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- No te presiones si no puedes correr igual que tus compañeros, si te cansas puedes decirle a el profesor, en tu mochila puse una nota que dice que puedes faltar a gimnasia si te sientes muy cansada, haz las cosas con calma, ¿de acuerdo? -mi tío Makoto estaba conduciendo a mi Escuela y no dejaba de hablar, se le notaba bastante nervioso por mi primer día después de todo lo que sucedió (incluso más que yo).- Si tus compañeros te molestan dile a el director...

- Tío

- Puse unas pastillas en tu mochila por si sientes mucho dolor, pero si no lo soportas ve a la enfermería...

- Tío

- Tu tía puso frutas en tu desayuno, eso te ayudará a mejorar...

- TÍO -tuve que gritarle para que me prestará atención, entiendo que esté preocupado... Pero debería relajarse un poco, solo voy de regreso a un lugar donde me acosan diariamente, no es nada.- Tranquilo, estaré bien, solo voy de regreso a el colegio, no pasará nada -traté de tranquilizarlo, sinceramente... Me sentía más tranquila ahora que vivía con ellos, tanto que no me preocupaba lo que aquellos imbéciles fueran a hacerme.

Soltó un suspiro pesado mientras seguía observando el camino- Lo siento, estoy algo nervioso, eso es todo -le sonreí y pareció tranquilizarlo.

Llegamos, se estacionó frente a la entrada en lo que yo tomaba mis cosas, le di un beso en la mejilla, abrí la puerta y baje del auto.- Oh... Lo olvidaba, Daruma Sama vendrá por ti.

- ¿Y mi tía Hanako? -pregunté y él frunció el ceño, como si estuviera buscando las palabras para explicarme algo. Últimamente habían estado muy extraños y mi tía Hanako se había ido antes de que yo despertara.

- Está algo... Ocupada -tardó mucho en responder... Tal vez solo sea cosas mías.- Cuídate mucho, Akiko.

Asentí con la cabeza y cerré la puerta.- Que tenga un excelente día -me despedí y entré a el colegio.

Cuando entré a la escuela todos estaban mirándome, no comprendo el porque, siempre he Sido invisible ante los demás pero me importa un comino, yo vengo aquí a estudiar, no ha prestarle atención a lo que los demás hagan o digan sobre mi, me cambié las zapatillas y me dirigí a mi clase como siempre lo he hecho.

En el aula de clase, todas las miradas estaban sobre mi y el silencio se hizo presente, camine a mi puesto mientras escuchaba murmullos al alrededor, ordené mis cosas y me senté en este, como siempre lo había hecho. Miré hacía al frente y me encontré con la mirada de todos, como si estuvieran viendo a un fantasma. ¿Pero qué les sucede?

- ¿Qué? -les cuestioné algo molesta, asustados desviaron la mirada y empezaron a murmurar entre si.

Saqué un libro y empecé el reporte que nos habían pedido para hoy, ya lo tenía hecho solo me faltaba terminar unas cosillas.- Oye... -levanté la vista solo para encontrarme las miradas de el grupo de estupidas de siempre, ¿Que quieren?.- ¿Es cierto que... Estuviste en el... Hospital? -habló Kimi fingiendo sentirse triste por mi, fruncí el ceño, ¿Desde cuando les importa lo que pase con el saco de boxeo del aula?.

- T-Te trajimos regalos -en sus manos tenían chocolates, peluches, dulces de wasabi, pokis, brotes de bambú, entre otras cosas que dejaron en mi pupitre.- Debiste de pasarla muy mal, también... Sabiendo que tu madre... -hizo una pausa como si sintiera compasión de mi. Me molesta tanto todo esto, a ellas no les importa cómo estoy, solo quieren quedar bien enfrente de toda la clase, pero no las voy a dejar.

- ¿Y a ustedes que les importa? -me levanté de mi asiento.- Me han estado tratando mal desde que llegué aquí, nunca les importó si esa "zorra" estaba mal o pasando por un mal momento, ¿Y ahora que fuí al hospital les importa cómo estoy?, Claro, tengo que casi morirme para que ustedes me concideren una persona, ¿Verdad? -siempre he odiado la lastima de las personas.- Háganme un favor, tomen su hipocresía y sus regalos y alejense de mi -les dije furiosa y ellas obedecieron sin decir nada, tomaron sus regalos y se fueron a sus puestos.

Loca De Amor: La Historia De Una Asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora