9.

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Sábado.
Estaba acostada en mi cama tratando de ya no llorar mientras me debatía entre si salir de ella o no, eran las doce del medio día, no faltaba mucho para que Daruma San o mi tío fueran a ver qué sucedía conmigo (porque por deprimida que estuviera no me quedaba tan tarde en la cama). La puerta de mi habitación estaba entre abierta y podía escuchar que mi tío estaba hablando con alguien en el piso de abajo, así que posiblemente no sea él quien venga a verme. Daiki me movió el brazo con su nariz como si me invitara a salir de la cama, me dí la vuelta dándole la espalda, no se si se molestó... Pero de un momento a otro lo tenía encima de mi lamiendo mi mejilla. Creo que pensó que seguía dormida.

- Daiki... No... Bájate -me quejé, amo a Daiki... Pero es un cachorro de ya casi un año, a crecido bastante y es demasiado pesado, literalmente no podía respirar. Cómo pude tomé su peluche favorito y lo tiré al otro lado de la habitación.- Revier* -le ordené pero le importó muy poco y siguió arriba de mi.- Bring* -le volví a ordenar pero él solo bostezó.
(Busca*, Trae*).

Me resigné, suspiré y trate de volver a dormir, después de un momento dejé de sentir ese peso, tal vez se habrá ido a comer y cuando menos lo esperaba tiraron de mi pijama sacándome de la cama, caí al suelo, Daiki me estaba jalando.

- ¡DAIKI! ¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?! ¡SUÉLTAME! -le grité enfadada tratando de soltarme, él me gruñó y comenzó a arrastrarme por el suelo hasta sacarme de mi habitación.- ¡LOCKER*! ¡LOCKER! -le ordené pero él no hizo caso, en otras circunstancias esto sería divertido, pero no estoy de humor para esto.
(Suelta*)

Me golpeé la cabeza varias veces con las escaleras, pero a Daiki no le importó, me soltó hasta que llegamos a la cocina, caminó hasta mi cara y empezó a lamerla.

- A veces enserio me caes mal -le dije pero él lamió mi cara para que lo perdonara. Bueno... No puedo molestarme con mi buen amigo Daiki.

- ¡Por Dios, Akiko! -exclamó preocupado mi tío mientras se aproximaba a nosotros.- ¿Estás bien? -me ayudó a levantarme.

- Si, no es nada -dije mientras me sacudía un poco el polvo.- Daiki solo quería que saliera de la cama.

Daiki estaba olfateando a Kaori como cada mañana mientras ella jugaba en su corralito, quiere asegurarse que todo en este en orden con ella. Kaori no paraba dé reír, supongo que los bigotes de mi pequeño amigo le hacían cosquillas en la cara, después de asegurarse que Kaori estuviera bien, salió corriendo a el patio a ladrarle a unas palomas que se estaban comiendo la comida que él había dejado en su plato.

- Akiko -se acercó a mi con cautela.- ¿Cómo te sientes?, ¿Has estado bien? -parecía preocupado por cómo estaba, no lo había visto en toda la semana y quería saber qué sucedía conmigo.

- Estoy bien -respondí sin dudar, no quiero que se preocupe.

- ¿Segura? -me volvió a preguntar esta vez en un tono más insistente, supongo que Daruma San le contó lo que sucedió ayer, porque no me ha preguntado nada sobre la salida que tenía con mi tía Hanako.

En su lugar sólo volteé a verlo.- Si, estoy segura -le sonreí para no levantar sospechas, pensé que se daría cuenta pero solo me dejó estar y subió las escaleras, creo que tiene otras cosas que hacer.

- Buenos días -una chica pelirroja (obviamente teñida) entró sonriente por la puerta de la cocina.

- Buenos Días Miyamitsu Senpai -la saludé haciendo una reverencia, aún no le hablo con tanta confianza, ella quiere que seamos amigas, pero sinceramente... No a puesto mucho de su parte para que podamos tener alguna conexión, y no me da buena espina.

Los pondré un poco en contexto, en menos de dos meses después de que mi tía Hanako se fuera de casa... Llegó ella con mi tío Makoto, su nombre es Miyamitsu Kaedé, es de estatura baja, cabello corto a los hombros teñido de rojo, su complexión en algo delgada y sus ojos son oscuros, suele estar vestida con una blusa blanca y una falda negra, calzando unos tacones negros de plataforma. Se ve como su secretaria. Porqué ES una secretaria.

Loca De Amor: La Historia De Una Asesina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora