Capítulo 10

248 38 6
                                    

PDV Krist Perawat

La mujer se la pasaba en casa todo lo que podía. Me hacía querer arrastrarla de los cabellos por todo el lugar. . 

Con el pretexto de “cuidar de P’Singto” ahora que su madre estaba en estado vegetal en el hospital le sobraban oportunidades para quedarse aquí. Seguramente me odiaba por vivir aquí, y no porque sospeche de lo mío con P’, sino porque en su mente yo soy el único motivo por el cual P’Sing no le ha pedido que se quede a vivir aquí indefinidamente. 

-Te he preparado el lonche para mañana. Así que no olvides alimentarte bien en tus horas laborales. -la tonta de Fang ni siquiera sabía cocinar tan bien como yo pero insistía en hacer que él se comiera sus porquerías. 

-Está bien. -la típica respuesta cortante y el beso de compromiso en los labios. He visto a gente besar a sus mascotas con más ánimo. 

-Bueno, entonces vuelvo mañana cuando regresen del trabajo. Que estés muy bien Nong Krist, te encargo mucho a mi guapo. -quiero vomitar. 

-Claro, P’Fang, muchas gracias por todo. -ya lárgate de una vez. 

La despedimos desde la acera de la calle frente a la casa. Siendo lo suficientemente caballerosos con una dama. No llevaba ni diez segundos que había dado vuelta en la esquina y su coche se había perdido de vista cuando P’ puso su brazo sobre mis hombros y dio un gran suspiro. 

-Vaya día. -dijo viendo en la dirección en que el coche había desaparecido.- Será mejor que entremos. ¿Quieres ver una película? 

-¿No es algo tarde? Mañana tenemos trabajo. -no es que la idea no me agradara, pero estaba tan asqueado de fingir mi sonrisa toda la tarde que no sé si podría mantener más mi falsa máscara de inocencia por dos horas más.

-Olvidaba que los niños pequeños deben dormir temprano. -eso sin duda picó mis costillas y mi orgullo. 

-Lo decía por tí P’, sé que con la edad es más difícil levantarse temprano. -le dije juguetonamente mientras entrábamos a la casa y tuvimos que separarnos.

-Entonces no durmamos en toda la noche, te mostraré lo que este “viejo” puede soportar aún. -pensarás que para estar en la situación en la que se encuentra, él está actuando muy relajado. Pero la verdad es que su manera de asimilarlo es comportándose muy raro. Como en negación. Eso da aún más miedo, porque tiene momentos en que se comporta muy impredecible. 

-Lo que digas P’, yo elegiré la película. -ya no se vestía tan impecable como antes, y no es que se vistiera desalineado, sino que los primeros días a mi llegada él se vestía casi como viejo. Ahora vestía un poco más casual adecuado a su edad. 

-Traeré unas cervezas también. -eso sí era nuevo. A pesar de que habíamos visto ya series o películas en la sala de la casa, era la primera vez que el alcohol hacía aparición. 

Una vez que estuvimos sentados en el piso frente al televisor quise alcanzar una cerveza (aunque no me gusta tomar, el hastío que me había provocado la mujer me hacía necesitarlo). 

-Ah, ah, ah. -antes de que pudiera llevarla a mis labios P’ me la arrebató.- Los niños pueden desvelarse pero no pueden tomar. No después de ver como te pusiste la última vez. 

-No es justo. -le dije haciendo berrinche. 

-Sin discusión. -P’ tenía el cabello despeinado en ese momento y su camisa blanca desabotonada casi hasta la mitad del pecho. Se veía tan apuesto. 

La película no resultaba nada interesante para mí en comparación a la imagen que tenía a mi izquierda.

De cualquier forma veía la pantalla fingiendo ver con atención. De vez en cuando sentía su mirada sobre mí y sudaba frío tratando de actuar natural. Me enojaba saber lo nervioso que me podía poner. Entonces me animaba algunas veces a voltear y el número de botellas a su lado se iba incrementando.

Soy tu más grande admirador - Peraya / Krist SingtoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora