Soy tu más grande admirador - Peraya / Krist Singto

Capítulo 8

[Punto de vista Krist Perawat]

Una madre siempre sabe…

Aunque su inteligencia no sea mucha, como en el caso de la mía. Tienen ese sexto sentido que les indica cuando su pequeño corre peligro. Quizás si hubiese sido un poco más insistente en su preocupación por la obsesión que tenía por P'Singto no hubiera terminado donde estoy ahora.

Pero no. Cuando se dio cuenta que no se trataba de una simple etapa en la búsqueda de la identidad adolescente ya era demasiado tarde. Aunque fingió compadecerse y entender mi dolor cuando pasó lo que yo llamo "la gran tragedia", estoy segura que en el fondo agradeció al universo que por fin me haya "curado" de mi trauma.

Si supieras, querida madre… aunque sé que en el fondo algo sospecha. Pero como he cumplido con mis deberes de hijo, el mostrarle mis fotos actuales a sus amigas, presumir mi apariencia y mis estudios le es más que suficiente. No creo que ahora le molestase si le dijera por fin que soy homosexual.

¿Qué pensarías de P'Singto como yerno, madre?

Esos pensamientos tan bobos tenía mientras me miraba en el gran espejo de mi habitación. Era espaciosa y cómoda. Toda olía a él. Aunque el gusto ciertamente era demasiado maduro. Hasta el nuevo estilo anticuado me gusta. Años luz de diferencia a su anterior mansión que había visto en el tour especial que había grabado años atrás. 

[Punto de vista Singto Prachaya]

-¿Cómo está Fang? Espero que pronto pueda visitarnos… ¿Hijo? -estaba pensando en cómo decirle a mi madre que ahora seríamos tres viviendo en la casa cuando me percaté que me veía como esperando una respuesta.

-Perdón, ¿dijiste algo? -pregunté apenado mientras me acercaba a tomar la taza con café que me había preparado.

-Te pregunté por Fang. -su mirada fue un poco severa.

-Ah, ella está bien. Ayer cenamos con unos amigos. -justo cuando di un sorbo a mi bebida, el sonido de una secadora de cabello resonó en toda la casa. 

-¿Se quedó aquí? -preguntó mi madre incrédula aunque parecía esconder alegría entre palabras.

-No. -dije un poco ofendido por su pregunta. No importaba los años que teníamos de relación, siempre había sido muy respetuoso en ese aspecto. No voy a mentir y decir que entre nosotros no ha pasado nada de ese tipo de cosas pero jamás en las casas de nuestros padres. 

-¿Entonces?

-Es un compañero de trabajo, ya sabes que no me gusta agobiarte con los temas de la empresa como mi padre lo hacía. -ambos ya estábamos en la mesa desayunadora, mi madre abrió la ventana que dejó entrar el olor de las plantas bañadas por el rocío de la mañana.- Pero el nuevo chico que nos ha estado ayudando con las estrategias de venta, ha resultado muy bueno. 

-Me alegra mucho escucharlo; ojalá puedas comentarle a tu padre en tu próxima visita. Aunque lo olvide pronto, creo que lo animará. -puso la expresión de siempre cuando se trataba de papá pero se recuperó para retomar la plática. -Pero, ¿qué hace aquí? 

-Espero que no te moleste, pero lo he invitado a que se quede algunos días. Tiene muy poco en Bangkok y tuvo un inconveniente con el departamento que rentaba…

-¿No será algún chico problemático? -dijo inmediatamente alarmada.

-Todo lo contrario, es muy tranquilo. Pero sus compañeros al parecer no lo eran. -sentí un nudo en la garganta al recordar la escena de ayer.

No pasó mucho tiempo para que Krist se presentara en la cocina y fuera invitado a sentarse junto con nosotros a la mesa, solo que en vez del típico café prefirió una taza de leche. Siempre teniendo esas preferencias tan infantiles.