Un "en línea" de amor

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Había pasado más de un mes desde que Mitsuki fue privado de su libertad. Algo que, indudablemente, era demasiado injusto...

"4 años de prisión con libertad condicional", esa fue la sentencia que el padre de Sumire está intentando hacer que se dictamine en el posible juicio de mi novio, si es que llega a darse esa situación. Lo cierto es que aún están analizando las pruebas y los hechos que lo culpabilizan de algo que, en mi parecer, es absurdo.

Mitsuki no tiene ni la personalidad ni las intenciones para hacerle absolutamente ningún mal a nadie. Ni siquiera se ha metido en problemas anteriormente; en efecto, tiene un prontuario impecable.

Mi corazón se aceleraba y me abrumaba una sensación de pánico y angustia cada vez que me enteraba que el abogado de Mitsu había ido a verle, lo sentía como si mi vida corriera peligro. Pero la realidad es que lo que corre peligro, es mi relación con él. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que él desee seguir viéndome después de todo lo sucedido. No olvidaré su cara de desilusión y dolor cuando fue llevado esposado a su celda momentánea.

"¡Boruto! ¿Dónde te metiste esta vez? Por favor, ven a clases o terminarás teniendo problemas...y eso será un total fastidio😪", ese era un mensaje que me acababa de enviar Shikadai. El asunto es que, hace ya un par de semanas, vengo ausentándome de las clases, o más bien, escapándome de la escuela. De hecho, muchas veces ni llego a ingresar. Sólo me paro frente a la puerta de entrada y, luego de disculparme mentalmente con mis padres por no cumplir con mi deber diario como alumno, me doy la vuelta y huyo de allí. Usualmente termino dirigiéndome hacia la casa de Mitsuki, donde me quedo un largo rato pensando y recordando momentos vividos con él. Obvio que no llego a entrar, no tengo sus llaves, pero me siento en las escaleras del pórtico de su edificio y allí dejo que pase el tiempo. Solo. Sin él.

Cualquiera podría considerar el faltar a clases como un acto de rebeldía, pero no es así. No puedo estar allí fingiendo que todo está bien, cuando sé que el amor de mi vida está encerrado injustamente en una celda. No puedo ignorar ese hecho.

"Ey, cenicienta, ¿volviste a escaparte? 😪😪😪😪

¿Qué sigue?..¿robar autos? ¿Nadar con vagabundos?"

"Te recuerdo que eso no es algo que suelen hacer los princesos"

Ahora era Inojin quien intentaba "convencerme" de ir a la escuela. Aunque siempre tiene una extraña forma de persuadir a la gente...

En fin, ¡no, no iré! No tengo nada que hacer allí.

Además, justamente en ese lugar, está el mayor problema de todos, y el cual más me perturba: Sumire.

Ella se había convertido en toda una maldita perra. Y cuando digo perra, me refiero a que se merece el gran premio a la crueldad.

No me gusta hablar así de la gente pero no sé si ella actualmente merezca ser considerada como una "persona". Me está haciendo la vida imposible...

Literalmente, casi todos los días se esfuerza por incomodarme, por maltratarme o hace que compañeros de otras divisiones me molesten. Yo intento ser fuerte y que no me afecte, pero lo cierto es que sí lo hace. Me duele mucho que la mayoría hable cosas feas de mí a mis espaldas o se burlen directamente en mi cara.

Y, además de ese tema, también está el divorcio de mis padres. Lo han iniciado hace poco y por lo tanto mi hogar es todo un caos. Himawari es la que más sufre porque no quiere ver cómo sus padres se separan por falta de amor. Aún es muy joven y le cuesta entenderlo, aunque poco a poco va haciéndose la idea. Yo siempre intento animarla, asegurándole que nada va a cambiar, más que el hecho de que nuestro padre pronto vivirá en otra casa. Le digo que la seguirán amando y que no tiene porqué preocuparse.

MitsuBoru: En línea [AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora