsuki ya sabe casi todo de mi vida: desde que vivo con mis padres; los nombres de algunos de mis compañeros; las notas que obtengo en los exámenes; mis pasatiempos; la comida que más me gusta; en fin, sabe muchas cosas.

Obviamente, yo también sé acerca de su vida aunque no suele hablar tanto de asuntos personales. Es más retraído o reservado, siéndome un poco difícil obtener algún dato relevante acerca de él. Pero, gracias a mi capacidad de convencimiento, tarde o temprano termino por hacerle hablar. Y, aunque él diga lo contrario, su vida me parece muy interesante. Me ha contado que solía ser estudiante de intercambio y así pudo conocer muchos paisajes y lugares; asombrándose con las distintas maravillas que la naturaleza nos regala. Me confesó que tiene una gran obsesión con observar el cielo, tanto de día como de noche, y que suele encontrar en aquello intangible o inalcanzable, algo maravilloso para admirar.

En fin, ¡Mitsuki es increíble! Único en su tipo, diría yo.

—Oye, Boruto — se trataba de otro audio —, lamento decirlo pero, considerando que ya son las cuatro de la mañana, creo que deberías ir a dormir o mañana no podrás prestar atención en clase...

Mordí mi labio inferior. No quería dejar de hablar con él; no tenía sueño tampoco. Así que, para evitar que oyera mi voz de desilusión, decidí enviarle un mensaje de texto.

"¿Ya te cansaste de mí? 😞 ¿no me quieres más?"

Las tildes se volvieron azules al instante. Y no se porqué, su "escribiendo" le hizo dar un brinco a mi corazón, como si me pusiera nervioso o emocionado la respuesta que me pudiera dar.

¿Qué rayos me pasa?, pensé. Después de todo, yo sólo se lo pregunté en broma, una tonta dramatización para estirar un poco más nuestro divertido diálogo. Entonces, ¡porqué mi corazón tenía que latir de esta manera!

Percatándome de que estaba demorándose en responder, decidí destensar la conversación; ya que comenzaba a creer que le había caído mal mi comentario o que al menos le había incomodado.

"De acuerdo, seguimos hablando mañana, Mitsuki. ¡Cuídate! 😉"

Otra vez, su "leído" en azul me generó ansiedad. Automáticamente cerré la aplicación y dejé el móvil sobre mi pecho mientras cubría mi rostro con ambas manos.

MitsuBoru: En línea [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora