Adán
Empieza el miércoles y ya me siento sin energías. Tras la conversación de ayer con Mikhail, me siento extraño. Desde el minuto uno, tenía claro que él no me interesaba por su trabajo, y que todo lo que nos unía era mi profesión; aun así, como un idiota, había mantenido una especie de esperanza de poder tener algo más cercano con él; pero se esfumó esa idea tras su comentario: «Sólo somos dos personas que han coincidido por ciertos hechos que, una vez hayan acabado...», recuerdo con pesar.
Desayuno despacio, mirando a la nada mientras me bebo el café y me como un par de tostadas. Pienso que podría hablarlo con Mikhail, que podría formar parte de su vida... Alzo la vista y contemplo las fotos de la pared; «Lo siento», me lamento, agachando el rostro con vergüenza; «Quizá no sea capaz de pensar sólo en una amistad, y lo mejor es que me aleje de él».
Al final, dejo lo que me queda del desayuno y me voy al trabajo. Nada más llegar, Lola me llama a su despacho.
—Buenos días —indico al entrar, pero con pocos ánimos.
—Buenos días —responde, invitándome a sentarme ante su escritorio.
—¿Pasa algo? —pregunto extrañado.
—Esto es el calendario del viaje a París. —Me tiende un papel, arrastrándolo por la mesa.
Lo cojo, lo miro y leo la fecha señalada con bolígrafo rojo: «25 de febrero al 5 de marzo».
—¿Tienes tiempo de prepararte para el viaje? —pregunta seria.
—¿Yo...? ¿Voy a ir a París? —pregunto inquieto.
Después de todo lo que pasé, no he salido ni de la ciudad, así que me abruma la idea de irme lejos unas semanas y no tener a Fran y al resto cerca.
—Bueno, quería plantearte salir antes; el lunes que viene.
—¿El lunes?
—Sí; tengo unos trabajos previos a la Fashion Week, y de los que quiero ocuparme contigo como fotógrafo. ¿Qué me dices?
Miro el calendario. «Es una gran oportunidad. Sería como cumplir un sueño», pienso temeroso; «Lola confía en mí, me está dando la mano...».
—Yo... —musito, callando después.
—Sé que es muy precipitado, pero me han dado el visto bueno hace nada. Nos vamos en cuatro días; siento no dejarte más tiempo para pens...
—I-iré —respondo tan seguro como puedo; «No debo dejar escapar esta oferta», me recuerdo para darme fuerzas.
—Me alegro —dice, dibujando una sonrisa satisfactoria—. ¿Tendrás tiempo de prepararte?
—Sí, no será problema. —Asiento con seguridad.
—Ya puedes ir a trabajar, y si necesitas salir antes o...
—No será necesario, gracias.
Me despido de ella y me voy al estudio; hay un ir y venir constante de modelos y, entre ellos, aparece André.
—¿Qué te dijo Lola? —pregunta sin siquiera saludar; parece ansioso por el tono.
—Que voy a París —indico sin saber aún como sentirme.
—Super! —exclama feliz—. Me alegro tanto... Tengo muchas ganas de enseñarte todo, y de llevarte a cenar a los mejores lugares, y...
—Recuerdas que vamos por trabajo, ¿verdad? —pregunto, viéndolo demasiado entusiasmado.
ESTÁS LEYENDO
La tentación de Adán
Любовные романыAdán es un hombre con un lastre emocional que no logra soltar. Sus amigos, en un intento de volver a verlo relacionarse con alguien que no sea ellos o un compañero de trabajo, urden un plan a sus espaldas para sacarlo de su burbuja de tristeza. Es p...