Amor de moda

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Como si mi cuerpo se moviera por cuenta propia, me levanté y le pasé a un lado a mi madre. Ella intentó detenerme pero no lo logró.

Rápidamente, me dirigí hacia la puerta de casa y, tras tomar mis llaves, salí sin decir una sola palabra. Escuché cómo mi madre me llamaba desde lo lejos pero no hice caso, la ignoré.

Sabía que esto empeoraría más todo, pero lo necesitaba. Mi cuerpo exigía una vez más la protección y la tranquilidad que me brindaban sus abrazos y sus palabras...

Por suerte no demoré mucho en llegar y, una vez que estuve frente a su puerta, la golpeé. Estaba inquieto, asustado.

Por favor Mitsuki, abre, repetía una y otra vez en mi mente. Quizás habían pasado sólo dos minutos, pero para mí parecía una eternidad.

La puerta de pronto se abrió y mis ojos se encontraron con los suyos. Me miró con esos penetrantes ojos que tiene, y lo único que pude escuchar fue el latido ensordecedor de mi corazón por la ansiedad que sentía en este momento.

Él inspiró con fuerza y me abrazó, comprendiendo cuánto estaba necesitándolo.

—Dime —segundos después se separó de mí para volver a mirarme, notando la preocupación en mis ojos —. ¿Qué sucedió?

—Mi madre ya sabe la verdad —anuncié lastimero, no hacía falta dar tanto detalle para que él supiera a lo que estaba refiriéndome —. Y yo no sé qué hacer, 'ttebasa.

Mitsuki hizo una mueca con su boca y, tras suspirar forzadamente, sonrió con dulzura, como si nada de eso estuviera afectándole.

—Entiendo...—me rodeó con sus brazos y yo, de cierta forma, me sentí a salvo —. Pero tranquilo, amor.

—Fue mi culpa, lo arruiné todo...—confesé con tristeza —, y me da miedo perjudicar tu vida, Mitsu.

Él, en vez de alejarse, se aferró a mí con mayor fuerza. No deseaba soltarme, y yo lo agradecía, pero, al cabo de unos segundos, terminó separándose un poco para mirarme a los ojos.

—Jamás podrías arruinar nada de mi vida...eres lo mejor que me ha pasado, hablo en serio —me dijo mientras me asía delicadamente la mano, invitándome a pasar.

Ambos nos dirigimos a la sala y nos sentamos en el sofá. Una vez que estuvimos descalzos para estar más cómodos y "relajados", yo subí los pies y me abracé a mis rodillas hundiendo mi mentón entre ellas, mientras que él acomodaba su cuerpo apoyando un brazo sobre el respaldo del sillón.

—Yo sólo quiero ser feliz contigo, Mitsuki —solté tras un breve silencio —. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?

—Muchas veces cuesta conseguir lo que uno más desea —respondió, con una de sus manos sobre su pierna —. Pero justamente esa dificultad hace que uno valore más aquello que tanto anheló.

Yo ladeé un poco mi rostro y lo miré, escuchándolo atentamente.

—Como cuando me enteré que tenías novia...—recordó —, para ese momento ya me había enamorado completamente de ti. Aún así, no iba a rendirme. Muy probablemente esperaría a ver si ella era la indicada para ti, y en caso de no serlo, lucharía por ti...Y ahora estás aquí, diciéndome que no quieres separarte de mí —bajó la mano del respaldo y comenzó a acariciar mi cabello —. Ahora somos dos luchando por lo mismo...por nuestro amor. Y eso lo hace aún más hermoso...

Él es hermoso. Definitivamente es el ser más grandioso que he podido conocer...

Pocas veces son las que le oigo hablar tanto pero, cuando lo hace, sólo logra deslumbrarme más y más.

MitsuBoru: En línea [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora