Capítulo 9.

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Nota de la autora:

Actualmente tengo 3 historias activas. Una de ellas ya por terminar. Así que para actualizar voy de uno en uno. El aproximado de tiempo para cada una será de un capitulo por semana.

Gracias por sus comentarios. 💕

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PDV Krist Perawat

No me juzguen. No es que desde un principio tuviera la intención de hacerle daño a la señora. De hecho nunca figuró de gran manera en mis planes. Sin embargo, en tan poco tiempo llegó a colmar mi paciencia como pocas personas lo han logrado. 

Me considero a pesar de todo una persona tolerante… siempre y cuando ese alguien no interfiera en mis planes, todo está bien. P’Singto es el principal culpable, de eso no tengo duda, porque por más que se intente, cuando una persona está segura de lo que quiere hacer, no hay nada que pueda hacerlo cambiar de opinión. Entonces, aunque sus padres hayan tenido que ver con el abandono de su carrera en ascenso, él tiene la culpa por ceder. Por ser débil.

Eso no lo tolero. 

Cuando llegué a la casa de P’ pude ver que una ambulancia se llevaba a la señora inconsciente. Estaba preparado para la actuación de mi vida cuando lo vi salir tras la camilla, yo aún parado en medio de la calle entre los vecinos curiosos. Entonces cuando se dio cuenta que estaba allí, en vez de subir en la ambulancia se acercó hacia mí. Tenía los ojos rojos y brotaban lágrimas por las esquinas. Se veía que estaba tratando de controlarse. 

-¿Qué pasó P’Singto? -durante la llamada no había podido articular mucho. Muy a penas pudo decirme que regresara pronto, que había encontrado a su madre en el suelo y no reaccionaba. 

-Parece que cayó por las escaleras… Nong Krist, había tanta sangre. -y ahora que lo mencionaba él mismo estaba cubierto de ella. 

-No puede ser… -la ambulancia arrancó su camino. Había algo que no me cuadraba. ¿Por qué una ambulancia a menos que…?

-Vamos en mi auto, les dije que yo los alcanzaba en el hospital. -yo lo seguí, aunque no tuve mucha opción ya que tomó mi mano con fuerza. Tanta que casi me dolía. 

-Pero, entonces ella… -me di cuenta que estaba a punto de ser imprudente. Pero es que el contacto con su mano no me ayudaba mucho. Cuando tuvimos que entrar al coche me soltó pero una vez adentro volvió a tomarla por un instante para luego empezar a manejar. 

-Dicen que aún tiene signos vitales… -las palabras salieron en medio de un sollozo- pero que no hay muchas esperanzas. 

-... -está viva…

-Tú y yo dejamos la casa desde muy temprano. Sabrá Dios cuánto tiempo estuvo allí en el piso sola... -dio un golpe al volante enfadado.
-P’ no es tu culpa… -me va a delatar. Lo va a hacer. Si logra hablar será lo primero que dirá. Tengo que desaparecer antes de que despierte. 

-Te lo dije justo la semana pasada. La iluminación siempre ha sido un problema y con su edad su vista ya no es la misma. Ya antes había tropezado. Debí hacer algo… -me va a odiar. Mis planes se van a venir abajo. Maldita sea, debí asegurarme que estaba muerta. 

No hablamos el resto del camino. Solo puse mi mano sobre la suya y no es como si el camino estuviera muy largo. En el fondo estaba pensando en planes, o huía de inmediato o me aseguraba ya estando dentro del hospital junto con P’ de acabar con lo incompleto. 

Entramos al hospital, en esta ocasión no tomó mi mano. Iba yo en silencio detrás de él mientras preguntaba el paradero de su madre. Después de todo no necesité actuar. Realmente estaba preocupado por saber qué es lo que pasaría. ¿Terminaré en la cárcel? Esa era una posibilidad que no podía descartar. Aún tenía mis documentos vigentes, podría huir del país antes de que todo esto explote. Creo que esa es la mejor opción. 

Soy tu más grande admirador - Peraya / Krist SingtoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora