Capítulo 9.

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Hoy es la graduación. Ayer me quedé hasta tarde despierta por lo que hoy he tenido que despertarme un poco antes para ducharme y prepararme con tiempo.

-¡Carla!-grita mi madre desde el pasillo.

No contesto, puesto que la oigo llegar a la puerta y sé que acabará entrando.

Efectivamente, mi puerta se abre.

-Dime madre-pregunto.

-Verás, tú padre y yo no podremos ir a la graduación, espero que no te importe, tenemos muchísimo trabajo y no podemos retrasarnos con esto, espero que lo entiendas querida-besa mi frente.

"Que raro...No me lo esperaba par nada"

-No te preocupes madre, si una se acostumbra a todo-digo con ironía.

-Carla, algún día entenderás que el trabajo es lo primero, si no, dime que dinero tendríamos-dice enfadada.

-No creo que si tuviésemos un poco menos, fuéramos a morir, pero está bien, iré con Isaac y sus padres-digo-Ahora por favor, quiero vestirme, puedes salir por favor-ordeno.

-Pásalo bien hija-dice.

Besa mi mejilla y pone un mechón de mi pelo detrás de mi oreja, se aleja de mí, camina hacia la puerta y sale de la habitación. Vuelvo a quedarme sola. Cojo corriendo el móvil para preguntarle a Isaac si puede pasar a por mi para ir a la graduación.

"Hola, necesito un favor"

A los dos minutos responde.

"Dime, que necesitas"

"¿Puedes pasar a por mí antes de ir al instituto?"

"Pues claro, pero prefiero no sabes que ha pasado, pero me lo imagino"

"Si bueno, ya te contaré, nos vemos luego"

"Bien, en dos horas y media estoy allí, besos"

"Besos"

Dejo el móvil cargando en la cama y corro a darme una ducha. No quiero tardar mucho ya que prefiero dedicar tiempo al maquillaje y al peinado.

Salgo corriendo de la ducha, sin intentar resbalarme con el suelo y los pies mojados. Abro la puerta del baño y salgo al cuarto. Saco del armario el vestido y los complementos, sin olvidar los zapatos y los coloco para que no sufran ningún deterioro.

-Joder-susurro.

Odio arreglarme tanto, porque nunca sé por donde empezar y me pongo nerviosa. Tardo demasiado siempre que me maquillo y encima hoy también tengo que peinarme.

Camino al tocador y me siento a abrir los cajones. Primero cojo la paleta de sombras color tierra y comienzo a aplicármela sobre los párpados. Ahora la base de maquillaje con los polvos compactos y un poco de contouring. Aplico rímel en mis pestañas y un labial claro con gloss en mis gruesos labios. Por último cojo un pincel y perfilo mis cejas, siempre me gusta pintarlas, porque tengo mucha separación entre ellas, lo que hace que se vean un poco feas y así al menos lo disimulo.

Una vez finalizado el maquillaje, que he de decir que no me ha quedado nada mal. Camino al baño mientras voy quitando la toalla de mi pelo. Cojo los productos de keratina y aceite de argan que uso siempre y embadurno mi pelo con ellos, de medios a puntas, lo peino y cojo el secador.

Finalizado este proceso, voy a pensar en que peinado me hago. Juego con mis manos y mi pelo a ver que puede quedarme bien. Cojo unas horquillas y recojo mis dos laterales. El resto del pelo lo ondulo con las tenacillas. Salgo del baño a vestirme. Quedan diez minutos para que Isaac llegue a mi casa.

Una vez vestida al completo me miro en el espejo y me quedo impactada con el cambio que doy cuando me arreglo a cuando suelo de ir casual de mi día a día.

Cojo mi bolsito de mano, donde guardo el móvil y algo de dinero y bajo las escaleras hasta llegar al jardín, donde Dayana me espera.

-Que guapa estás Carla-dice sonriente.

-¿Quieres venir a verme?-pregunto.

-No, no debo, tengo que hacer muchas cosas aún en la casa-dice cabizbaja.

-Bueno, sabes que puedes venir-doy un beso en su mejilla.

Bajo las escaleras de la entrada y camino al coche del padre de Isaac.

-¡Pero que pivón de amiga tengo!-grita Isaac desde el coche.

-Calla idiota-río mientras hago un gesto de silencio.

Llego al coche y su padre me abre la puerta de atrás. Monto y saludo a todos. 

-Estás divina-dice Rosa-¿tus padres?

-Trabajando ya sabéis-digo.

-Bueno, será un gran día-dice Isaac con un tono calmante.

Y de repente, tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora