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Abrí los ojos con dificultad, estaba adolorida y no podía sentir ninguna extremidad de mi cuerpo. Observé a mi alrededor, la habitación era blanca, posiblemente estaba en el hospital, poco a poco empecé a sentir como un líquido corría por mis venas, cómo respiraba de manera artificial atravez de unos pequeños tubos y el sonido de un "bip" en la habitación. Observé mi cuerpo y había vendas por todas partes, mi brazo izquierdo y mi pierna derecha estaban envueltos en un yeso, tal vez estaban rotos. A medida que observaba más heridas de mi cuerpo me venían a la mente imágenes borrosas, creo que fue lo que sucedió después de haberme desmayado.

Me sentía cansada, apenas tenía la energía como para abrir los ojos. De pronto una enfermera entró en la habitación, era joven y parecía amable.

- Buenos días, pequeña, ¡Qué bien, veo que ya despertaste! -me saludó sonriendo de manera amable y yo le correspondí con una leve sonrisa, empezó a revisarme con sumo cuidado aún con una sonrisa. Revisó mi corazón, mis pulmones y las sondas a las que estaba conectada.- Bien, todo está bien, te estás recuperando de maravilla, le avisaré a el doctor y a tus tíos sobre esto -trató de darme ánimos mientras apuntaba algo en el formulario a llenar, se notaba qué de verdad amaba su trabajo.- Saldré para avisarles, si necesitas mi ayuda puedes apretar este botón, ¿De acuerdo? -asentí con la cabeza y salió de la habitación.

La seguí con mi mirada hasta que la perdí de vista, cerré mis ojos nuevamente, estaba por quedarme dormida cuando entraron mis tíos mirándome con alivio mientras se acercaban a la cama, parecían muy preocupados por mi, ambos se sentaron al lado de mi cama.

- ¡Akiko!, Gracias a Dios que estás bien, me tenías muy preocupada -mi tía acaricio mi cabello para después besar mi frente. Ambos parecían preocupados y cansados, querían estar ahí para cuando despertara.

- ¿Qué pasó? -cuestioné y su semblante cambio de manera drástica.

- Cuando llegamos había muchos autos de policía alrededor de la casa, cuando entramos... Los paramédicos te estaban metiendo en la ambulancia para traerte aquí -me explicó mi tío mientras mi tía Hanako sostenía mi mano derecha y acariciaba el dorso de esta.- Nos dijeron que tenías heridas muy profundas, que te habías fracturado el brazo y la pierna y que habías perdido mucha sangre debido a unos cortes profundos en tu pierna derecha y en tus antebrazos. Estábamos tan preocupados que... -pausó un momento, mi tío sentía un nudo en la garganta... Lo podía ver en sus ojos, podía ver la impotencia, la culpa y la tristeza en ellos.

Me sentí impotente, quería consolarlos y abrazarlos para decirles que estaba bien, sin embargo estaba postrada en esa cama, sin poder moverme ni un centímetro por mi cuerpo magullado, así que solo pude levantar mi mano y acariciar su mejilla justo como solía hacer mi abuela para tranquilizarlo. Lo hice por un momento breve puesto que no tenía la fuerza suficiente cómo para abrazarlo tan fuerte como yo quería.

- ¿Dónde está? -pregunté sin fuerzas, aún me preocupaba en dónde estaba, porque si se escapó sé que volverá para terminar con el trabajo que dejó a medias.

- Se la llevaron lejos, tranquila, ya no podrá hacerte daño -me respondió acariciando mi mejilla para tranquilizarme.

- ¿Que día es hoy? -cuestioné removiendome en la cama para acomodarme.

- Lunes, estuviste inconsciente durante mucho tiempo -mi tía soltó un suspiro después de responder.

Me sorprendí, no pensé que fuera demasiado grave.
Tal parece que los golpes que Naoko me dió durante dos años me hicieron daño a largo plazo, pero bueno, ya no tendría que soportarla ni un momento más, finalmente... Me sentía completamente libre de ella y de lo demás... Ya me encargaría yo en algún momento.

Loca De Amor: La Historia De Una Asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora